CAPITULO 21 REENCUENTRO

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-¿Qué fue ese gruñido?- pregunto con una ceja levantada dejándose llevar sobre la pista.
-El se acercó demasiado a ti- respondió gruñendo y apretándolo mas.
-Si sigues así, me vas a quebrar- le sonrió acariciando su cuello, el mas grande aflojo su agarre- Boun esta preocupado por Prem, su Omega, ya te lo había dicho- lo miro directo a los ojos- Prem tuvo su primer celo hace poco, creía ser un Beta, y resulto ser un Omega, y lo entiendo, me siento mal por no haber simpatizado con el- recargo su frente en el hombro se su Alfa.
-Lo siento, me puse algo celoso- reconoció acariciando su esbelta espalda.
-Muy celoso- se burló el menor.
-Puedes invitar a Prem a nuestra casa cuando gustes- dijo el pelinegro con una sonrisa.
-Gracias, me encanta como se escucha, nuestra casa- le regreso la sonrisa.
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Estaba frente a la casa, era domingo, esperaba que los tres estuvieran en el lugar, le gustaría hablar con todos. Se bajó del auto con piernas vacilantes, lo podía hacer, ya sabía lo que les diría, nada podía salir mal, solo tenía que ser sincera.
-No me sigas- ordeno escuchando como la otra puerta se abría.
Camino con pasos lentos hacia la puerta de la casa donde estaba su familia, levanto lentamente una de sus manos haciendo un puño y atreviéndose a llamar.
-Yo abro- escucho que dijo su Omega, Dios, estaba tan nerviosa.
La puerta se abrió y el hombre se quedó quieto como piedra.
-Hola Julio- le saludo seria.
-Roberta- susurro impresionado y avanzando un paso hacia atrás.
-Necesitamos hablar- susurro con la garganta cerrada.
-Vete, por favor vete- pidió lleno de miedo mirando hacia donde estaba la cocina, ahí estaba Rebeca y Mew.
-No me puedo ir, por fin los encontré- avanzo con el corazón en un puño.
-Detente- dijo estirando un brazo y mirando de nuevo para atras- ella no te puede ver, por favor- suplico.
-Rebeca esta aquí- dijo esperanzada.
-No- repitió - ella no esta- su voz sonaba resuelta.
-Necesito hablar con ustedes- rogo impresionada por como el había hablado este- por favor, te lo suplico.
-Vamos fuera- le tomo el brazo y la arrastro fuera de la casa y cerró la puerta- has que tu chofer nos lleve- la siguió jalando.
Roberta se dejó llevar por dos cosas, la primera era que Julio nunca la había tratado como peste, jalandola de esa manera, en segunda, tal vez si era mejor hablar con el en un principio. Ya dentro del carro el que hablo fue el hombre mayor.
-A un par de cuadras esta una cafetería- le dijo al hombre de traje sentado al volante mientras le tecleaba un mensaje a su hija diciéndole que había salido, que no se preocupara y que regresaría mas tarde.
La Alfa no creía lo que veía, a su marido nunca le habían llamado la atención los aparatos tecnológicos, y ahora manejaba ese celular como si fuera parte de su cuerpo, esos meses habían cambiado algunas cosas. El mueble avanzo esa corta distancia llegando a su destino.
-Vamos- le dijo a la que ya veía como a su ex esposa, bajándose del auto sin esperarla. ¿Qué había pasado con el Omega sumiso?, se preguntó la pelirroja siguiendo al hombre dentro del lugar.
-Gracias Jose, a mi dame lo de siempre, ella también quiere lo mismo- hablo en un español muy bueno, aunque algo mocho, y se sentó en una de las mesas libres.
-¿Hablas español?- pregunto sorprendida, tomando asiento frente a el en una de las sillas de madera.
-Muchas cosas no entiendo, pero por algo se empieza, se encogió de hombros- lamento la escena de antes, me pillaste por sorpresa.
-Yo lamento haber llegado sin avisar- dijo algo nerviosa- Te ves diferente- reconoció viéndolo detenidamente por primera vez.
Ya no llevaba trajes de marca y a medida como antes, si no unos simples pantalones de mezclilla, una camisa corriente roja de cuadros negros y una chamarra también de mezclilla. Si no hubiera estado tan ansiosa lo hubiera notado antes, el cambio era colosal, también su cabello estaba diferente, ya no llevaba el peinado aburrido de antes, ahora era mas estilo motociclista rebelde, le quitaba muchos años de encima, le sentaba muy bien.
Julio lamentaba haberse dejado llevar por el pánico, por un momento se sintió como el Omega de antaño, el que estaba bajo el yugo de su Alfa, agradecía al cielo haber recuperado la cordura, todo gracias al valor de su hija.
-Soy diferente- se recargo en el respaldo, recordándose que ya no era el hombre de antes, y no tenía que olvidarlo, su pasado estaba frente a el, un pasado que no quería de vuelta.
José les llevo su café acompañado de una rebanada de pay de manzana.
-Disfruten- les dijo el español con una sonrisa y los dejo de nuevo solos.
-¿Cómo nos encontraste?- pregunto en cuanto el joven se fue.
-Con mucho trabajo y dinero, créeme, no fue fácil.
-Nos alejamos tanto como pudimos, creímos que de esa manera no sabrías mas de nosotros.
La mujer bajo la taza que estuvo a punto de llevarse a los labios, esas palabras la golpearon fuerte y dolorosamente.
-Lo note- bajo la mirada avergonzada por todo lo que había hecho en el pasado, no creía sentirse peor de lo que ya se sentía.
Sabía que no querían ser encontrados, pero escucharlos de los labios de sus esposo, era demasiado doloroso.
-Si es que puse tanto esfuerzo en encontrarlos es porque por fin abrí los ojos- lo miro con ojos brillantes - entendí que todos estos años he estado equivocada.
-Roberta, ¿Qué quieres de nosotros?- cuestiono sin creerle nada- somos muy felices aquí- tomo de su café tranquilamente.
-Yo no soy feliz sin ustedes- confeso- me equivoque, todo lo he hecho mal, quiero que vengan conmigo de regreso a casa.
Julio sonrió con amargura.
-Ya es tarde, tuviste muchos años para querernos de verdad, interesarte por nosotros, pero te importo mas ser Alfa y utilizar mi dote, el dote de los Hari, mi familia.
-Sé que he cometido errores sin fin- le dijo algo desesperada- pero ya no soy la de antes, he cambiado.
-Nosotros también hemos cambiado Roberta.  No te quiero cerca de MI familia, hemos hecho una nueva vida y no te necesitamos, somos felices aquí.
-Necesito otra oportunidad- tomo las manos ajenas- cambie al igual que ustedes.
-No lo creo- se soltó de esas manos que tan conocidas eran - sé que tienes mas poder que nosotros porque eras mi esposa y una Alfa, pero si realmente cambiaste como dices, debes dejarnos vivir nuestra vida.
-No puedo, los quiero de regreso por que los amo- dijo con los ojos llenos de lágrimas.
-Eso hubieras pensado antes- se levanto – vete y olvídate de nosotros- pidio alejándose de la mujer que alguna vez amo, que todavía amaba. Pago la cuenta, salió del lugar sin mirar atrás, no podía ir en ese estado a la casa, así que se dispuso a caminar por el pueblo.
Su corazón casi se había parado en cuanto la vio de nuevo, pero sintió un paro cuando Roberta le había dicho todo sobre su arrepentimiento y que los amaba, quería creer en sus palabras, pero no podía arriesgar a Rebeca y Mew, porque si todo era mentira, todo el esfuerzo y sacrificio que habían hecho, seria en vano.
Roberta se quedó quieta por varios minutos después de que su esposo la hubiera mandado al demonio. 
-Señora- le llamo el hombre que la había acompañado a ese país, el bendito investigador privado.
-Me ha rechazado- dijo aun aturdida mirándolo con mirada perdida.
-Eso era de esperar- le dijo lo obvio.
La mujer lo fulmino con la mirada.
-No me daré por vencida, busca una casa o terreno lo que sea, estaremos aquí largo tiempo- ordeno levantándose y saliendo de la cafetería.
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La boda de Fluke y Ohm había terminado, Boun les llevaba a casa, curiosamente había cambiado de auto después de que pidió su mano, ahora manejaba un auto familiar, igual de caro que el anterior, pero ya no tenía solo dos asientos.
-Te esperamos dentro- dijo Harry- gracias Boun.
-Gracias Boun- sonrió Draco antes de bajarse- no te tardes- se dirigió a su hijo guiñándole un ojo.
-¿Te lo pasaste bien?- pregunto el rubio viendo a sus suegros entrando a la casa.
-Después de que obligaras a Fluke de estar conmigo, si, me divertí.
-No lo obligue- se defendió.
-Lo hiciste sentir culpable, el día de su boda- lo miro molesto.
-No fue mi intención, solo que ambos pasaron por algo parecido, solo quise ayudar.
-Está bien- suspiro- olvídalo, pero no tenías que haberlo hecho, fue su boda, no seas tan inconsciente- lo regaño.
-Lo siento- apretó el volante con ambas manos.
-No solo pienses en ti o en mí, debes de ser mas considerado con los demás- siguió con tono molesto.
-No lo hare de nuevo- agacho el rostro.
-¿Lo prometes?- pregunto girándose hacia el.
-Lo prometo- se giró para mirarlo.
-Te mereces un beso- dijo sonriendo y yendo hacia el otro asiento.
-¿Qué haces?- cuestiono abrazándolo por la cintura disfrutando del peso sobre sus muslos.
-Dándote la recompensa que mereces por ser un buen Alfa- le rodeo el cuello son una enorme sonrisa.
-¿Recompensa?- le regreso la sonrisa- eso me gusta.
-No te acostumbres- amenazo antes de besarlo.
Se besaron apasionadamente, era la primera vez que Prem tenía la iniciativa desde que se había escapado.
-Suficiente- jadeo el Omega separándose- mis padres me esperan- regreso al asiento del pasajero y se acomodó la ropa- Boun- le llamo para que lo mirara.
-Mande- respondió el mayor girándose a verlo.
-No seas imprudente- le acaricio la mejilla y bajo del auto antes de recibir respuesta.
Boun suspiro aliviado al ver que su Omega se alejaba, lo había perdonado, si no lo hubiera hecho no lo hubiera besado de esa manera. Encendió el auto y tomo camino con una grande sonrisa.
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Habían dejado la celebración atrás, se despidió de su hermana y de su cuñada, Pannin y su marido se habían retirado temprano, sospechaba porque lo habían hecho, sonrió feliz por ellos. Beso Las mejillas femeninas y subió a la limosina.
-Por fin, por fin te tengo para mi solo- dijo con voz ronca arrastrándolo hasta el.
-Exageras- se arrebujo contra el mayor- siempre me has tenido. Por cierto, gracias por el carruaje, fue mas que perfecto.
-¿Te gusto?- cuestiono mirándolo.
-¿Bromeas?, me sentí como en un cuento de hadas- lo abrazo fuertemente.
-Ese era el plan-  acaricio su cabello.
-¿A dónde vamos?- lo miro a los ojos.
-Las islas maldivas- lo beso en la boca- ahí pasaremos nuestra luna de miel.
-He escuchado de ellas- le sonrió feliz- dicen que es como un paraíso.
-Tu eres el paraíso- lo volvió a besar.
-Exagerado- rio feliz el Omega.
Llegaron al aeropuerto y subieron al avión.
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Había regresado al lugar que juro que nunca lo haría, la casa donde creció, todo era culpa de Boun, quien lo hubiera dicho, sonrió amargamente.
-Bienvenida- saludo Darién.
-Sigues aquí- le dijo subiendo los escalones de la entrada.
-Algunos seguimos aquí.
-Gracias a mi abuela- dijo amargamente.
-Que en paz descanse- respondió sin parar.
-Mis padres también murieron- dijo molesta.
-Lamentamos sus pérdidas- dijo el hombre.
-Lo que sea- siguió caminando hasta el pie de las escaleras- iré a descansar- se dirigió hacia su antigua habitación.
Del dejo su maleta a un lado de la cama, no había aceptado la ayuda de nadie en ese lugar, todo eran igual que su abuela, si no fuera por la cláusula del testamento de esta, se hubiera ido a un hotel. Todo estaba como lo había dejado, suspiro pesadamente y se dirigió al baño, lo primero, tomar una ducha y a descansar.
Hacia un par de años les llamo uno de sus tíos, hermanos de su padre, para decirles que su abuela estaba grave e internada de urgencia, ella y sus padres viajaron hasta Brasil de improvisto dejando todo atrás, sin saber que no regresarían. Era cierto que su abuela Isabella estaba enferma, pero no como les habían hecho creer, pero cuando se dieron cuenta de su mentira ya era demasiado tarde, ella y algunos de sus primas y primos Omegas se habían casado con algunos de los Alfas importantes de ese país.
Quito todo ese amargo recuerdo de su mente y se metió bajo el chorro de agua, lo único que importaba es poder hablar con Martjha, y que la perdonara, si es que aun eso podía ser posible después de lo que llevaba a cuestas.
Se durmió sin cenar, no atendió la llamada del mayordomo que su abuela había enviado después de que ella se casara, lo conocía ya que por meses lo vio en Brasil, y se había traído a unos cuantos fieles a la matriarca Samuel, y esa anciana fue tan poderosa, se enteró que había hecho cosas parecidas con sus primos y primas que seguían casados, ella era viuda.
Al día siguiente se dirigió al buffet de abogados con el que había contactado desde Noruega, necesitaba sacar a esos buitres de la casa de sus padres.
No eran buenas noticias, la vieja había protegido a sus Betas mejor que a su propia familia, esa extraña que llamo su abuela por tantos años, toda su vida, los había manejado como piezas de ajedrez. Termino casada con Gabriel Silva, un Alfa muy poderoso que le llevaba mas de veinte años, y era un buen hombre, agradecía eso, sabía que a algunos de sus primos no habian corrido con la misma suerte.
-La única solución viable que veo es darles una buena liquidación, y eso si ellos aceptan.
-Tengo algo de dinero ahorrado y eso sumándole la herencia de mis padres, puede ser- le dijo la pelinegro al abogado.
-Por lo que se, el dinero es lo de menos, ellos pueden aceptar el dinero, usted tiene mas aue suficiente, pero no creo que se conformen con eso.
-¿Qué es lo que trata de decir?- se enderezo en es asiento, sintiéndose incomoda.
-Usted me ha dicho que son fieles a su abuela, ella era un Alfa, y todos los que le sirvieron son betas, pero no cualquier Beta, ella los rescato de las calles, es su salvadora.
-Si- lo miro con una ceja levantada.
-Necesitan otro salvador, el suyo ya no está en esta tierra.
-¿Está diciendo que yo debo de ser su salvadora?- cuestiono incredula.
-Así es- el hombre se encogió de hombros.
-Eso es ridículo, yo los odio al igual que a esa mujer.
-¿Se quiere librar de ellos?- pregunto recargándose en el respaldo se su silla.
-Si- contesto apretando los labios y los puños.
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Martjha estaba hablando con Boun sobre la multa que tenían que pagar por haber roto el contrato con Maria Rodríguez.
-Yo hubiera hecho lo mismo- le dijo el rubio.
-Tiene mucho talento, y no me molesta que haya sido una de las amantes de Ohm, todos tenemos un pasado, mas nosotros como Alfas, pero que aceptara el contrato solo por venir tras de mi cuñado, y haya ignorado que se casara con mi hermano, no es algo que pase por alto.
-Sabes que solo la alejaremos de la academia, no la podemos expulsar del país.
-Lo sé, pero ya no quiero ver su cara angelical sabiendo que es una maldita zorra.
-Oye tranquila, rara vez te he visto tan exaltada.
-Es que me vio la cara de estúpida- siseo rabiosa- además de que quiere acostarse con el esposo de mi hermano - se levantó de golpe- si pudiera la mataría con mis propias manos.
-Nadie va a matar a nadie- también se levantó- ya no tendrás que verla, además, Ohm ama a Fluke, así que no va a separarlos.
-Se que no lograra separarlos- se giro para mirar la ciudad por la gran ventana- lo que me revienta es que no le importara interferir en su matrimonio, quedándose como la sucia amante, ese tipo de personas me dan asco.
-Como ya has dicho, no es una amenaza para la felicidad de Fluke y Ohm.
-Paga lo que sea necesario, que no vuelva a entrar aquí.
-Lo que tu digas- se dispuso a salir.
-Sin contrato, familia o conocidos no puede permanecer mucho en el país- lo detuvo- quiero que la mantengas vigilada, no quiero fallos.
-No los tendrás-  abrió la puerta y salió del lugar.
Era la segunda vez que veía a su amiga así, la primera fue cuando Del desapareció, pero ella ya estaba de vuelta.
Martjha se dejó caer de nuevo en la silla, estaba tan estresada, el asunto de Maria y Del la tenían a tope de los nervios. Antes de la boda ella le había marcado, había obtenido el numero por Boun, al principio se había molesto como nunca con su mejor amigo, pero sabía que lo había hecho sin maldad, queriendo ayudarla. Cuando escucho su voz, creyendo que era su imaginación, estaba cansada por los preparativos de la boda. Pero fue real, ella había regresado después de casi tres años, ¿Por qué ahora? Y ¿Por qué estaba tan cerca y no se había comunicado?
La Omega trato de explicarse a través de la línea, pero colgó.
-Señorita Natouch- asomo su cabeza la secretaria- estuve llamando a la puerta, ¿esta bien?
-Si, todo bien- le dijo.
-Tiene una persona que quiere verla.
La Alfa bufo molesta, miro el reloj, quedaban diez minutos para su reunión con la señora Max, llegaba temprano.
-Hazla pasar- le dijo suspirando de nuevo, se acomodó el cabello.
-Gracias por recibirme- susurro una voz que conocía muy bien.
-Del- jadeo impresionada la Alfa.
-Gracias por recibirme- cerro con cuidado la puerta.
-Creí que era la señora Rick- la miro intensamente.
-Soy la señorita Samuel- avanzo hasta uno de los sillones. - o mas bien la viuda de Silva- se dejo caer con piernas temblorosas.
-¿Señora Silva?- cuestiono creyendo que estaba teniendo una pesadilla.
-Me casé- confeso de sopetón- no fue porque yo lo quisiera- dijo de inmediato- fui chantajeada.
-Espera- se levantó sin saber como sentirse, si traicionada, estúpida, o ambas - ¿Me estás diciendo que te casaste?
-Lo hice, pero debes de escuchar porque lo hice.
-Nada justifica que me abandonaras- rugió la castaña.
-Esto si- se levantó decidida a soltar todo lo que había pasado en ese tiempo.
La Alfa en contra de sus instintos la escucho, tomo asiento de nuevo y le puso total atención.
-Pero era la madre de tu padre, tu abuela- dijo desesperada.
-Aun no entiendo por qué hizo lo que hizo, lo único que me importa es que me dejes volver a tu vida.
-Entiendo la situación, pero no estoy lista- reconoció.
-Lo entiendo- susurro dolida Del- te agradezco que me hayas escuchado, y que me creyeras- le sonrió con tristeza.
Martjha vio salir a su gran amor, era cierto que le creía, pero necesitaba tiempo para procesar todo lo que le había dicho.

PAJARILLO (OMEGAVERSE) COMPLETA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora