Capítulo 12

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Nota: Muchos capítulos serán narrados por Amity.

Sin más empecemos >>>

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Pov Amity

El baile se detuvo, solo por qué mi querido esposo Mattholomule se fue donde su amante para abrazarlo y consolarlo, ignorando que aún sigo siendo su pareja.

—Augustus... —dijo mi esposo preocupado por las lágrimas de su amante.

—La princesa Luz dijo que no bailará conmigo..... —sollozo en el hombro de Matt lo cual la miraba preocupado por el sollozo— No tengo con quien bailar.... —volvio a lo único que sabia hacer, llorar y llorar.

Suspire cansada de ver lo que Matt hacia enfrente de todos.

—Vaya, justo enfrente de su Majestad...

—El rumor de que está perdidamente enamorado de su amante debe ser cierto....

—Así parece....

Como lo supuse, los susurros de las personas comenzaron a escucharse o al menos para mí. No podía quedarme aquí y seguir escuchando lo que decían, me dí la vuelta, alejandome de ahí.

Camine por los pasillos del Palacio, cuando escuche pasos detrás de mi, pensé que era mi esposo pero al voltear me encontre con....

—Ah —se detiene mirandome con cierto nerviosismo en su rostro— El palacio es tan grande que solo me preocupaba que se perdiera.... —vi como se rascaba la cabeza nerviosa— Y además esta muy oscuro.... —fingió ignorancia mientras yo, bueno, solo me la quede mirando— ¿Está bien? —pregunto, esta vez con preocupación en su mirada.

—Estoy bien —dije sonriendole con tranquilidad a la vez que me acercaba a abrir la puerta de mi habitación— Gracias por acompañarme —abriendo la puerta entre pero antes voltee a verla— Buenas noches —cerré la puerta después de decirle aquellas palabras.

Al ya estar dentro de mi habitación, no aguanté el dolor que sentía en mi pecho, entre tambaleos le deslize contra la puerta, mis lágrimas no demoraron en salir, pasando por mis mejillas hasta caer en el frío suelo.

*Toc* *Toc*

—Pío —me sorprendí al escuchar el sonido de una ave.

—¿Reina? —pregunte confundida, aunque no es que la ave me respondiera— Siempre vienes a reconfortarme en los momentos difíciles —extendí mis brazos, recibiendo a mi ave— Gracias.... —sonreí antes la calidez que transmitia la ave— Aveces me pregunto si eres humano. Pero claro que no lo eres, ¿o si? —sentí a la ave tensarse, supongo que sería por eñ viento helado que pasó recien.

—¿Pío?

No dije nada más, solo segui abrazando a la ave, pero algo o mejor dicho alguien llamó mi atención, era la condensa Camila.

—Su Majestad —dijo con su rostro preocupado.

—¿Condesa Camila? —la mire esperando a que me diga a lo que venia.

—Un mensajero de la familia Verdi pasó por aquí —me miro algo nerviosa.

—¿De la familia Verdi? —pregunte confundida.

—La Vizcondesa Verdi dijo que ya no puede ser su dama de compañía —¿Cómo? ¿A que se debia esto?

—¿Estás segura de que el mensaje vino de la Vizcondesa Verdi? —pregunte ectrañada por aquella noticia.

La pareja de la Emperatriz -Gip-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora