Solo por libertad

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Reprimirse no era exactamente bueno. Los psicólogos lo decían, y los padres del actor Jeon Jungkook habían tenido mínimas nociones sobre el hecho. La dinámica familiar no era exactamente mala, tampoco; ellos se llevaban bien y sentían orgullo por su hijo. Jungkook siempre había sido responsable, rápido, destacado.

Lo que no vieron fue que su cualidad sobresaliente había nacido de la presión: la que ellos le habían puesto; de la que Jungkook no escapaba hasta la actualidad en su adultez. Cualquier error siempre había sido reprendido fuertemente, alterando la paz que descansaba en el aire cuando Jungkook hacía todo bien, lo cual lo llevó, lento y sutil, a evadir cualquier cosa que pudiera arruinar con el estado ideal en casa.

Había sido un capricho de niño que construyó a un adulto tremendamente ansioso, exigente y cargado. A Jungkook no le gustaba compartir sus problemas (no quería que supieran que podía ser incompetente a veces, algo tan simplemente humano). Podía reír con la gente y compartir alegremente, pero se cerraba rápido cuando cualquier cosa intentaba saber de él. Invadirlo. Alterar su supuesta paz.

Eso se proyectó en todas sus relaciones, sin saberlo del todo. Jungkook comenzó a sufrir de gastritis e infecciones de garganta por el cúmulo de cosas que cargó desde niño. Jungkook tenía defensas bajas. Jungkook tenía baja tolerancia a la frustración.

Eso también se vio en su trabajo. Los directores nunca podrían negar que el hombre hacía su trabajo estupendamente, pero habían sido testigos de su amargura en el momento que surgiera algún obstáculo, tratando poco amable.

El director con el que trabajaba actualmente lo había visto con más frecuencia por su currente coestrella. Kim Taehyung le había sacado la paciencia a Jungkook tantas veces que su dinámica como personaje se había afectado. No era culpa de Taehyung: cualquiera podía cometer errores, pero Jungkook no parecía de acuerdo.

Cambió, sin embargo, después de un tiempo. Jungkook le gritó a Taehyung. Jungkook criticó a Taehyung. Jungkook se vio muchísimo mejor después de hablarlo. Jungkook trabajó muchísimo mejor cuando comenzaron los Estudios de Besos y Taehyung se moldeó como un inusual espacio de libertad en el que podía quejarse y refunfuñar a su antojo.

Jungkook se alivianó interiormente gracias a él. Cosa que ni con su pareja, tan perfectamente adecuado para él, había conseguido después de años.

Todo era su culpa. Todo el problema que tenía encima ahora era su culpa y lo sabía. Pero como alguien en su mayoría incapaz de generar problemas y temer por el enojo ajeno, marcado desde niño, se vio con la oportunidad de comenzar a mentir para seguir obteniendo lo que quería.

Fue torpe y poco convencible al principio.

Pero él mejoró lentamente.

Por eso había llegado ileso al lugar de Taehyung después de hablar en tensión con Jimin. Cuando Taehyung se cansara de besarlo y le preguntara por ello, le diría que se había fingido enfermo y le había dicho que había visto a un médico al salir del cinema. Taehyung se relajaría de nuevo. Taehyung abriría sus piernas y le regalaría paz.

Así como Jimin había besado en el costado de su cabeza al equívocamente comprender lo que Jungkook le había dicho: que en vez de él, era Taehyung el que sufría ansiedad. Que en vez de él, Taehyung se había puesto mal muchas veces en el set y Jungkook había sido un apoyo. Que en vez de él, Taehyung se había puesto mal en el estreno y por eso había ido tras él. Apoyo emocional y amistad, dijo. Jimin le había sonreído suave, apretando su mano, felicitándolo.

Jungkook se sentía podrido por dentro, pero no importaba.

Porque Taehyung abrió la puerta y lo miró con cautela suave, dejándolo pasar. Porque Taehyung le acarició el cabello, con ojos conflictuados. Porque Taehyung aquejó mil cosas y Jungkook se las respondió todas en una queja también.

Porque Jungkook era libre por primera vez en su vida.

Haría lo posible por perpetuarlo. 



(N/A): Siempre gracias por leerrrr.

Espero que sus días sean bonitos, o al menos tranquilos, y hayan podido fluir como lo prefieren. Hoy estamos en pleno streaming de Yet To Come, ¡así que hay trabajo por hacer, ARMY! El capítulo de hoy está más cortito para que puedan hacer una pausa activa leyendo (*nota actual: mentiris, en realidad pensé que era suficiente por este capítulo), pero sigan teniendo tiempo para esos príncipes del desierto. Más faltaba que yo les arrebatara de su valioso tiempo.

Les deseo una noche/día en el que puedan sonreír genuinamente, dormir bien y sentir los hombrillos livianos. Mis DM siempre están abiertos, lo saben. Gracias por otra semana maravillosa, mis rayitos de sol.

Amor siempre, Liliah

Estudio de besos «KookTae» ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora