Capitulo 36

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Sebastián pasaba mucho tiempo fuera, el tenía mucho trabajo y más si se sospechaba de un atentado contra la corona, Sebastián llegaba tan tarde a dormir que Ángela ya estaba dormida cuando el se acostaba y se levantaba tan temprano que solo quedaba la marca de cabeza en la almohada en la mañana. Angela estaba preocupada por el ritmo de trabajo que llevaba su marido, no le preocupaba que la engañara, conocía a Sebastián y sabía que no era capaz y aún que lo fuera los chismes corren y ella ya se haría enterado. Así que esa noche bajo al despacho de Sebastián y unos guardias se encontraban en la puerta
- Majestad - dijo uno de los guardias haciendo una reverencia
- Necesito hablar con mi esposo
- Mil disculpas majestad pero el rey nos pidió que nadie lo molestara
Ángela que no iba a aceptar un no por respuesta dijo
- Yo no soy cualquier persona, soy tu reina y te exijo que me dejes pasar
Ambos guardias se hicieron a un lado

Ahí estaba Sebastián envuelto en cientos de documentos y libros, con la frente arrugada, tan concentrado en ello que no se percato de la presencia de Ángela

Ahí estaba Sebastián envuelto en cientos de documentos y libros, con la frente arrugada, tan concentrado en ello que no se percato de la presencia de Ángela

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- Sebastián...
- Angela... disculpa... no te vi... te puedo ayudar en algo? Necesitas algo?
- Si necesito a mi esposo... así que levántate que iremos a cenar
- Ángela yo... estoy muy ocupado
- Y esos documentos seguirán aquí mañana
- Tú no lo entiendes... Yo tengo una responsabilidad tengo que cumplir con esto... no puede ser como antes, prometí anteponer todo por mi reino
- Y eso lo entiendo perfectamente... pero en este momento estoy tratando de cumplir con lo que prometí el día de nuestra boda, debo cuídate... y mírate... no duermes no comes... me preocupas
- Ángela yo...
- Mira hoy... dejemos esto si? Vamos a cenar y después tomaremos un baño, y bueno si tienes suerte tal vez te deje entrar en mi lecho y mañana organizaremos todo... por favor déjame ayudarte... se que puedo hacer más que solo planear fiestas, tardes de té y ser perseguida a todos lados por un montón de damas, te prometo que no pasará nada si dejas esto una noche
- gracias- y le dio un beso en la frente- Te amo mi reina
- Te amo mi dulce Sebastián

Ambos entraron al comedor donde se encontraban, la princesa Alexandra, Jhon, su esposa, Louis y los señores Harrintow, quienes se pusieron de pie al verlos entrar
Sebastián se sentó y Ángela a su lado
- Majestad- dijo la señora Eloise a Angela - su asiento está preparado - dijo señalando el otro extremo de la mesa
- Esta noche me sentare a lado de mi esposo, si no le molesta señora Eloíse
- Pero su majestad...
- Pero?- dijo Sebastián muy serio- escuché bien? Cuestiono una orden directa de su reina?
- No su majestad, disculpe
- Fuiste muy duro
- Ya lo hemos discutido... no me gusta que te falten al respeto... eres su reina y todos deben aprender que lo que tu digas es ley
- Atraes más moscas con miel que con vinagre
- Tú eres la miel, déjame ser el vinagre
- Tú nunca serás vinagre- dijo apretando su mano

- disculpe su majestad - dijo la princesa Alexandra para llamar la atención de Angela - quería ver si me daba unos momentos para poder hablar sobre el próximo baile, le recuerdo que con ese baile se abre la temporada de debutantes
- claro que sí su alteza, le parece si hablamos de esto pasado mañana?
- ¿Pasado mañana? Pero esperaba que me diera unos minutos después de la cena
- lo entiendo su alteza pero le he prometido esta noche toda mi atención a su majestad
- Lo entiendo su majestad, gracias

Mi ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora