CUATRO

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CAPITULO CUATRO
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Y tiene el corazón de poeta-

-y así me gusta a mí que sea,que tenga el corazón de poeta-

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-y así me gusta a mí que sea,
que tenga el corazón de poeta-



Venía de vuelta del baño de profesoras cuando la profesora Marie me interceptó a medio camino con unas carpetas en las manos. 

—¿Puedo pedirle un favor señorita Harper? 

—Por supuesto — ella era la asistente del director y también la profesora de las clases de ingeniería. A diario tenía mucho trabajo. Era muy reservada, callada. Un poco tímida. Tenía casi cuarenta años y era muy bonita. Para su mala suerte, su personalidad parecía ser un problema, porque aún era soltera. Aunque claro, nunca cruzábamos palabras fuera del trabajo, cosas que evidentemente no sean del trabajo. 

—¿Podría llevarle esta carpeta al profesor Cumberbatch? Sé que puede que esté ocupada, es solo que necesito terminar estos papeles antes de que llegue el director y se me hizo tarde con mis clases. Si no puede no se preocupe, se las daré más tarde. 

Las tomé de sus manos queriendo que no se sintiera incomoda. 

—Está bien Marie, yo se los llevo. No hay problema. Tengo libre hasta las tres. 

—Gracias señorita Harper. 

—Layla — pedí sonriendo. Se acomodó las gafas en el puente de la nariz y sonrió. 

—Perdón, Layla — y con esa sonrisa tímida tan característica de ella, se deslizó por mi costado hacia su oficina. 

Kelly no había vuelto de sus clases de psicología así que no me inmuté por captar una mirada inquisitiva suya. Había estado jodiendo por mensajes de texto que, qué nos traíamos el de literatura y yo. Le respondí los primeros con un dedo del medio, después la ignoré. 

Benedict tendría que estar en el salón grande, junto al teatro. Así que llegar ahí no me llevó tanto tiempo. Me quedé quieta cuando llegué a la puerta entre abierta y lo vi, moverse frente a la pizarra. Había toda clase de dibujos y palabras en ella, nombres de países, ciudades. Nombres de poetas, escritores. Y todos sus alumnos parecían muy atentos. Según la hora en mi reloj debería estar terminando sus clases, pero tanto él como sus alumnos parecían no tener ni un interés en irse. 

Entonces se volteó hacia adelante y pasó la mirada por la puerta mientras decía en voz alta una frase. Volvió a verme sorprendido y hizo un gesto extravagante al verme. Me quedé de brazos cruzados viendo como se ponía delante del escritorio y se arremangaba las mangas de la camisa hacia atrás y sus alumnos comenzaban a golpear las manos sobre las mesas a un ritmo; 

Benedict respiró profundamente y dijo en voz muy calmada:

Don't treat me to the things of the world
I'm not that kind of girl

Pecado  ━ Ben CumberbatchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora