𝑾𝒊𝒍𝒅𝒆𝒔𝒕 𝑫𝒓𝒆𝒂𝒎𝒔 | Bɪʟʟʏ Hᴀʀɢʀᴏᴠᴇ

Capítulo 4: UNFORGETTABLE

𝗨𝗡𝗙𝗢𝗥𝗚𝗘𝗧𝗧𝗔𝗕𝗟𝗘

𝘞𝘩𝘺 𝘯𝘰𝘵?
𝘈 𝘧𝘶𝘤𝘬𝘪𝘯' 𝘨𝘰𝘰𝘥 𝘵𝘪𝘮𝘦, 𝘯𝘦𝘷𝘦𝘳 𝘩𝘶𝘳𝘵 𝘯𝘰𝘣𝘰𝘥𝘺;
𝘐 𝘨𝘰𝘵 𝘢 𝘭𝘪𝘵𝘵𝘭𝘦 𝘥𝘳𝘪𝘯𝘬 𝘣𝘶𝘵 𝘪𝘵'𝘴 𝘯𝘰𝘵 𝘉𝘢𝘤𝘢𝘳𝘥𝘪.
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Seguí a Eddie por la casa hasta llegar a una sala la cual parecía de juegos. Había una mesa de ping pong y fuimos hacia ella. Al cabo de un buen rato, Eddie y yo terminamos jugando al juego del vaso, que consistía en beber el interior y luego debías ponerlo boca a bajo para poder beber el siguiente. Eddie y yo íbamos juntos y siempre ganábamos.

—¡Choca esos cinco, Harmon! —exclamó Eddie.

Choqué los cinco con él y los dos empezamos a reír, ya que habíamos ganado de nuevo.

—Somos el dúo perfecto para esto, Munson —le dije.

—Y que lo digas.

Los dos volvimos a reír y noté como el alcohol de toda la bebida que había ingerido me había subido muchísimo. Entonces, sentí cómo alguien me agarraba del brazo y al girarme vi que era Steve.

—¡Hola, Steve! —exclamé entusiasmada.

—¿Dónde está Robin? —me preguntó.

—Está con su novia gracias a mi.

—¿Con su novia?

—Con Vickie.

—Entonces vamos a buscarla.

—¡No! Ahora no quiero irme. Estoy jugando con Eddie y me lo estoy pasando genial. ¿¡A qué si, Munson?!

—¡Si! —exclamó desde el otro lado de la mesa de ping pong.

—Me da igual —me dijo Steve y empezó a arrastrarme para sacarme de la sala.

—¡Luego vuelvo, Munson! —le grité desde lejos—. ¡Ni se te ocurra cambiar de pareja!

—¡No te cambiaría por nadie, Harmon! —exclamó él.

Sonreí para mí y Steve me llevó hasta la barra donde estaban las bebidas.

—¿Dónde viste a Robin por última vez? —me preguntó.

—No lo sé —respondí.

—¿Cómo que no lo sabes?

—No me acuerdo, Steve —le dije algo agobiada ya que no dejaba de hacerme preguntas.

—Genial —dijo sarcástico.

Vi un vaso lleno en la barra, así que lo cogí, pero cuando iba a beber un trago, Steve intentó quitarmelo.

—Ya has bebido suficiente —me dijo.

—Deja de darme órdenes, Steve —le dije molesta.

—Dame el vaso.

—No.

Los dos empezamos a forcejear y el contenido del vaso terminó virtiendose encima de mi camiseta.

—¿Que coño te pasa? —le pregunté a Steve molesta y le di un empujón.

—Lo siento, no quería tirartelo encima —se disculpó.

—Voy a ir a limpiarme.

—Te acompaño.

—No, ni se te ocurra acompañarme. Iré yo sola a limpiarmelo. Mejor ve a buscar a Robin.

Me escabullí entre la gente y por fin perdí de vista a Steve. Sabía que para ir al baño tenía que ir al piso de arriba y eso significaba que tenía que subir escaleras. Una vez las encontré, empecé a subirlas, aunque no dejaba de tambalearme de un lado a otro a causa del efecto del alcohol. Entonces, me tropecé con un escalón y cuando creía que iba a caerme y montar un numerito delante de todo el mundo, alguien me agarró de la cintura y me sostuvo. Al girar la cabeza vi que era Billy.