Capitulo 17

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Meses después...
Se llevó las manos a la cabeza. Miró donde se encontraba, esa cama con aquella persona extraña le estaba resultando incomoda. Rápidamente cogió una de las batas que había colgadas en la habitación para después bajar las escaleras.
La gente se movía como un pájaro alrededor del patio. Transportaban muebles, una gran barra americana de encontraba al fondo, junto con unos grandes hombres llevando taburetes para colocarlos allí.
- ¡Cassidy! - gritó una voz familiar. - Creí que ya te habrías cambiado.
Elijah se quedó en medio de la escalera de madera.
- ¿Qué es todo esto? - se apoyó en la barandilla.
- Solo una pequeña fiesta, nada de que preocuparse.- sus manos se expandieron al ver la llegada de su hermano.
Klaus miró a todos lados, viendo el alboroto que se cernía. Al final de su vista se podía divisar a Cassidy hablando con Elijah en la escalera. Intentó afinar el oído pero unas manos le rodearon por el cuello. El pelo rubio se asomó dándole un beso en la mejilla.
- ¿Qué es todo esto?- dijo Caroline al ver a un hombre con caja que ponía *tratar con cuidado* - creo que tengo más fuerza que él. - soltó una risa.
- Creo que si lo hubiera echo yo, serías la primera en enterarte.
Siguió mirando a todos lados, poco se fue acercando hasta las escaleras. Viendo como aquellos desconocidos dejaban de parecerlo.
- ¿Se puede saber que es todo esto hermano? - dijo su voz retumbando por el patio.
- Es la fiesta de despedida de nuestra queridísima Cassidy.- la estrechó entre sus brazos.
- ¿Cómo sabías...?- solo pudo responder sin avergonzarse antes.-
- uno.- señaló con su dedo índice.- te oí hablar con Caroline de queréis volver a Mystic Falls y dos.- dijo con el dedo siguiente, dirigiendo la mirada su hermana. - el chaval de tu cama... No te preocupes, Hayley pensó que colaría.
- Pienso matarla.- los dos se dirigieron a ella. - es broma eh.
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- No entiendo como todavía no has ido a por ella.- le miró de frente, viendo que no tenía solución.
Damon estaba en su habitación, había vuelto alcohol. Perdió a las dos personas que más quería y una de ella era imposible de recuperar. Levantó la vista, intentado reflejar algún interés. Pensó en Cash, en que la echaba demasiado de menos pero la odiaba, la odiaba por haberlo convertido en lo que era ahora.
Dos golpes en la puerta sonaron.
- No te muevas.- dijo con si dedo índice hasta desaparecer por la puerta.
Al abrir la puerta, se encontró con una mísera carta en la entrada. Se quedo agachado al cogerla y la leyó en esa posición.
- Estáis invitados a la fiesta de los Mikaelson en Nueva Orleans.
Pasó la mano por encima de carta, después le dio la vuelta. Vio una letra que le cambio todo lo que tenía pensado de excusa para no ir.
" Se que estas leyendo esto Stefan, por favor. Tengo que verlos, a los dos. Sobre todo a él. "
Después de aquello, Stefan gritó.
- ¡Damon, nos vamos a Nueva Orleans, ahora!
Su cabeza solo pensó en una palabra.
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Miraba el reloj algo ansiosa, tanto el de muñeca como el de la habitación. Hayley había conseguido quitar a aquel chico que había metido en la cama de ella sin ningún sentido. Echaba de menos el aroma de Mystic Falls. Todo lo que allí se cernía pero siempre recordaba por que se fue, por que era un peligro, por que nadie la necesitaba allí. Se miró una vez más al espejo, ¿y si, en realidad, había empezado a odiarla? Quien sabe, el pudo haber cambiado, pudo empezar a despreciarla por irse sin quererlo. Sin quererlo dejarlo ir.
- Cassidy, baja, la gente empieza a llegar.
Suspiró profundamente, mirándose de nuevo al espejo. Llevaba aquel vestido y que tanto le gustaba. No es que odiara otros colores solo que el negro era el único que le favorecía.
Salió de aquella puerta como su de un abismo fuera a saltar. Se asomó un poco a la barra de escalera para darse cuenta de lo que había allí montado.
Bajaron del coche, mirando la luz de la luna. Damon no quería estas allí, había dejado meses atrás sus típicas fiestas. Una palmada se apoderó de su atención.
- Se que no es lo que tu quieres pero es necesario.
- Nunca te gustó Nueva Orleans, y menos los originales.- dijo dirigiendo la atención de nuevo a la luna.- Si es por ella, prefiero volver.
Sin mucho que pensar, Stefan lo arrastró hasta dentro del patio interior.
Todo estaba lleno de gente, luces que parpadeaban por todos lados, bailarinas encima de la barra americana que de vez en cuando se bajaban debido al cansancio. Mesas a los lados aunque todo estaba en el centro. Una voz hizo que se mantuviera su vista en la escalera.
Habían pasado meses pero ella seguía igual. Lleva aquel vestido negro que tantas había usado, incluso parecía que ya había perdido el color. No podía seguir mirándola.
- Mejor me voy a la barra.
Le dio una palmada para, después, desaparecer.
- ¡Estás preciosa! - le dijo Una de las muchachas que se encontraban allí.
- Gracias.- dijo para después ver como la chica se perdía en la multitud. Bruscamente, se giró hacía Davina.- No la conozco.
- Ni yo.- miró entre el cuerpo de Cassidy.- la mayoría de la gente están aquí por que... Les habrán obligado. Aunque, seguro que a él no.
Tragó saliva una vez más y se acercó hacía el lugar donde estaba Stefan.
- ¡Stefan, has venido! - dijo abrazándole.
- Hemos.- corrigió para estrecharla entre sus brazos.
- ¿Dónde..?
En Genaro con su dedo índice, señaló a la barra. Una espada bien formada adherida a una camisa blanca, alzaba la mano para llamar al camarero.
¿y si le miraba raro?A lo mejor le odiaba por todo lo que había echo... En realidad, no había echo nada pero le dolía haberse ido. Suspiró para sus adentros, se hizo hueco entre la gente y apoyó sus codos a lado de él, en la barra.
- No creo que llegues a pedir nada si solo levantas la mano.- su frase sonó temblorosa.
Damon giró un poco para encontrarse con lo que más temía. La tenía delante, como el primer día que la vio. Parece que el demonio no quería haberla cambiado para nada, ni en un solo movimiento. ¿y si mejor huía? Era una de las opciones pero no de las más acertadas.
- Damon, ¿estas...
Se esmeró en decirle algunas palabras pero creo que le fue imposible. Él solo se había limitado a marcharse. No quería hacerlo pero eso le haría demasiado daño a Damon. Ella eligió irse, ella eligió las consecuencias que vendrían.
Aunque parecía que Damon no se hubiera tomado las cosas con dolor, si lo había echo y mucho. ¿Podía haber estado tanto sumido en su tristeza por ella? La respuesta era sí.
Pasó por delante de Stefan dándole un empujón a lo que todo la bebida se le cayó encima.
- Dios mío, Stefan, yo...
- Es su culpa Cassidy, no te preocupes.
- Será mejor que vayas a cambiarte.
Se hizo paso entre la multitud hasta la habitación de Klaus. Stefan se quedó pensativo.
- ¿Cómo llegaste hasta aquí? ¿hasta tal punto de esta amistad con Originales?
- ella solo tragó saliva. - es una historia larga.- solo puedo responder. Un grito se escuchó en la calle. Se miraron a la vez, con paso decidió salió al balcón para encontrarse en medio de la calle un cuerpo sin vida con varias personas a su alrededor.
- El puente Wickery.
- ¿Qué?- solo pudo extrañarse de aquello. ¿Qué pintaba aquello en este lugar?
- Necesito que vayas, ahora.
Solo le hizo caso y se marchó con las llaves del coche de Stefan que le había lanzado al aire.
Lo más duro de todo aquello fue el viaje, parecía algo interminable aunque sabía a por quien iba. Tenía claro que no quería recibir un no por respuesta y menos de él. Decidió que el ruido no era uno de sus mejores aliados. A mitad del camino, se embarcó en el viaje por en medio de la carretera andado. Le venía bien pensar en todo eso, en todo lo que había vivido y desperdiciado. En que había echado a perder meses de su vida solo por hacer aquello que no quería. Estaba enfadada con el mundo, irritada de que se hiciera el egoísta aunque si que la quería en el fondo. Al llegar al puente, se encontró algo que sabía que era obsesión y miedo a la vez.
Estaba con los brazos apoyados en el puente, mirando a la luna. Parte del reflejo de la luz dejaba ver su cara manchada de sangre, al igual que la camisa.
- Si has venido a echarme una charla será mejor que...
Le cortó en ese instante.
- Estoy cansada de echarte charlas Damon.- a cada frase sus pies lo movían hacia él.- Estoy cansada de hacer las cosas por ti. Estoy cansada de que al final esto no llegue a ningún sitio, Damon.- levantó los brazos en señal explicación.- estoy muy cansada Damon. Me fui sabiendo lo que hacía pero hubiera sido mejor que te hubieras marchado.
- ¿Sabes qué?- dirigió su mirada hacía ella. - Tenía que haberme ido, aunque no hubiera sido a Nueva Orleans. Pero no Cash, decidí quedarme.- ahora era él quien se adelanta, haciendo que ella retrocediera. - Me quedé esperando a que dijeras algo, a que contestaras al menos uno de los miles de mensajes que te envié. -De un momento a otro se quedo perpleja. ¿Qué mensajes?- y ahora vienes invitándome a una fiesta, claro Cassidy. Yo también estoy cansando.
El silencio se hizo después de gritar todo aquello. El viento se tranquilizó con lo que Damon pasó delante de ella, sin darle ninguna explicación.
- Pero Damon yo...- perdió toda oportunidad de volver atrás. -¡Yo te sigo queriendo!
Por un instante, se paró de lleno. Se le vinieron a la cabeza recuerdos suyos tanto buenos como malos pero que estaban allí. Se estaba pensando si darse la vuelta o seguir caminando.
- Me lo imaginaba, tu como siempre respondiéndome.
Ahora fue ella la que se echó a correr. Corría y corría pero las lágrimas de sus ojos no le dejaban ver nada. En un segundo, cayó al suelo, en medio de la nada. Se abrazó a su rodilla herida, no pensaba en curarse nada en se momento, no tenía fuerzas suficientes ni para pensar en algún conjuro.
De un momento a otro, el cielo se oscureció más de lo normal. Dirigió la vista de nuevo para encontrarse de nuevo con quien le había gritado tantas cosas hace unos minutos.
Le ofreció una mano para que ella se levantase. Con un dolor que le era imposible de llevar, se levantó como pudo. Pasó su brazo alrededor de sus hombros.
- Creo que me he roto algo.- decía entre bocanadas de aire.
De un momento a otro, una risa se escapó de él. Se llenó en ella una chispa de que aquello podía seguir.
De un momento a otro, pasó su brazo entre el hueco de las rodillas.
- Será mejor que vayamos en el coche de Stefan. Y si vas a preguntar, lo he visto antes en medio de la nada.
Abrió los ojos, estaba en aquella casa que tanto había echado en falta. No había cambiado en nada. Miró a su alrededor, sin encontrarse con alguien en aquella sala. En un esfuerzo en vano, intento levantarse, pero su rodilla seguía sin poder hacer nada. Unos pasos llegaron hasta ella. Sonrío como siempre solía hacerlo. Llevaba sin sonreír desde hace meses pero ella hacia que todo eso ocurriera. Levantó sus piernas un poco por encima para posicionarlas encima de él.
- ¿Podrías explicarme lo de los mensajes?
Estaba su mirada dirigiéndose al cuidado de rodilla hasta que ella comentó aquello. Levantó la vista por un segundo.
- ¿Qué tal esta tu rodilla?
- Te diría que bien si la sintiera. - después de ello, plasmó una sonrisa en su cara. Damon se mordió la muñeca por un segundo.- No, ni pienses que voy a beber. ¿y si muero?
- ¿Vas a morir en menos de veinticuatro horas?
Ella solo tragó saliva. Negó con la cabeza aunque el acercó a su muñeca. Hizo tanta fuerza con la boca que empezó a salirle sangre en los labios. Se llevó la mano para intentar limpiarse la sangre pero Damon era más rápido. En un abrir y cerrar de ojos, la herida empezó a curarse aunque Cassidy estaba empezando a odiar aquello aunque viniera de él.
- ¡Sabes que lo odio! - intentó levantarse pero solo fue para caer una vez más. O eso creía. La había agarrado antes de ver como su cara de estampaba con la alfombra. Solo unos centímetros los separaban, se miraban, no podían separarse de aquella posición. La respiración de Cassidy iba demasiado rápido. En un segundo. Damon apoyó su frente en la de esta, cerrando los ojos al tiempo que respiraba entrecortadamente.
- Necesito más tiempo para poder todavía superar tu ida de estar aquí, conmigo.
En un segundo, Cassidy estaba sola, otra vez sola. Pero eso no le volvería a pasar. No lo volvería perder de nuevo.

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⏰ Última actualización: May 03, 2015 ⏰

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