Capítulo 6.

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Brooke Harper.

Iba hacia la residencia, tenía que recoger mis cosas y por mucho que odiara la idea de volver aquí tendré que ir.

Era algo tarde, así que supongo que la mayoría ya está durmiendo.

Entre y escuché a Jennifer, hablaba de dinero.

Al parecer Chris le ofreció una semana más para poder pagar.

—Chris, muchas gracias —suspiró.

Me acerque con cautela.

—Perdón que me meta —dije llegando a un lado de ella.

Jennifer volteó a mirarme.

—Escuche que sufres con el pago de la residencia.

Ella suspiró y asintió.

—Yo podría ayudarte con eso.

Me miró con confusión y después negó repentinas veces.

—No es necesario, puedo resolverlo.

—No me pesa nada ayudarte

Suspiro de nuevo.—Realmente ni deberías, así estoy bien, encontraré un lugar en donde quedarme.

Iba a decir algo, pero alguien tosió detrás de mi.

Volteé para ver a la persona proveniente de aquel sonido y al hacerlo me sorprendí, era él.

—¿Te hace falta dinero, Jen?

Ella se le quedó viendo.

—Yo le estaba ofreciendo mi lugar en la residencia, ya pague el año entero y le serviría en lo que ella ve la manera de pagarlo por si misma —dije viéndolo.

Ross me miró detenidamente y después lo hizo con Jennifer.

—Puedes quedarte en mi piso —ofreció sonriendo.

Se me hizo un nudo en la garganta.

A ella si la ayudó con sus problemas económicos, es una señal, ¿no crees?

Lo mire con mis ojos cristalizados.

—No podría aceptarlo —habló Jennifer.

—Pero claro que puedes, además, no quisiera que te quedarás en la calle.

Odiaba la manera en la que la veía. Lo hacía con ojos de amor, con un gran brillo en ellos, a ella la miraba diferente, a ella sí la miraba.

—Muchas gracias, Ross —sonrió.

Ambos estaban viéndose a los ojos, y yo estaba en medio, viendo todo.

Chris pareció entender mis señales y carraspeo.

—Bueno, entonces te quedarás con Ross, ¿no es así? —preguntó, y volteó a verme cautelosamente.

—Al parecer sí —dijo nerviosa.

De sólo pensar en que ellos estarán juntos la mayoría del día, durante toda la semana, se me hace un nudo en la garganta.

—Bien, te ayudaré a mudarte —habló Ross.

Ella asintió y se fueron.

—Mierda Brooke, deja de fingir que no te duele verlos —soltó Chris.

Yo volteé a verlo, con los ojos llenos de lágrimas.

—¿Será que ella es más linda que yo? —pregunté mirando a el recepcionista con algo de inseguridad.

—No, claro que no. Todos tienen su belleza propia y no deberías compararte con ella, Harp.

—De verdad que necesito un abrazo —murmure limpiando mi nariz con la manga de mi sudadera.

Chris abrió sus brazos, dándome a entender que podía abrazarlo.

Entre adentro con él, no quería que ellos llegaran y me vieran llorar, sería patético.

Lo abrace, lo abrace como si nunca hubiera abrazado a alguien, y es estúpido ver la forma en la que Ross me tiene.

—Es estúpido pensar en que pudo haber un nosotros, ¿verdad, Chris? —asumí sin dejar sus brazos.

—Claro que no, Brooke —comentó acariciando mi cabello.

—Mierda, ella es demasiado linda, ¿cómo podría él fijarse en alguien como yo? Mis abuelos tienen razón, nunca seré lo suficientemente buena para alguien.

Me encogí en mi lugar, llena de tristeza y dolor.

—Tus abuelos no saben lo que dicen, eres suficiente para alguien, y más.

—¿Y sí es así por qué él no me quiere?

Hubo un silencio, no respondió nada.

—Yo... Yo creí que enserio iba todo muy bien, Chris.

—Brooke, siendo sincero eres la mejor persona que existe en este estúpido mundo, cualquiera sería afortunado de tenerte. Y si Ross no ve eso, él es el idiota, no tú.

Lo ví con una pequeña sonrisa, estoy agradecida por tener amigos así.

—Al final siempre terminamos igual, ¿no? Teniendo todo, pero a la vez nada. Es mentira eso de que las rubias siempre ganan, ella es castaña con unos ojos hermosos, y aún así ganó, ella tuvo su atención en unas semanas, algo no pude tener yo en 8 años.

Chris me miró con tristeza, odiaba que la gente me mirará así.

—Chris, ya nos vamos —dijo Ross.

El antes nombrado se levantó del suelo, pues ahí estábamos. Yo por mi parte me limpie las lágrimas e hice lo mismo que mi amigo.

Jennifer nos miró con algo de confusión, al igual que Ross.

—¿Qué hacían ustedes dos? —preguntó Ross.

Chris me miró y yo sólo negué.

—Nada, sólo... hablábamos.

Él me miró, estaba examinandome.

—Hablare contigo después de dejar a Jen.

Claro, ella es antes.

Yo sólo lo evite.

—Tengo que irme, Chris.

Me miró.—Claro, y recuerda lo que te dije, hay que cambiar las frutas podridas por unas más frescas.

Hablaba de él.

Me reí levemente.—Lo sé, creo que ya es tiempo de ir cambiando a esa fruta podrida, por más que me encante su sabor.

Chris rió.

—Te quiero, Brooks —sonrió.

—Yo igual a ti, nos vemos —me despedí sólo de él.

Salí de la residencia directo a mi carro, al parecer debí de dejar ir a Ross, por más que me duela.

No sé cómo hacer que salgas de mi mente, ni tampoco de mi corazón, pero tengo que intentarlo, antes de que me rompa por completo.

Te olvidaré, Jack Ross.




































Muy corto, lo sé, pero era un borrador que tenía y no me daban ganas de hacer otro, siento que me saltare unos capítulos, así que ya saben. Nos vemos luego.




















—Ari.

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