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Busque con la mirada a James. Era inútil ya pasaban de las cinco y todo por culpa de Justin.
Me levante y tome mi mochila.
—________. —me volví a ver a James que estaba detrás de mi. —Pensé que no vendrías.
—Lo siento es que Justin...
—Justin. —gruño. —Ese Idiota.
—¿A ti tampoco te cae bien cierto?
Se encogió de hombros.
—No. No me cae bien. —sonrió.—Y parece que a ti tampoco.
—No. Lo odio.
—Hay una fiesta el sábado por la noche ¿Vas a ir?
—Claro.
—Será en mi casa. —me guiño el ojo.
—Claro que voy a ir.
—Te estaré esperando.
—Yo estaré allí. —me guiño el ojo y se fue.
Reí para mis adentros.
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{ Justin.}
______. Entro feliz a la casa. Esperen ella no debería estar feliz. Morgan y Pekyn no se vieron ¿Por qué...?
—¿Por qué rayos estás tan feliz?
—Una pregunta ¿Quien va a ir a la fiesta de James Morgan? —señaló su cara. —Mi, mi, mi, mi, mi. —río como tonta. —Estoy tan feliz. —empezó a subir las escaleras.
Me crucé de brazos. No puede ser cierto. No puede ser cierto. No puede ser cierto. No puede ser que ellos se vieran. ¡Yo lo impedí!
—Maldito James Morgan. Estúpida _______. Pekyn. —empecé a subir las escaleras. — ¿Quién va a ir a la fiesta de James Morgan? Mi, mi, mi, mi. —imité muy mal su voz. —Tonta Pekyn. Idiota Morgan. Estúpida Pekyn. Que se pudra Morgan. ¡Que se pudran los dos!
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Me tire a mi cama. Estaba feliz. Tomé mi teléfono. Llamé a un amigo que tenia miles de años sin llamar (en realidad sin saber de él, literal)
—Hola Asa. —dije y reí.
—Hola señorita Pekyn ¿Cómo te va la vida?
—Muy bien señor Butterfield. —le seguí el juego. —¿Y a usted?
—Excelente. —no pude verlo pero creí que sonreía. —¿Estás feliz?
—No. —mentí. —¿Por qué?
—Siempre me llamas cuando estás feliz.
—Señor Asa Butterfield yo nunca te llamo cuando estoy feliz... No casi siempre. —río. —¿Cuándo vienes a Canadá? —mire la punta de mis zapatos. —Te extraño.
—Yo igual. —río. —Pero no puedo dejar a mi mamá sola ya sabes como es.
—¿Y Valentine? Debemos tener una charla de chicas.
—Ñha. —hizo un ruido raro. —Está dormida. Ya sabes que duerme como un oso. —reí. —Y dime ¿Por qué estás tan feliz?
—Es complicado. —muy complicado, no puedo hablar de un chico con otro chico. —debo hablar de esto con Valentine...
—Sabes que puedes decirme. Dime, dime, dime. —suplico.
—¡Está bien! —me reí. —Hay un chico...
—No me digas. —dijo con voz chillona. Me reí. —Prosigue.
—Bueno... Él es popular y yo soy la X del colegio por así decirlo; y su hermana es mi mejor amiga. Pero, no sé... —suspire. —creo que me gusta mucho.—se quedó callado. Me senté en el borde de la cama—¿Asa? ¿Estás allí?
—Sí, sí lo estoy. —sonreí.
—Creo que debería irme a dormir...
—Esta bien. —suspiro. —Adiós.
—Adiós. —no corto ni yo tampoco. Y tampoco quería cortar la llamada.
—Adiós... —dijo.
—Adiós...
—Te quiero _______. Pekyn —dijo luego de un silencio.
—¡Butterfield! —reí.
—¿Qué? ¿Lo digo más fuerte? TE QUIERO __________. PEKYN.
—Yo igual. —reí. —¡Te quiero!
—¡Te quiero!
—¡Te quiero!
—Te quiero mucho linda.—reí.
—Yo igual.
