El viaje | Capitulo IV

262 39 66
                                    

En menos de dos horas después de la llamada de su jefe, ya estaban dentro del avión privado de lo abogado con destino a Miami. Lucía descubrió que Will acompañaba a su padre en los viajes que el hombre hacia desde mucho tiempo. Todavía era miércoles, pero por lo que le había explicado Joaquín, las clases de Will se impartirían a distancia.

- ¿Tiene problemas con los vuelos, señorita Cuervo? - Joaquín levantó la vista.

- No señor, aunque nunca he volado, no tengo miedo de nada! - La pelirroja respondió con calma.

- Que bueno! Porque aquí nadie va a morir, el avión se revisa regularmente. - Joaquín se recostó en su asiento.

- No tengo miedo a la muerte, señor Galán, es una parte natural de la vida, es parte de nuestro ciclo. - Lucía se puso el cinturón de seguridad.

Tras la breve conversación antes de que el avión despegara, el silencio reinaba en el ambiente, Lucía mantenía la vista fija en la ventanilla, Will dormía en el asiento de enfrente y Joaquín leía algo en el asiento de al lado.

Una pequeña turbulencia tomó a todos por sorpresa, Lucía agarró impulsivamente la mano de su jefe Joaquín la miró sorprendido, pero no dijo nada. Oyó la voz del piloto diciéndole que todo estaba bajo control, que sólo era una turbulencia.

- Creía que no tenía miedo a la muerte, señorita Cuervo. - dijo joaquín en tono sarcástico.

- Y ni tengo, sólo me asusté. - contestó Lucía, volviendo a la posición en la que estaba.

Joaquín no contestó nada y volvió a centrar su atención en lo que estaba haciendo. La pelirroja cerró los ojos relajando los hombros, iba a intentar dormir, al fin y al cabo serían nueve horas de vuelo y no había tenido ni tres horas desde el despegue.

Tras nueve horas de vuelo, el avión privado de la familia Galán aterrizó en el aeropuerto de aviones pequeños de Miami. Will se despertó con la niñera llamándole para que se pusiera el cinturón de seguridad. Una vez en tierra firme, le dijeron a Joaquín que un coche les estaba esperando para llevarles a casa. Lucía acompañó a su jefe sin preguntar, Will se quejó de hambre a la mujer que le dijo que ya se iban a casa.

Cuando entraron en la casa, Joaquín dijo que subiría al dormitorio, porque iba a bañarse y a descansar, ya que al día siguiente tendría una cita a primera hora de la mañana. Will se despidió de su padre y fue con Lucía a la cocina.

- Vamos a ver qué puedo hacer de comer. - dijo Lucía mientras abría la nevera.

- Puede ser un sándwich Luchy, y un zumo de naranja. - El niño dijo tratando de sentarse en la silla cerca del mostrador.

- Voy a hacer un sándwich natural, porque es tarde y te vas a dormir pronto. - La pelirroja explicó y ayudó al niño a sentarse en la silla.

Will estuvo de acuerdo con la niñera y Lucía comenzó a preparar la merienda para el niño. Mientras tanto, él charlaba mucho, y a veces se quejaba de que no le gustaba los viajes de su padre, porque siempre eran tediosas y el hombre nunca tenía tiempo para él. Lucía escuchó con atención, esta vez no se arriesgaría a discutir con su jefe, además de estar contratada, estaba en otro país y con poco dinero, quién sabe si Joaquín era capaz de dejarla sola en un lugar totalmente desconocido para ella.

La pelirroja le explicó al chico que su padre se había ido de viaje de negocios, por lo que no tenía tiempo para otras actividades, y mientras su padre estaba ocupado, ella le haría compañía.

Cuando Will terminó de comer, Lucía lo llevó a bañar y luego lo acostó, y entonces se dio cuenta de que no sabía en qué habitación podría alojarse, ya que Joaquín no le había enseñado nada y la única razón por la que había encontrado la habitación del chico era porque él se la había mostrado.

Reconstruyendo SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora