Capítulo 8.

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Brooke Harper.

Desperté con algo de dolor en la cabeza, me ardían horrible los ojos y me sentía débil.

Tomé mi cabello con fuerza y deje mi cabeza caer en la almohada.

—Mierda, mierda —susurré.

Un quejido se hizo sonar al lado de mi, volteé algo confundida, un brazo me rodeaba y me tomaba de las piernas.

—¿Qué... —intente decir, pero él me interrumpió.

—Harp, déjame dormir —habló Ross alzando un poco su cabeza, con los ojos entrecerrados.

Arrugue las cejas y lo mire.

—¿No crees que ya es un poco tarde como para que sigas durmiendo?

Él negó sonriendo.—Nunca es suficientemente tarde para dormir.

Rodé los ojos.

—¿Podrías... —mire su brazo que empezaba a acariciar mis muslos.

Los apretaba un poco y yo sólo miraba lo tranquilo que estaba.

—Ross... —dije viéndolo.

—¿Uhmm?

—¿No tienes cosas que hacer? —pregunté.

Él negó.—Tengo todo el tiempo del mundo sólo para ti.

Lo ví sonriendo, ¿realmente podía llegar a gustarle a él?

—Pues... Tú, no yo.

Jack alzó su cabeza para verme.

—¿No te dicen aguafiestas, Brooke?

Reí.—Tengo escuela, Ross.

Frunció el ceño viéndome.

—¿Dije algo malo? —cuestioné.

—Dime Jack, no Ross.

Sonreí.

—¿Y a qué se debe eso, Jackie? —sonreí burlona.

—Que amo que me digas Jack —sonrió.

Me sonroje y quite las sábanas de encima mío.

Trate de levantarme, pero una mano me lo impidió.

—No te vayas, Harp —hizo un puchero.

—Tengo clases, Jack, ya lo dije.

—Quédate, no hace daño que faltes un día, además, tu amiga está en la misma carrera que tú, ¿no? Ella puede pasarte los apuntes.

—Se me olvidaba que te gustaban las cosas fáciles —me burle.

—¡Oye! ¡No te burles!

Sonreí divertida.

—Me iré a cambiar, espérame aquí.

—¿Y no puedes hacerlo enfrente de mi? Digo, para más rápido.

—¡Jack! —dije sonrojada.

Él rió y me soltó la mano.

Entré a mi clóset y elegí mi ropa. Una blusa color verde aqua algo corta como un top de manga larga, unos pantalones algo holgados de color azul oscuro, mis converse y una bolsa de color rosa clarito.

Salí ya vestida y me mire en el espejo que tengo enfrente de mi cama.

—Wow, luces hermosa, mi Harp —dijo Jack sonriendo, dejando de lado su teléfono y viniendo hacia mi.

Yo le sonreí y él me abrazo por la cintura.

—¿Cómo es que no me había fijado en semejante obra de arte? —comentó besando mi cuello.

EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora