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"Y si alguna vez hice cosas por ti, no fue para que me quisieras, fue porque te quería mucho" Autoría de Carlos T Mendoza.

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POV Jisoo

– Porqué Roseanne sigue viniendo?, prácticamente se ha apoderado del porche, le llamaré a Wen.

– Espera.

– Jichu?

– No te molestes, le dije que dejará unas botellas con agua. Alice está a salvo.

– Borro las memorias de Roseanne? – negué – Que estás planeando?

– La necesitamos si queremos acabar con Lalisa, no podemos hacerlo nosotras solas. Lo sentiste al entrar la barrera se ha fortalecido.

Su silencio me dio la razón

– Rosé es el aliado perfecto, aparte su sangre no fue suficiente para abrir el portal, la necesitamos a ella si queremos traer de vuelta a Joohyun.

– Está enamorada de ti.

– Jendeukie la conócenos desde pequeña sabes que siempre lo ha estado.

Sonreí al recordar una versión pequeña de Rosé enojada conmigo por prestarle atención a los demás.

– Entonces que quieres?

– Qué se lleven bien, pasaremos tiempo juntas.

– Oh por Dios, quieres que vaya y le diga: Hey doppelgänger de Chaeyoung la mujer qué nos importa quiere que estemos en paz, o sea nos vamos a odiar en silencio.

– Esa mujer debe ser sexy para que le hagas caso.

– Qué? Un momento crees que siento atracción por chicas sexys?

– Lo sé, te atraía Pam...Lalisa.

Intenté escapar sin contar que ya había previsto mi movimiento.

– La he visto a través de Roseanne, Lalisa se ha convertido...

La frase quedó en el aire al sentir como sus manos trazaban con deseo mi cuerpo, con voz ronca me murmuró al oído.

– A mí me enamoró una chica que ni él mismo Miguel Ángel sabría dibujar, un Ángel, con una sonrisa que derrite cualquier glaciar y cuando sus ojos me veían me desarmaban por completó.

Gruño deteniéndose – Odió cuando los genes de licántropo hacen que aparezca.

Con la maldición habíamos encontrado formas de satisfacer nuestro deseo, me acerqué más frotándome contra su cuerpo.

– A mí me encanta.

Sujeto mi cintura arrastrándome al sillón, me posicione arriba sentí como había crecido seguí moviéndome en un vaivén aumentando la velocidad haciendo que se uniera dando estocadas encima de nuestras ropas, cambio de posición, antes de quejarme fue directo a mi punto sensible.

El placer llegó como un trueno, tan fuerte y brillante, que me costó salir del letargo, Jennie dejo un dulce beso en mi frente.

– Te ayudó a liberar la tensión?

– No, sólo necesito enfriarme para que desaparezca.

Pocas veces dejaba que la tocará y normalmente iban de por medio unas esposas, así evitaba cometer una locura decía, tenía los ojos cerrados con fuerza mientras se esforzaba en bajar la calentura.

– Lo siento, debo ir al baño.

Después de 30 minutos salió más relajada, traía el pelo mojado, las gotitas se evaporaban por su calor corporal.

La maldición *JensooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora