Solo por desentrañar

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—¿Por qué está solo, señor Kim? ¿No había alguien que quisiera traer al estreno?

El peligris sonrió radiante en un cuadrado, entre los flashes y los vítores de la alfombra roja. El periodista que lo entrevistaba sonrió ante él, contagiado.

—Habría traído a mi pequeña Mimi —esa era su golden retriever de ocho años de edad—. Pero no creo que le guste todo este caos.

Varios de los periodistas rieron con ternura. Bastaron algunos minutos para que lo dejaran entrar al cinema, el actor Kim Taehyung finalmente suspirando de alivio, relajando el rostro y dejando que el ser amargado y cansado que se había apoderado de él los últimos meses escalara con tranquilidad por su tez.

Ojalá esa hubiera sido la única vez que le hicieran esa patética pregunta. Recibió una botella de agua en la cafetería del cinema cuando la guionista se hizo a su lado, impecable en su vestido negro de corte hasta las rodillas.

—¿Por qué tan solo, Taehyung-ssi?

Taehyung bebió de su agua, agrio por dentro.

—Siempre fui así. No moleste, querida guionista.

Ella rio. Nunca se había tragado nada de su mierda. Ni el primer día.

—No. Tú no eres siempre así. —apuntó ella—. Lo eres cuando no tienes tu café mañanero, o... recibimos visitas en el set. —eso último le hizo mirarla con enfado. Maldita sea. ¿Qué mierda decía?

—Corta eso. Nada de ese chismorreo del staff es verdad. Nunca fue verdad.

La visita del set en cuestión cruzó las grandes puertas, brillando en su traje vino tinto. Esa visita no era nada más ni menos que Park Jimin, el supermodelo rubio, novio del hombre que arrullaba contra su brazo. La co-estrella de Taehyung. Forrado en un aburrido traje negro que abrazaba con gracia sus brazos y hombros, Jeon Jungkook desvaneció la sonrisa con la que se había presentado ante las cámaras. La pareja caminó hacia adentro.

La guionista lo miraba curiosa. —Y porque es solo un chismorreo ahora pareces a punto de matar a alguien, ¿verdad?

Taehyung la miró con astillas en su expresión. Ella, ignorándolo, alzó la mano cuando Jungkook le miró. La desgraciada hizo que se acercaran.

—Hola, ¡Jungkook-ssi, Jimin-ssi! Que pareja más despampanante hacen.

Taehyung bebió de su agua, indiferente. Jimin lo miró, Jungkook lo miró, y él solo tragó hasta embucharse y decidirse a encararlos.

—Bonita noche, tórtolos. —saludó, sonriendo. Si la sonrisa fue o no tensa, no era su problema. Jungkook solo se quedó mirando en su botella—. ¿Cómo se encuentran, eh?

—¿Qué tiene esa botella? —preguntó en cambio el pelinegro, clavándose en sus ojos. Taehyung enarcó una ceja.

—¿Agua? ¿No ves la etiqueta?

—¿Qué hay en la botella, Kim?

Jimin rio, acariciando en el brazo de su novio. —Seguro algo que no va a compartirnos. Deja que festeje como quiera. —Jimin fue agradable. Jimin siempre era agradable.

Taehyung jodidamente lo odiaba. Por dios. Por las razones más incorrectas. Jungkook podía leerlo en su rostro. Jungkook no dejaba de mirarlo.

—Tu chico supermodelo tiene la razón, Jeon. —respondió, mordaz, levantando la botella, como si fuera a brindar—. Por ustedes. —y así bebió. Jungkook se veía tenso ahora. Jungkook siempre se había puesto tenso cuando él jugaba así en el set. Jungkook siempre estaba tenso, desde los últimos meses de filmación, cuando se trataba de Taehyung—. Pidan algo de la cafetería para disfrutar la película. Yo iré al baño antes de comenzar.

Estudio de besos «KookTae» ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora