La desnudez de la obra

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Aquello que se representa en un lienzo no es más que la visión de un hombre que percibe y entiende desde su imperfecta visión.

"Altaneros" diría Louis para diferenciarnos de la normativa sociedad.

Aquello que se expone es la demostración más pura de una verdad escondida entre trazos o, por otra parte, es la más soberbia de las mentiras disfrazada de pasión en una modernidad incierta.

"Soñadores" susurraría yo para hacerle saber que lo entendía.

Es llamativa aquella tonalidad por la que cruzarías un mar, ¿qué tanto se arriesgaría usted por una expresión casi libertina?

Azul ultramar.

La luz del impresionismo es nuestro centro de interés, por ello nos enfocamos en la representación de sus efectos. ¿Cómo reaccionas ante la luminosidad?

"No separes tu calor del mío, las ansias de mi deseo se desbordan con tu tacto y me temo que sin el solo soy un pobre codicioso"

Aquellos, los pintores, usan los colores prácticamente sin mezclar ni diluir, y en muchas ocasiones sin boceto ni diseño previo. ¿Cómo es que hay quienes dibujan una vida sin estar seguros?

"Fue entonces que le miré, un jovencito apuesto y altanero digno de su sociedad pero tan frágil y lleno de coraje que sabía que quería escapar"

Ultramarinus, de ahí viene la palabra ultramar y significa «de más allá del mar», referenciando a que el pigmento azul ultramar natural era importado de Asia por vía marítima.

"Él me miró esa mañana y decidió que me retrataría. Éramos desconocidos pero, en esa habitación, en ese momento, yo era el único desconocido para él. Ahora lo pienso y en mi rostro mis labios pintan una sonrisa que en un inicio no supe mostrarle. Porque aquella simpatía suya me tomó por sorpresa"

Un mar de intensidades cubiertas por el azul que en esos ojos él vería. Un mar de miles de emociones que no comprendería la fiesta en donde ellos fueron invitados al instante en que Dios los quiso con vida. ¡Vaya condena, señor mío! ¡Vaya pena que el amor también sepa encarcelar!

"Pero vaya abrazo de la vida que era mirarle a los ojos, ¡sentirme yo una relajada realidad cuando como mantequilla me derretía a su lado!

Ha de ser él de mi mi confidente, podía yo contarle todo, algo nuevo para mi en aquella época. Creí que era mi amigo, y por supuesto que lo era si éramos más afines que nada. Sin embargo, nos amamos como la noche ama la triste melancolía, como mi querer amó su entender y como su entender amó mi querer. Devota sensación que de solo pensarla escalofríos he de sentir. Joven tacto, inexperto y ansioso. Apresurados siendo apresados por el otro. Acunados acostados bajo la garantía que nuestra propia promesa nos regalaró.

—Harry, ¿has de venir conmigo?

Corriendo un día lluvioso se besaron dos amantes, como acuarelas esparcieron su esencia bajo los efectos del agua. El olor de la tierra mojada los embriagó, el sabor del vino tinto se impregnó en la piel de Harry. A eso sabía su amado, a puros y a vino.

A eso sabía el pecado, a gloria.

—He de admitir que mantener mi mirada lejos de ti es como un juego, sé que si caigo y me rindo pierdo, me pierdo en ti y pierdo la poca cordura que tengo.

A eso sabía su amor.

1911, la familia Ormrod envía al menor de sus hijos, Harry, al internado para varnones Chaltam. Por otra parte el hijo mayor de la familia Pussett, Louis, quien ya estudiaba ahí desde años atrás, se ve en la situación de compartir habitación con el alumno de nuevo ingreso. Es ahí donde Harry Ormrod conoce al habilidoso e inventivo pintor de tiempo libre, Louis Pussett.

El retrato del joven Ormrod || Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora