NO TE ALEJES

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–donde estoy?– su cabeza dolía y sus piernas estaban dormidas por el gran dolor que hizo al correr anteriormente, quería tocar su cabeza pero sus manos estaban amarradas en la silla que estaba, sus nervios cada vez eran peor pues no sabía dónde estaba y lo único que recordaba era estar corriendo casi por su vida alguien la perseguía.

Se rindió.
Sus dedos le dolían por la fuerza que estaba centrando en querer romper la cuerda que las amarraba, la puerta escucho abrirse y eso la detuvo la luz faltaba claramente en el cuarto todo estaba oscuro y nisiquiera un rayo de luz podía presenciar por una ventana.

Alguien venía entrando, su silueta podía distinguirse era mucho más negra que lo de su alrededor su pelo era puntiagudo y  tenía un cuerpo muy bien formado, era alguien mayor ella lo sabía.

Con toda su desesperación se movía de un lado a otro y el peso de su propio cuerpo hizo caer la silla junta a ella al suelo frio.

－personas como tú son tan.. desagradables－ escuchaba atentamente lo que decía aquella voz grave, su rostro empezaba a ponerse frio por el frío del suelo en el que estaba, lagrimas empezaban a asomarse en sus ojos y solo rogaba por su vida.

－quien eres maldito idiota!－ por fin sacando palabras de su boca logro hacerlo, un severo silencio hasta que sintió un pie que estaba apuntando a su dirección.

El momento fue muy rápido
La persona había pateado su rostro sacándole sangre de la nariz.

－te solitaria pero eres una inutil que nisiquiera haces tus propios deberes
Como pretendes defenderte
¿pidiendole a alguien mas el favor?－
El zapato del peli rubio tomaba lugar a arriba de la cabeza de la chica, quien lloraba y lo veía confundida.

－no se de que me hablas...－

－con que no te acuerdas－
Sintió como era arrebatada del cabello volviendola a poner en su lugar, dio un quejido al sentir como la silla de madera sus astillas empezaban a meterse entre su piel, su piel estaba fría y ensagrentada y más ahora estaba sufriendo al sentir el dolor que le provocaba la silla rota y ya maltratada.

－mikumo...－

－te divertias dejando toda tu maldita tarea a mikumo!－

Silencio, fue lo que ella que ella ahora podía sentir
Un silencio donde no salian sus palabras, empezo a recordar la conversación que tuvo con su amiga esa misma tarde
Mikumo era el responsable...

－que te dijo ese maldito!
Seguro fue de lloron contigo!－grito desesperada moviendose aún de la silla.

－deberías cerrar la puta boca－

－compramos todos los ingredientes para el pastel que quiero hacer!－ brincaba el pelimorado de la emoción mientras ingresaba a la casa siendo acompañado del guardaespaldas con bolsas en las manos.

Habían ido al supermercado con la supervisión de gogo con una excusa perfecta donde yami tenía que comprar ingredientes y esa noche hacer un pastel juntos de chocolate para una linda cena.

Yami sacaba las cosas de las bolsas con una linda sonrisa de haber salido a comprar y distraerse un rato despues de un largo día de escuela y lamentablemente  tareas...

Iba a meter un bote de helado al refrigerador que había comprado cuando de repente un fuerte sonido de bala había sido escuchado hasta donde el estaba, brinco haciendo que el bote cayera al piso y todo el producto había caido.

Camino hacía la ventana cuando sintió una mano agarrar su muñeca deteniendolo.

－solo fue un sonido fuerte joven yami, no haga tanto caso y limpiemos lo que tiro antes de que venga su hermano－

Con un poco de duda asintió a las palabras del guardespaldas, pero claramente tenía curiosidad de lo que había escuchado.

Podía distinguirlo y venía de la parte escondida de atras de la casa donde gogo nunca lo a dejado entrar.

Sacudió su cabeza y volvió a donde estaba todo sucio, antes de entrar escuchaba gritos y lloriqueos, empezaba su pánico y trataba de ocultarlo
Solo es mi imaginación...

Ojala y lo fuera.

-

－maldita sucia deberías aprender a dejar de meterte con lo que no te corresponde－

Pateo por ultimo la silla que estaba ahi y salió, tratando de no hacer tanto ruido entró por la puerta de atras quitándose los zapatos y subiendo las escaleras escuchando como yami se disculpaba por un desastre que había echo, sin darle mucha importancia subió y entró a su cuarto.

Toda su ropa estaba llena de sangre, sus ojos rojos y heridas, heridas que le había causado aquella chica que trataba de vivir y defenderse pero una lastima que no llego a salvarse.

Sonrió de lado al saber que había quitado un estorbo de la vida de el y yami.