Alfa Depredador (Finalizado)

Capítulo 58

Qu Moyu respiró estrepitosamente hondo para aliviar las palpitaciones, que eran más fuertes que nunca, y preguntó en voz baja: "¿Qué hospital?".

"..."

"Mamá, en qué hospital está". Era la primera vez en su vida adulta que Qu Moyu utilizaba ese tono de voz para mostrar que estaba cediendo ante alguien, aunque fuera su madre.

"¿Qué te importa? Es una operación menor, estará bien. También he hecho todos los arreglos para las secuelas, será compensado, no hay necesidad de que te preocupes más".

Qu Moyu apretó los dientes, reprimiendo su ira: "Incluso sin la marca, sigue siendo mi Omega, esto es entre nosotros, eres tú quien no debe molestarse".

"Hago esto por tu propio bien, ya estás comprometido con Xiaochu, ¿cómo puedes explicarle a la familia Zhou si estás involucrado con otra persona?". La señora Qu dijo fríamente: "Además, ¿crees que querría verte ahora?".

"Y..."

"Parece muy poco sincero que digas que te vas después de una fiesta de compromiso tan importante. Este matrimonio con la familia Zhou es para resolver los problemas financieros de la empresa, ¿tengo que enseñarte qué es más importante?" La señora Qu miró a su hijo con recelo: "No te involucrarías emocionalmente, ¿verdad?".

Qu Muyu se quedó sin palabras. La Señora Qu tenía razón, debía alegrarse de que alguien se hubiera ocupado de los problemas de Shen Dai por él cuando estaba distraído, para que el matrimonio pudiera celebrarse sin problemas, y el lugar al que tenía que ir ahora era el salón de banquetes, y lo que tenía que hacer era mantener la relación matrimonial con la familia Zhou, no acudir a Shen Dai de forma febril.

Esto no era para nada propio de él, ni era una estupidez que haría.

Debe ser porque acababa de recibir la marca y su cuerpo y su mente aún no se habían adaptado del todo.

Qu Moyu bajó lentamente la cabeza, las comisuras de sus labios se crisparon mientras contenía algo: "¿Has dispuesto que alguien lo cuide?".

"Por supuesto".

"En qué hospital está, dámelo, lo haré mañana en...".

"No querrá verte y es hora de que te pongas en tu sitio". El tono de la Sra. Qu se volvió severo: "En primer lugar, no eras del mismo mundo, y ahora que no tienes nada que ver con él, ¿qué quieres con él? Juega tu papel y cumple con tus decisiones, ¿no es esa la filosofía de tu familia Qu?".

Qu Moyu también levantó la voz: "Esto es entre él y yo, ¡podrías dejarlo en paz, por favor!".

"No te atrevas a decírselo a tu padre".

El rostro de Qu Moyu era sombrío.

La señora Qu se volvió hacia el espejo del cuarto de baño, se pasó las manos por el pelo, se alisó el valioso collar de esmeraldas que le rodeaba el níveo cuello y dijo, como si se dirigiera a Qu Moyu y a sí misma: "Vuelve. Todo es una elección propia".

Shen Dai se sentó en una silla en la sala de espera del hospital, esperando el coche que la Señora Qu había dispuesto para que le llevara a través de mil kilómetros desde la capital directamente a Lancheng.

Había querido ir por su cuenta, pero la señora Qu le había dicho que no tomara el transporte público porque Qu Muyu podría descubrirlo fácilmente. En realidad no pensaba que Qu Moyu fuera a venir a buscarlo, no había necesidad de que lo hiciera, pero después de enterarse de que la Señora Qu no podía visitarlo porque temía que Qu Moyu la siguiera, pensó que era mejor ser precavido por la seguridad del niño.

Habían sido unos días muy ajetreados para él.

Los tres días posteriores a la operación fueron una experiencia de pesadilla. Estuvo atado a la mesa de operaciones con un dolor insoportable y, aunque la incisión era pequeña, el daño a sus glándulas hizo que su circulación interna se volviera disfuncional, y el estrés causado por el dolor le impidió dormir adecuadamente. Los médicos le habían informado de este riesgo antes de la operación. Si hubiera sufrido así y el bebé no se hubiera conservado, su vida no habría estado en juego, pero afortunadamente, bajo los atentos cuidados de los médicos, su cuerpo se fue recuperando poco a poco.