Tener que vivir bajo en mismo techo con la amante de tu pareja no es bonito.
Ese fue el caso de Amity Blight al ver que su esposo Matt trae una amante al castillo dejandola de lado.
Pero una princesa que no tiene buena imagen ya que muchas personas...
Mirar aquel hombre aquí me hizo tambalear y marearme en ese instante.
"No puede ser ¿Qué hacia el aquí?"
Hubiera caído directo al piso sino fuera por una persona que me sostuvo de mi cintura y mis manos.
—¿Lord Gus? —dijo aquel muchacho que me sostuvo.
Solté su mano y me alejé de él, queriendome ir de esta fiesta.
—M-Me voy a descansar, creo que bebí demasiado —solte dandome la vuelta, buscando la salida e irme de una vez por todas.
Esperando a que ese hombre no se de cuenta de mi presencia, di un paso... aunque fue inútil.
—Vaya, vaya —su voz, su asquerosa voz volví a escucharlo— Parece que no me confundí —me detuvo volviendo a temblar con cada palabra que decía— ¿"Lord" Gus? —se estaba burlando de mí, lo sabía al escuchar su manera de pronunciar— Sí que has prosperado —sentí sus pasos cada vez más cerca.
Voltee a verlo, de una vez enfrentarlo y acabar con esto, pero no pude por qué al voltear mi cuerpo se congeló...
"¡Vizconde Edward!"
Su mirada fija hizo que mi lado omega tenga ganas de vomitar.
—Haces que la gente te trate como un Lord, siendo un esclavo fugitivo —volvio hablar temiendo que alguien más haya escuchado lo que dijo.
"¡Es el señor de la finca donde yo era esclavo!"
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Todos estaban tranquilos, degustando el postre que había en la mesa.
—Su alteza, ¿Ya desistió de encontrar a la persona con la que se escribía? —dijo aquella chica de cabello verde.
Enfrente de la Emperatriz estaba una pequeña mesa donde se encontraba la princesa Luz y su acompañante Amelia.
—Me temo que sí, cómo aún no reveló su identidad, pienso que querrá mantenerla en secreto —dijo Luz con su sonrisa coqueta.
—Pero estará muy decepcionada.... —respondió Amelia.
—No quiero causarle incomodidad —al decir esto su mirada busco los ojos dorados de la Emperatriz, mientras Dana una sonrisa genuina.
—"Cumple con su promesa..." —pensó la Emperatriz sorprendida aunque supo ocultarlo bien.
Pasaban algunos minutos cuando los murmullos se escuchaban claramente para todos en la mesa, cerca de la puerta se encontraba el capitán de la guardia.
