Verdades sobre la mesa | Capitulo XIX

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- ¿Perdón? ¿De qué está hablando? - preguntó Lucía, fingiendo no saber de qué hablaba su jefe.

- Vos sabe mejor que nadie de qué estoy hablando. - La voz del hombre estaba llena de resentimiento.

- Niña, ¿estás embarazada? - preguntó Clara asombrada.

- Clara, por favor, cuida de Will, Lucía y yo tenemos un asunto importante que tratar. - pidió Joaquín secándose las lágrimas.

- ¡No tengo nada que hablar contigo! - Dijo la pelirroja con voz firme.

- Sí que tienes, y no quieras salir corriendo. Vamos a mi despacho. - Dijo el abogado en tono de orden.

Clara seguía de pie en la misma posición, estaba perpleja, ahora todo tenía sentido, la pregunta sobre si Joaquín quería más hijos, por qué la pelirroja se sentía mal. La señora sonrió, todo era una locura, pero era la locura más hermosa que estaba presenciando. En tantos años presentes en la vida del abogado, ella lo había visto llorar muy pocas veces, desde pequeño controlaba sus emociones, a veces incluso se negaba a vivirlas, así que, si lloraba, era porque la cosa iba en serio. No entendía nada de lo sucedido, pero iba a averiguarlo.

En aquel despacho el ambiente era tenso. Joaquín estaba de pie mirando por la ventana y Lucía sentada en la silla frente a la mesa. No se habían dirigido la palabra desde que habían entrado en aquel lugar, un silencio absurdamente incómodo flotaba en el aire.

- ¡Estoy esperando a que empieces a contarme por qué me ocultabas tu embarazo! - dijo Joaquín rompiendo el silencio.

- No sé de dónde has sacado semejante tontería. ¿Yo embarazada? - Lucía rió nerviosa.

- Entonces, ¿Patricia mintió? Pues qué gran actriz es, porque me ha contado todos los detalles de su embarazo. - Dijo el hombre, y la expresión de la mujer cambió por completo.

- No me lo puedo creer... - Susurró la pelirroja con incredulidad. Patricia había traicionado su confianza.

- Lucía, estoy esperando. - La voz del hombre resonó en el lugar. - Su amiga fue hasta la abogacía, sólo para contar de su embarazo.

- Sí, es verdad, estoy embarazada. - Confesó la mujer.

- ¿Por qué no dijiste nada? - Él preguntó con voz quebrada.

- ¿Te parece poco estar embarazada de mi jefe, después de que él cometiera un desliz y me dijera que todo era un error? - preguntó Lucía con seriedad. - Sé que MI hija no tiene la culpa de nada, y tampoco quiero tu dinero, no me quedé embarazada para sacarte dinero, ni siquiera pensé que podría volver a quedarme embarazada.

- ¿Cómo que volver a quedar embarazada? - preguntó Joaquín confuso.

- ¿No te lo ha dicho Patricia? - preguntó Lucía con ironía.

- No, pero me dijo que había algo que solo tú podías contar. - El hombre recordó.

- Joaquín, soy divorciada. Mi primera relación duró cinco años, contando noviazgo y matrimonio. - Dijo Lucía con voz cansada, levantándose, nunca estaría lista para hablar de aquellos duros recuerdos.

El despacho quedó en absoluto silencio después de que Lucía terminara aquel relato tan doloroso, a la pelirroja le gustaba dejar aquellos terribles recuerdos enterrados en el pozo más profundo, pero se vio obligada a relucir todos aquellos malos recuerdos, aquel dolor que parecía no desaparecer nunca y aquel vacío interminable.

- No quiero tu dinero, y no quiero que te sientas obligado a hacerte cargo de mi hija, no necesitas ensuciar tu nombre por un error. Puedo cuidar de mi hija yo sola, si un día pregunta por su padre, que sepa que no le ocultaré quién es, es su derecho y no se lo negaré cuando quiera saberlo. - Ella habló bajo.

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