xxv - la reina, no un cuatro de copas

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- Hola Rodri...

- ¿Mauro?

- Sí... che, ¿todo bien?

- Ehh... si, qué sé yo. ¿Qué necesitás Mauro?

- Che nos íbamos a juntar en mi casa a comer un asadito esta noche. ¿Querés venir?

- Gracias por invitarme, pero esta vez paso... no quiero salir, no me estaría sintiendo muy bien.

- Dale Ro, antes siempre salías cuando te invitábamos. Hace una banda que no te vemos, aparte... Dale Carre, vamos

- no sé Mauri...

- Dale, te juro que la pasamos bien. Vení aunque sea un rato para comer. Sacate todo esa mierda de la cabeza un rato, hace meses que no te vemos. ¿Sabés cuándo fué la última vez que saliste?

- No...

- En noviembre. Rodrigo, estamos en febrero ya. ¿Entendés que estás re encerrado?

  Carrera lo pensó. No tenía en cuenta todo el tiempo que había tenido ya sintiéndose mal, sin salir de su casa. Al final, y solo para no soportar la voz molesta de LIT, Mauro, jodiendo por 15 minutos al teléfono, terminó aceptando salir. Por otro lado, también extrañaba respirar fuera de sus cuatro paredes...



  A la noche Rodrigo salió de su casa, rumbo a lo de Mauro. Terminó emocionándose un poco por salir, se esmeró en arreglarse bien para que el resto de la gente en lo del cantante no se dé cuenta del estado interno del streamer. Las ojeras eran difíciles de ocultar, pero para su suerte no estaba demacrado así que podía disimular tranquilamente en la baja luz que seguramente iba a haber en lo del pibe.

  Rodri se vistió con unas bermudas color azul francia, una remera celeste y unas vans negras. Tenía bien acomodado el pelo y sus ojitos verdes brillaban siempre bajo la luz, porque su brillo propio lo había perdido de tanta tristeza ininterrumpida. ¿Algún día podría recuperar ese brillito tan hermoso en sus ojos? Quizás, uno no sabe lo que prepara el destino a veces.

  Llegó a lo de Mauro a las 20:50. Ya estaban empezando a preparar la parrilla para hacer el asado cuando apareció por la puerta, bien recibido por el anfitrión de la casa; quién lo saludó contento de volver a verlo y lo llevó charlando hasta el patio de la casa en donde estaba el resto de invitados que habían llegado, en resumen Tomás (Robleis), recién llegado de Andorra, Angie y un par de amigos de Lit.

  La gente comenzaba a llegar con calma, algunos traían consigo unas buenas botellas de fernet, otros llevaban distintos tragos o bebidas alcohólicas. El lugar se iba completando con la presencia de la gente, contenta de una juntada de amigos ya que les hacía falta a todos. Bajito sonaba música, más altas eran las risotadas de Mauro y Rodrigo en el asador ante las pelotudeces que estaban haciendo. Al final el rapero había conseguido animar bastante a su amigo streamer, había sido al final él, Mauri, el que había logrado hacer reír con ganas a Carrera; quién se estaba sacando de a poco lo triste de adentro gracias a sus amigos empeñados en hacerlo sentir bien, en distraerlo de su tristeza.

  Mauro sabía que podía llegar a cagar todo si hacía las cosas mal, así que estaba dejando todo para que las cosas se decantaran para el mejor lado.

  A eso de las 22 ya estaban todos dando vueltas en torno a la cocina y el comedor, preparando la mesa para esa cena tan informal y amistosa que estaban gestando. Pasaban de acá para allá los platos, los cubiertos, los vasos, los chillidos de las chicas cuando se les cayó un vaso de vidrio y se rompió; volaban en el ambiente las risas y un montón de palabras, se escuchaban los "tomá, llevá esto para allá", los "MAURO SE TE QUEMA EL ASADO", los "le echaste tres kilos de sal a la ensalada", los "llevá la Coca y el fernet, y mucho hielo". El ambiente era muy familiar, habían sonrisas en todas las caras y eso a Rodri lo estaba haciendo sentir bien por primera vez en varios meses; ese ambiente tan cariñoso de todos con todos lo estaba salvando de sí mismo de alguna manera, estaba sonriendo por primera vez en muchas semanas y se había reído de verdad, sinceramente, cosa que le estaba haciendo de maravilla. Sentía en un principio que se estaba moviendo en un lugar hostil en donde todos eran felices y él era el único deprimido internamente, pero gracias a Mauro, Tomi e Iván, quién había llegado al rato, presuntamente solo, Carrera volvió a sentirse cómodo en su propio grupo de amigos que lo habían acompañado por mucho tiempo, y que en este bajón no iban a dejarlo. Al llegar Rodri tenía miedo de quedar solo, aislado del resto, mientras todos se cagaban de risa y jugaban entre ellos; pero al final, pocos minutos antes de sentarse a comer, Ro y Van estaban doblados de risa, boludeando a Germán, Uni, poniéndolo nervioso. Realmente en esos instantes de alegría, Rodrigo se dió cuenta de la falta que le hacía despejarse con sus amigos. En todo el rato boludeando no había pensado en Reneé, pero así mismo no podía dejar de ver su rostro cada vez que miraba a los ojos a Iván.

Cruzada y dos miradas • [Carrera x vos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora