Capítulo 5.

1K 64 7
                                    


Brooke Harper.

Estaba en la residencia, la verdad no me apetecía venir, pero creo que haré realidad lo de irme a mi departamento, así que tengo que llevarme mis cosas.

Eran al rededor de las once, algo temprano.

Jennifer había llegado de ir a correr, creo que yo debería hacer lo mismo, mi panza ya está un poco inflada y estaría bien bajar de peso.

Me mire al espejo unos segundos, vaya, ya veo porque nadie se fija en mi.

—¿Tienes planes para hoy, Harp? —me preguntó Jennifer.

Fruncí el ceño, solo mis amigos me llamaban así.

—Sí, y no me digas Harp —pedí.

—Oh, si. Es que pensé que como compartíamos amigos podría llamarte así.

No me agrada lo de “compartir amigos”, ni que fueran objetos.

—Vale, aclaremos algo, Jennifer —voltee a verla.

Ella se tensó al ver que estaba seria.

—Que seas amiga de Will, Ross y Naya no quiere decir que yo también sea la tuya.

—Lo siento, creí que podríamos serlo.

—No te confundas.

Ya no dijo nada más y lo agradezco.

Mi teléfono comenzó a vibrar, lo saqué del bolsillo de mi pantalón y vi la pantalla. Fruncí un poco el ceño, hace mucho no me llamaba.

—Hola —hablé firme.

—Hey, hola Harp —dijo Ross.

—¿Necesitas algo?

Vale, ¿en qué momento la Brooke alegre se convirtió en esto?

Desde que tus “amigos” te excluyeron por estar con Jennifer.

Oh, cierto.

—¿Tienes algo agendado para hoy?

Si, ignorarte.

—No, ¿por qué la pregunta?

—Creí que podríamos ir por algo de tomar o comer, ya sabes, como antes.

—Oh, claro.

—Bien, paso a recogerte a las doce, ¿Te parece?

—Claro, aquí te espero.

—Adiós Harp, te quiero.

—Yo también, adiós.

Colgué la llamada antes de que dijera algo más.

—Creo que si tengo planes para hoy, después de todo —susurre para mí misma.

Me dispuse a doblar la ropa que estaba en el armario.

Al parecer Naya y Jennifer irán al piso de Ross, realmente no me importa mucho.

Después de unos 15 minutos se dignaron a irse, cosa que agradecí.

Llamé a Audrey por videollamada para que me ayudara con lo que me pondría, no podía venir por cuidar a su hermano y su papá estaba ocupado como para hacerlo.

—Holaaaa —saludó Blake.

Reí.—Hola niña.

—¡Solo nos llevamos unos meses! —reprochó.

—Aún así te seguiré diciendo así —sonreí.

—Bueno, no importa, ¿ya sabes que te pondrás?

EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora