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Se encontraba en un cuarto oscuro.

El cuarto estaba vacío, la oscuridad era lo único que reinaba allí.

De pronto, empieza a sentirse mareado, y ve como la casa va cobrando color, pero es un color gris, bastante opaco.

Hasta que todo cambia, y en un pestañeo se encuentra en las escaleras de su casa.

Empieza a bajar con cuidado, y un poco confundido por todo lo que pasaba hasta que ve una silueta sentada en el sillón.

La silueta se da vuelta, mostrando su identidad.

Minho se acerca hacía él, lo mira con desconfianza, sin creer que Jisung esté ahí.

——¿Me extrañaste? ——pregunta.

El mayor asiente, y en un impulso intenta abrazarlo, pero todo desaparece, dejándolo a él nuevamente en aquella oscura habitación.

No obastante, ahora estaba en una cama amarrado a ella.

Se empiezan a oír gritos de ayuda, combinados con una voz que repite una y otra vez; "lo mataste".

Entonces manos comienza a salir desde abajo de la cama, manos que intentaban hundirlo, pero Minho lucha contra ellas, aunque eran mucha para que su débil cuerpo pudiera contra ellas.

Con un grito de horror se despertó del sueño. Su corazón estaba alterado, su mente no lograba procesar nada, ni siquiera entendía que acaba de pasar.

Comenzó a llorar de frustración, rasguñando con fuerza sus piernas y sintiendo nuevamente el desesperado palpitar de su corazón.

Entonces sintió un golpe en la puerta, pero no se inmutó, hasta que sintió aquel caracteriztico olor, levantó su vista, y ahí estaba, parado con una sonrisa, mirándolo calidamente.

——¿Hannie?

——¿Me extrañaste?

——Hannie...

——Lele, ¿me extrañas?

——Hannie, te extraño, te extraño, te extraño mucho ——balbuceó, levantándose de su cama, e intentando llegar a donde estaba, pero él se alejó.

——Tú me dañaste, Lele.

——No, Hannie. Yo, no podría hacerte daño... Hannie, por favor, no te vayas.

——Tú me dañaste.

Entonces Hannie desapareció, y chillidos se empezaron a escuchar.

Minho tapó sus oídos, y su llanto volvió a salir frenéticamente.

Todo a su alrededor parecía moverse, y sentía personas que corrían de aquí para allá.

Minho empezó a golpearse desesperadamente, y de pronto todo freno, pero su cuerpo se desplomó.

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adivina, adivinador,
¿quién es el okupa? 👁

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