Layla Harper se ha casado con el amor de su vida.
O eso creía, hasta que conoció a su nuevo compañero de trabajo en la universidad.
Ben y Robert son amigos de la infancia.
O eso eran.
Layla está atrapada en una rueda giratoria y tiene miedo de n...
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Layla
No sabía porqué, pero era la tercera vez que cogía tres copas vacías y las iba a dejar a la cocina solo para tener un minuto de tranquilidad. Respiré profundo y volví a salir al jardín, donde todos los invitados de Robert, en su gran mayoría amigos importantes y otros no tanto, conversaban alrededor de la piscina o cerca de los rosales.
Robert no dejaba de alardear sobre ser padre. No estaba segura si era por que había tomado demasiado y estaba demasiado emocionado por regalo que le había dado. Y sé que debería sentirme feliz. Y sabía que lo estaba, pero me sentía tan abrumada. Pensaba que nuestra decisión sobre ser padres, nuestra aventura en esto iba a ser personal y entre nosotros. Pero el decidió contárselo a todo el mundo.
Incluso cuando llegó Benedict con su hermano, un chico un poco más bajo que él, joven. De cabello rizado. Con los mismos ojos azules. Harry, sonreía todo el tiempo y abrazaba a todos los que lo saludaban. Yo no sabía porque muchas de las mujeres jovenes que habían ahí invitadas se habían vuelto un poco locas al verla. Mientras me tomaba una copa de vino cerca de la puerta del jardín Kelly me contó que era un cantante muy famoso. Que tenía que vivir en una cloaca para no saber quien era.
Harry Styles, su nombre artístico. Cumberbatch, era el real.
Benedict nos presentó y Harry, que tenía una camisa rosada muy colorida y las uñas pintadas de negro. Me abrazó y fue muy cálido conmigo. Muy sonriente, muy de piel. No sabía como era hermano de Benedict, siempre tan serio y callado. Tan reservado. No se parecían en nada.
Harry se puso a contarnos de sus giras, de lo bien que lo estaba pasando y del descanso que se había venido a tomar a estados unidos para pasar un tiempo con su hermano antes de desaparecer de la fas de la tierra de nuevo. Entonces, llegó Rob, se quedó a mi lado me abrazó y se puso a conversar de algo del trabajo con Harry, él lo escuchó con intención pero me daba la impresión de que no entendía ni mierda de lo que mi esposo decía. Pero aún así se reía con amabilidad y hacía ligeras preguntas como si quisiera que se dieran cuenta que si entendía de lo que hablaba. Y, cuando empezaba a estar relajada, a pesar de estar frente a la mirada de Benedict y el echo de que los dos copas de vino que me había tomado y la tercera que me estaba tomando me estaba haciendo efecto, Robert le soltó la noticia a Benedict.
Casi me atoré con el vino en la garganta. Tosí muchas veces antes de calmarme, Harry me ayudó palmeándome la espalda porque Rob estaba demasiado entusiasmado agarrando a Benedict del hombro mientras le decía que pronto seríamos papás y que tendríamos la casa llena de niños. Seis, nombró, tres mujeres y tres hombres.
No sabía donde meterme y no sabía porque me importaba tanto que Benedict estuviera escuchando. Como si me importara que se sintiera mal por saber esto. No tenía sentido. Y no podía bajar la sangre de mi cabeza al resto de mi cuerpo. Nerviosa, agarré otra copa de vino y me la tomé en dos tragos y la dejé sobre la mesa.
