DIEZ

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CAPÍTULO DIEZ
-El aire marino parte I-

CAPÍTULO DIEZ-El aire marino parte I-

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Layla

La casa era hermosa por fuera como por dentro. No tenía idea de decoración de interiores pero era tan... sencilla que al respirar sentías el olor a... un hogar. Porque eso es lo que era. Un hogar familiar de una familia que era evidente que era feliz.

Las paredes blancas tenían ligeras tintas de lápiz en algunas zonas, Benedict pisó una pieza de rompecabezas al pasar al salón mientras su amigo recogía los demás esparcidos en la alfombra para meterlos en una casa.

—Perdón por el desorden — dijo Tom con amabilidad.

—No pasa nada — le dije devolviéndole una sonrisa.

En ese momento se abrió la puerta del patio trasero. Antes de que la chica entrara entró un perrito que corrió rápidamente hasta donde estábamos. Nos olió a Ben y a mí y se quedó en mis pies mirándome hacía arriba moviendo la cola.

Cuándo Tom lo vio atinó a espantarlo un poco nervioso.

—Pero Bobby, no molestes.

—No molesta — me agaché a su altura y le acaricié la cabeza — Que lindo nombre tienes. Y mírate, eres realmente hermoso.

Bobby perseguía mi mano para que el cariño no terminara. Y entonces terminó de entrar la chica. Me levanté para saludarla.
Era muy bonita y tenía una mirada diferente a todas las chicas que conocía yo.

Me dió una rápida mirada pero luego se detuvo en Benedict, mirándolo con las cejas arriba.

—Pensé que ya no venías — le dijo al saludarlo — pero lo recompensas trayendo por fin a la señora Downey.

Me ruboricé un poco, pero no como recibimiento de alago. Si no como un extraño sentimiento de extrañeza. Sarcasmo, diría Robert.

—Eliana... — Benedict le habló como si la estuviera regañando. Pero ella agitó la mano con desinterés y se acercó a mí.

—Me alegro de conocerte Layla. Benedict habla mucho de sus amigos los Downey.

—Harper, en realidad. Conservé mi apellido — mi voz sonó hermética, Eliana asintió sorprendida.

—¿De verdad? ¿Puedo preguntar porqué? No quiero parecer metiche solo me parece curioso.

—Es más tedioso en caso de que me quiera divorciar — dije, evidentemente bromeando. Pero cuando miré a Benedict parecía confundido. Al reírme, Eliana también lo hizo.

—¡Qué graciosa! — exclamó — me agradas chica — Tom también se rió y Benedict sonrió sin apartar su mirada del suelo — Bueno, pasen al jardín, Benedict tú guía a Layla y ¿Donde esta Harriet?

—¡Aquí estoy!

Una niña de unos cinco años apareció por las escaleras. Dio un gran salto y Benedict se aproximó a alcanzarla. La levantó en el aire y la abrazó antes de dejarla de vuelta en el suelo. Luego, ella con sus enormes ojos azules me miró.

Pecado  ━ Ben CumberbatchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora