Capitulo 11

424 12 1
                                    

La vida es dura pero yo lo soy más. Esa es la frase que se repitió una y otra vez cuando bajo las escaleras de aquella cueva. No se veía nada en absoluto pero notó como había unas antonchar que podía prender. Dijo una frase extraña en aquel idioma para que se encendieran, vio como la roca estaba a un lado y bajo tranquilamente hasta estar enfrente. Una oscuridad se cernía sobre el fondo, oyendo unos pasos llegar hasta ella. Sus ojos no daban para pensar más allá sobre si era Elena pero las pintas descuidadas le replicaban no.

- Tu debes ser Cassidy Sommers. La chica que tantos estragos ha causado. - se apoyó en la pared con el codo en lo alto de su cabeza.

- Necesito tu ayuda, Katherine.

- ¡Anda! ¡pero si sabes mi nombre!- le dijo con la sonrisa entre dientes.- dime, ¿Te lo ha dicho Stefan? Espera... ¿Damon?

Cerró los puños con sutileza para más tarde liberarlos. Sonrió de forma tranquilizadora volviendo su mirada hacia ella.

- Tu has estado más tiempo que nadie con ellos. Necesito saber sobre un anillo de los Salvatore.

Ella solo trago saliva.

- Si me sacas de aquí, prometo contártelo todo. - sonrió maliciosamente.

- No soy Elena, no pienso hacer tratos contigo.

- Yo jamás los haría...

Una voz se oyó desde las escaleras. Un hombre trajeado, con porte además de atractivo se acercaba a mi lado. Me miro sonriendo para dirigir su vista hacia ella.

- Katerina, ¿que haces ahí dentro?

- Elijah...- miro sorprendida.- los Salvatore y la bruja Bennett me encerraron.

- Pobre.- se compadeció de ella. Su mirada se dirigió a mi.- yo puedo contártelo todo acerca de ese anillo... Si, cuando acabe la información, la sacas de aquí.

Suspiro mirándola. No quería hacer tratos con nadie, no quería acabar mal pero era su única carta para adivinar lo que quería.

- Eso esta echo.

Solo pudo decir mientras desaparecían por el umbral de la cueva.

••

Le dio el último trago que quedaba. Se llevó las manos a la cabeza, rascándose la nuca. La chimenea le daba en medio lado aunque no le molestaba. Miró el vaso repetidas veces, viendo la marca que dejaba cada vez que lo movía. ¿Como había sido capaz de controlarse con ella? Pensó en lo aquella noche, como la besaba y tocaba pero nunca llego a arrastrarla hacia él, como había sido posible que en el momento ideal, donde su camisa no existía y la falda tampoco, la hubiera dejado ir. Sería por que quería que pasara de otra manera, era diferente su manera de estar con ella. Con Elena fue diferente, se enamoró pero llego un momento que no podía seguir aunque la tenga siempre presente.

- Damon, ¿que tiene de interesante ese vaso? - se oyó el caer del sofá.

La voz que menos quería oir estaba allí.

- Que haces en mi casa.

- ¿Encima de que vengo a hacerte una visita?

Meghan se había colado en la casa cientos de veces sin ningún problema, lo espiaba siempre en el baño pero eran tiempos buenos donde de verdad se querían el uno al otro. Cuando estaba mal, él estuvo ahí para consolarla. Cuando cumplió dieciocho  años, de un año a otro se volvió solo con lo que quería: la transición para vampiro. Cuando la consiguió, lo dejó vendido y solo. Sabía que tenía que haber muerto.

Inseparables.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora