Ella

Capítulo 2.

B

rooke Harper.

—¿Me perdí de algo? —preguntó Jack con cierto sarcasmo.

En la sala estaban todos y con todos me refiero a Will, Naya y Sue. Y una chica castaña, ¿Quién es? Ni idea.

—Ah.... —empezó Naya nerviosa.—....mira Brooke, ella es nuestra compañera.

Okay, sé que lo dijo para no estar incómodos.

Volteé hacia la chica, Jennifer, al parecer.

Sonreí y me acerque, cosa que por instinto ella retrocedió un poco.

—Hey, tranquila. No muerdo, ¿Sabes? —bromee riendo.

Jennifer se ruborizó y agachó la cabeza avergonzada.

—Soy Brooke y tú debes ser Jennifer, ¿Verdad? —pregunté, aunque ya sabía la respuesta.

—Si, ¿Cómo lo sabes? —cuestionó ella confundida.

—Me gusta saber con quiénes me relaciono y le pregunté tu nombre a Chris —sonreí.

Ella rió levemente.

—Me puedes decir Jen o Jenna —sonrió.

Ya no estaba nerviosa y eso estaba bien.

—Un gusto Jen —le entendí la mano y ella la acepto.

—El gusto es mío, Brooke —volvió a sonreir.

—Bueno, ya se conocieron, creí que iba a ser peor —confesó la rubia.

Reí levemente, tapando mi boca.

—Me ofende que creyeras que iba a terminar mal, Naya —negué.

Ella levanto los hombros.

—¿No quieren comer? —propusó Will.

—Uuhh, yo sí quiero —habló Jack.

—Vamos a comer entonces.

Me senté en uno de los sillones, este era grande, así que me senté en la orilla, deteniendo mi cara con mi brazo izquierdo.

—Veo que aún no has salido corriendo —le dijo Jack a Jenna.

—No la asustes, Ross —Naya lo señaló.

—¿Qué insinúas? —frunció el ceño.

—Que eres un pesado —interferí.

Él volteó a verme y me saco la lengua.

—E inmaduro —acomplete sonriendo.

Naya agarro la mano de Jen e hizo que se sentará conmigo y con Jack, este quedó en medio y nosotras a las orillas.

—Acaba de llegar y ya me está insultando —me dijo haciendo un puchero.

Negué riendo.

—¿Y eso te pone triste? —fingí tristeza.

Él asintió viéndome a los ojos.

—No seas sentido, Ross —me burlé.

—Un abrazo tuyo me quitará la tristeza que tengo en este momento.

Volví a negar sonriendo.

—Ven aquí —abrí mis brazos.

Él se acercó y me abrazo, para después poner su cabeza en mis piernas y yo hacerle piojito.

—Solo.... No la espantes, ¿De acuerdo? —volvió a decir Naya hacía Jack.

—¡Yo no espanto a nadie! Además, si quiere vivir con ustedes dos tendrá que saber que Will y tú son como un combo. Aguantar a uno implica aguantar al otro —se cruzó de brazos indignado.