SEIS

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CAPITULO SEIS
-Sueños peligrosos-

CAPITULO SEIS-Sueños peligrosos-

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Layla

No había podido dormir absolutamente nada. Me quedé en el estudio de Robert en el sofá, leyendo uno de los libros de Julia Quinn pero leía cada dos frases y la mente se me iba hacia otro lado. Entre decidir rebelar que sí sabía sobre los problemas de Robert en el pasado y en Benedict siendo extrañamente preocupado no sabía donde meterme.

No podía estar pensando en él como si necesitara consuelo por estar pasándola mal. Eso estaba bastante mal. Y era mejor que me concentrara en Robert. Quien me tenía realmente preocupada.

Cuando dieron casi las ocho de la mañana, él llegó. Lo oí pasearse por toda la casa buscándome hasta que decidió buscar en el estudio y me encontró ahí, sentada con una manta entre las piernas y una taza de café no hecha hace mucho. Tenía ojeras enormes y el pelo todo desordenado. Se sentó a mi lado y se dejó caer sobre mis piernas, cuando cerró los ojos y mis dedos recorrían las líneas de su frente, no pude evitar contarle la verdad. Decirle todo lo que sabía. Pero Robert se exaltó, muy enojado pegó el grito en el cielo pensando que Benedict me había dicho eso cuando él se había ido.

Se había puesto como loco y me costó que entendiera que yo lo había descubierto por un descuido suyo. Hasta tuve que ir a su escritorio para mostrarle el papel que había encontrado, las llamadas y los mensajes con la institución para que me creyera. Estaba nervioso y asustado y fue demasiado caótico que entendiera que no me importaba, que nunca lo iba a dejar.

Dijo que tenía que pensar las cosas y se fue a dormir a la habitación de invitados.

Así que me volví a tirar en el sofá del estudio, y esta vez si lloré. Echa un ovillo entre la suave tela de la manta lloré de impotencia. Porque no sabía como sentirme. Ni siquiera Benedict era el problema, si no que, era algo que debimos haber conversado hace diez malditos y putos años. ¿Dónde mierda estaba la confianza si nos ocultábamos cosas así? Vale, no me había contado porque tenía vergüenza de y miedo de que no quisiera estar con él sabiendo que tuvo un pasado difícil. Vale, lo entiendo. Pero por otro lado, no podía hacerlo. Yo tampoco había revelado nada cuando me enteré, porque si él lo había decido mantener oculto era por algo. Porque ya no tenía sentido, ya no tenía un puto sentido. Pero aún así ¿Por qué tenía que esperar a que llegara ese amigo al que él no veía hace diez años para contarle que si sabía sobre su ex adicción?

Traté de dormir, pero no pude. Fue imposible. Era como si mis parpados tuvieran clavos. Como si el corazón tuviera espinas. Claro, mi corazones está lleno de espinas. Todos tenemos espinas. Pero yo lo amo, lo amo con sus espinas y todo.

Cuando logré dormir, tuve un sueño  de mierda. Yo entraba a la sala de profesores y Benedict estaba detrás. Me asustó y me agarró de la cintura para pegarme a él. Contra la pared. Me besó y metió sus manos dentro de mis pantalones para jugar con mi intimidad. Al primer gemido abrí los ojos y me senté en el sofá, no estaba sudando ni nada. Pero me quedé mirando la pared blanca de enfrente como diez minutos tratando de procesar lo que acababa de pasar.

Pecado  ━ Ben CumberbatchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora