Mirar.

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No podía creer que las guarderías tenían muchas cosas que exigían, tenía que cumplir con demasiados requisitos y uno de ellos era tener un trabajo estable para poder pagar sus servicios.  Era incluso estúpido, pero esa era su única solución para quitarle un peso de encima a NamJoon que no le corresponde en lo absoluto, el chico no tenía porque cuidar a un pequeño que no era su hijo, solo era su responsabilidad y iba a cargar con eso solo.

Pero eso no evito que se sintiera pésimo cuando el pequeño de Sangmin comenzó a llorar al ser quitado de los brazos de su padre y entregado a la chica que recibía a todos los niños. Cuando miro al pequeño llorar su corazón se sintió tan mal, no quería hacerlo llorar pero no tenía otra opción, ya lo había decidido.

Sin problema alguno entro a ese gran edificio, miro a Wheein acercarse a él con una sonrisa, mirando su ceño fruncido con una risa.

—Dejame adivinar... ¿La guardería?— el abrió los ojos sorprendido, ¿Se notaba?

—¿Cómo...?

—Tengo una pequeña, en cambio ahora ella está en la escuela y su abuela la recoge más tarde, pero, pase lo mismo que tú cuando tenía que ir a la guardería casi medio día mientras yo trabajaba.— el menor suspiro, aún así se sentía mal.

—Estaba llorando, no quería separarse de mi, ya se, le pediré al asistente Park que me de la oportunidad de traerlo conmigo.

—No lo creo, escucha eres padre primerizo así que es normal que te sientas así, pero debes calmarte, es obvio que los niños lloran cuando se separan de sus padres, al final del día lo volverás a ver.— HoSeok asíntio y tomo asiento.

Tal vez ella tenía razón, tenía que calmarse, al final del día volvería a tener a Minie en sus brazos y comerían juntos para después hacerle cosquillas como tanto le gustaban al pequeño.

El sonido del teléfono llamo la atención de ambos, Wheein contesto mirando a su amigo quien seguía con la vista fija en el suelo, pronto se tendría que acostumbrar.

—Grupo Jeon, ¿Con quién tengo el placer?— la chica asíntio y comenzó a anotar cosas para después terminar la llamada. —Oye necesito que hagas algo, no puedes quedarte ahí sentado lamentándo no estar con ese niño bonito.

—Lo siento, pero de verdad no me gustó dejarlo.

—Lo se, pero debes de trabajar para poder mantenerlos a ambos y si te quedas ahí sentado perderás tu empleo. Necesito que vayas arriba, hay documentos que dejarán en recepción en unos minutos y tenemos que entregarlos al jefe.

—Bien, yo los llevo cuando los entreguen.— la chica sonrió y asíntio.

...

Ahora podía darse esa pequeña libertad de mirar mucho mejor la empresa, sin duda era gigante, demasiado elegante, sentía que no pertenecía a ese lugar, se sentía sofocante así que camino más rápido con los papeles en su mano.

Era imposible perderse, la indicación había sido más que clara, la única oficina del último piso. Miro la gran puerta así que decidido camino con prisa hasta ella tocando con un poco de fuerza.

—Adelante.— se escuchó del otro lado, abrió la oficina dejándole ver el interior enorme de ella. Igual de elegante que lo demás.

La silla que estaba frente a ese escritorio estaba girada, no podía ver el rostro de su jefe, lo primero que pensó era que era un hombre de más de cuarenta años y demasiado intimidante así que rápidamente entro y dejo los documentos sobre su escritorio.

—Llegaron estos documentos a recepción y teníamos la indicación que traerlos hasta aquí, eso sería todo así que me retiro.— quería irse, estar ahí por alguna razón le daba nervios y miedo, pero la vos de ese hombre le hizo detenerse de girarse sobre sus talones e irse corriendo como hubiera querido.

—¿Tu?— escuchó del otro, confundido levanto su rostro mirando a aquel joven que había visto el día anterior, frunció su ceño inconscientemente.

—¿Tu?— respondió de igual manera confundido. —¿Que haces en la oficina del jefe? Debes de salir de aquí.

—¿Cómo?

—Rapido, levántate antes de que alguien venga y note que ensuciaste todo.— camino hasta el chico para tomarlo del brazo y levantarlo de aquella silla. —Tienes que salir de aquí.

—¿Disculpa? ¿Que diablos haces tu aquí?— sus movimientos se detuvieron al escuchar el ruido de la puerta ser abierta.

—Señor, me dieron el aviso que los documentos habían sido enviados de recepción hasta... ¿Señor Jung?—

—¿Asistente Park?

—¿Que está haciendo? ¿Señor?— preguntando a su jefe que le miraba con algo de enfado.

—Vamos ayúdeme a sacarlo de aquí antes de que alguien lo vea. — pidió HoSeok al rubio que le miraba con nerviosismo.

Jeon no dijo nada, así que JiMin supuso que no estaba en contra, así que tomo a su jefe del brazo mirándolo mientras se acercaba a su odio.

—¿Que piensa que está haciendo? ¿Antes de que lo vea quien?— ya fuera de la oficina Park miro a HoSeok suspirar aliviado.

—Trata de no meterte en problemas, tampoco metas en problemas al señor Park.— el menor miro al rubio quien le veía confundido y asustado por su manera de hablar con su jefe. —Los documentos están sobre el escritorio, y por favor vigilelo bien, parece que le gustan los problemas.— y con una sonrisa se despidió de ambos haciendo de igual manera una reverencia.

Ya solos el mayor se giró para ver a su jefe que tenía el ceño fruncido pero si boca cerrada, eso no era buena señal.

—¿Puede decirme que sucedió? ¿Por qué lo saco de su oficina?— Jeon miro su oficina y pareció entender un poco acariciando su labio con sus dedos.

—Entonces es eso... No me conoce.

—¿Perdón? ¿Quien?

—Señor Park, ¿Ese chico es un trabajador?— pregunto mirándolo serio.

—Si, es nuevo, está en recepción.— no sabía si era buena idea contestar eso.

—Bien, entonces así es... Iré a revisar los documentos, cuando los firme necesito que los lleve a recepción para que sean entregados personalmente.— el rubio asíntio mirando a su jefe entrar a su oficina mientras sonreía.

Si sonrisa jamás le daba confianza, siempre sonreía cuando hacía algo que lo enfadaba, y ahora su sonrisa se mostraba igual, esa sonrisa jamás dejaba algo bueno.

Tampoco sabía que había pasado ahí adentro, Jeon no había fraccionado mal con HoSeok, usualmente hubiera golpeado o gritado a la persona que lo hubiera tocado y hablado así informalmente pero el solo frunció el ceño y se dejó hacer para después sonreír.

No, algo malo estaba por pasar y lo presentía, solo esperaba que no despidiera al chico, era agradable, mucho más que el imbécil de su jefe.

-J⁷

¡No podemos ser tres! [JungHope]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora