SIETE

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CAPITULO SIETE
-Feliz cumpleaños, cariño-

CAPITULO SIETE-Feliz cumpleaños, cariño-

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Layla

Dos semanas después

—No, esas van por allá — le dije a Kelly, que corrió con el florero hacia la mesa que le apuntaba. Mientras anotaba las últimas cosas que me faltaban por terminar, ella regresó con el florero que había quitado para poner el otro — gracias — le dije sin mirar.

—Tengo una pregunta — murmuró a mi lado, con un dedo en la boca mirando hacia la piscina.

—¿Qué?

—¿Por qué Ben está tan temprano aquí?

—Porque me preguntó si podía ayudar en algo y le dije que sí — terminé de escribir "Música" y la miré con una ceja alzada, ella lo estaba mirando, más allá a un costado de la piscina. Cargaba el equipo de música con uno de los ayudantes del DJ. La boca se me quedó disimuladamente abierta.

Tenía una remera de manga corta, de esas que se le ven todos los músculos del cuerpo. Vamos, que no era super musculoso, pero tenía músculos increíbles y ligeros sobre los brazos. Tenía sudor en el cuello y el rostro. Y... válgame dios, no se veía para nada asqueroso. Perfectamente me pude haber ofrecido para secarle el sudor, podría hacerlo con la misma lengua.

Los días que siguieron después la cosa se puso un poco tensa. Robert comenzó a quedarse en casa dos días a la semana para hacer lo que sea conmigo. A veces solo nos quedábamos en casa, pero otras veces salíamos solos o veíamos amigos. Y entre esos amigos se había unido sin duda Benedict. Eso sin nombrar que lo veía de lunes a viernes en la universidad. Y como, él había estado tan raro conmigo desde esa noche. A veces solo se sentaba a conversarme de cosas triviales o me saludaba mientras corría a sus clases.

Por mi parte, traté de ignorarlo todo el tiempo que podía. No era vital formar una relación de amistad con él por el momento, no si me confundía lo suficiente como para pensar en él mientras tenía sexo con Robert.

Salía mucho con Robert, ambos solos. Por la noche. Recuperar el tiempo perdido y sanar el pasado, decía Robert. Y parece que lo habían estado haciendo bien porque Benedict de un momento al otro comenzó a ser normal conmigo. A normal me refiero, como al principio. Atendo, preocupado. Como un amigo, supongo. Como la esposa de su mejor amigo. Y yo, tenía que comenzar a actuar como tal.

Pero con esas cosas, con él así... ahí, con tanta calor. A penas se podía. No era humano.

Era un pecado.

En pocas palabras, eso era lo que realmente era. Y yo lo sabía, en el fondo y en el exterior. Lo sabía. Pero a veces, uno fantasea de manera imaginaria. Es como un palacio personal. Nadie puede meterse en la cabeza de uno y saber que piensa. Ni puede medir los pulsos cuando te mira a los ojos. Ni puede reírse en tu cara por lo nervioso y tonto que te pones cuando lo tienes delante y se dirige a ti. Es personal, completamente personal.

Pecado  ━ Ben CumberbatchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora