Layla Harper se ha casado con el amor de su vida.
O eso creía, hasta que conoció a su nuevo compañero de trabajo en la universidad.
Ben y Robert son amigos de la infancia.
O eso eran.
Layla está atrapada en una rueda giratoria y tiene miedo de n...
CAPITULO CINCO -No desearás a la mujer de tu amigo-
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Benedict
No estoy seguro de cuanto tiempo ha pasado. Pero nos la hemos pasado casi toda la noche en el jardín trasero de la enorme casa de Robert y Layla. Ella se ha desaparecido en cuanto llegamos. Y desde entonces estamos bebiendo whisky escoses y fumando puro mientras vemos la luna reflejada en la piscina no muy lejos de donde estamos.
—Pensé que no íbamos a vernos en mucho tiempo más — murmura él.
—Ya ha pasado suficiente — mantengo la vista en el suelo — creí que era hora de avanzar.
—Siento lo qué pasó con Elif.
—No lo hagas. Jamás debí casarme con ella. Yo nunca he sido bueno para las relaciones. Hice un esfuerzo por ella y algo hice mal. Y aquí estoy, huyendo.
—Al menos no tuviste que internarte.
Medio sonrío y me giro a verlo. No estoy seguro de saber si su esposa está al tanto de su pasado. Quien era. Lo que hizo. Lo que nos perdonamos.
—¿Ella...? — arrastro las palabras, Robert da un largo trago a su whisky h niega con la cabeza.
—No. No sabe. Y es mejor que no lo sepa. No he tenido que hacerlo durante 10 años. ¿Por qué voy a hacerlo ahora?
—¿Por que te casaste con ella? — desvío la mirada pensativo y fumo en medio de la oscuridad — yo no voy a hacer quien le diga Robert. Pero tarde o temprano se va a enterar.
—Espero que no estés aquí solo para amenazar mi felicidad — Su voz se oscureció y evité mirarlo — ¿Todavía me culpas por lo qué pasó?
—Ya ni siquiera recuerdo eso — me terminé el whisky de un trago, me ardió la garganta y los recuerdos amargos — no fue tu culpa.
—Si lo fue — lo miré — jamás se lo digas a Layla. Sería capaz de dejarme.
—Creo que la subestimas. Ella te ama.
—No querrá hacerlo cuando se entere que hace diez años me iba a escapar con tu novia.
Parpadeé tratando de reprimir la ira. A veces no podía creer que tras 10 años, aún sintiera eso que juré olvidar. Los escalofriantes recuerdos me hacían presa de vez en cuando y de verdad me preguntaba porque estaba ahí, después de todo. Tratando de salvar algo de mi pasado que evidentemente no se podía.
—Robert — me giré a verlo completamente — si estoy aquí. Es porque quiero arreglar esto. Han pasado diez años. Necesito saber que puedo mirarte a la cara y no querer matarte con mis propias manos.
Robert suspiró.
—Nunca habrán años suficientes para perdonar lo que yo hice — dijo — si estás acá para vengarte, dilo. Lo que sea que quieras te lo doy.
