xi - madrugada

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  Tocaron la puerta.

Obviamente, nadie respondió. Y nadie iba a responder. ¿Estaría durmiendo? ¿Estaría despierta y se estaría haciendo la sorda? ¿Lo estaba ignorando? No daba ni señales de vida.

El nerviosismo es común en una persona cuando necesitas hablar con alguien y este no responde. Iván volvió a tocar, esperando una mísera respuesta, cualquier cosa; aunque sea un simple "¡andate a la mierda!" Solo quería saber que estaba bien, aunque era obvio que no lo estaba luego de todo el espectáculo que se armó, culpa suya. Spreen era una de esas personas que siempre se culpan de todo, y ese quilombo no era la excepción. Sí, realmente él que había iniciado la pelea había sido él al enojarse por haber encontrado a los dos ojiverdes chapando, pero... Pero no tenía un pero.

Las cosas estaban difíciles, a decir verdad. Para Iván, aún más, se arrepentía mucho de haberse comportado como tarado pero era demasiado celoso, y la situación lo había desbordado; fué mucha sorpresa y enojo, se sentía traicionado por Reneé porque le había dicho que no iba a dejarse estar con Rodrigo, y con Rodrigo porque pensó que el muy hijo de puta no iba a ser capaz de meterse con su hermana. Pero las cosas pasaron, y no había nada que hacer para evitarlo.

- Reneé... - él volvió a golpear la puerta. - ¿Nené?

  Ni una palabra.

- Dale, Neni, abrime por favor... Quiero hablar con vos. 

  La piba no respondió. En definitiva, estaba muy enojada con él. Spreen decidió desistir de sus intentos por disculparse, aunque sea por un rato no iba a volver a molestar a la piba. 

- Neé... Perdón Ren...

  El pibe se dio la vuelta, alejándose un poco de la puerta. Estaba por bajar la escalera cuando sintió un golpe detrás suyo, Iván se dio la vuelta y vió la puerta semiabierta. 

- ... Pasa...

  La voz de Reneé se escuchó baja, pero la manera en la que reconfortó al streamer fue una banda. Rápidamente entró a la habitación de su hermana, intentando acostumbrar la vista a la semi oscuridad de la habitación, tardándose en hacerlo. Se encontró con Reneé sentada en su cama, metida adentro de un buzo negro grande, que la había ver más grande de lo que era. La capucha le tapaba toda la cabeza y un poco los ojos, ya que había refrescado, y lo poco que se le veía de la cara estaba medio cubierto por los mechones rebeldes de su pelo. La piba no decía nada, estaba apoyada contra la pared, abrazándose levemente las piernas, mirando a la nada. Tenía todavía la luz del velador encendida, y los vidrios del cuadro todavía en el suelo; solo se había levantado a buscar el buzo, y nada más. El ánimo no le daba para nada.

  Spreen al entrar cerró la puerta tras de sí, quedándose parado contra esta, sin moverse. No sabía qué hacer, mucho menos qué decir, no quería cagarla más de lo que ya lo había hecho.

- Vené Vani... - llamó ella. Gritaba en silencio por poder arreglarse, no quería que todo quedara mal entre ella y él. 

  Se acercó a la cama de su hermana, sentándose a su lado, mirándola en silencio. Tenía miedo, vamos a decir la verdad, no quería hacer enojar a Reneé ni hacerla sentir más mal de lo que ya estaba. 

- ¿Cómo estás? - habló él, suspirando.

- Mal.

- Soy un estúpido. 

- Yo también-

- No, Neé, vos no. No tenés la culpa, sabés?

- La culpa es mía porque yo acepté. Y no intentés cambiarme la opinión porque no vás a poder. Sabés cómo soy.

Cruzada y dos miradas • [Carrera x vos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora