Sehzade Mehmed, príncipe sin rivales. Pero que tal si él jamás murió, su hermana Mihrimah Sultan sospechaba desde hace años atrás y lo ayudo a huir de una muerte segura, para años después regresar más fuerte que nunca, la lado de su esposa. ¿Cómo se...
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Aquel día todo iba a cambiar para la joven sultana, miraba a su padre mirando y buscando lo que más deseaba en su vida, la sultana Hurrem estaban enfadada por lo que estaba haciendo su esposo por su hija.
En ese momento entraron a quienes habían mandado a llamar, la sultana al ver a su amado enfrente sonrío, a lo que este hablo.
— Su majestad, ¿Por que me ha llamado? Necesita algo de mi — Hablo el Bey
— Si, deseo algo de ambos, por eso los he llamado, mi hija la Sultana, no se casara con Rüstem, así que ese compromiso se acaba, a lo que deseo que Malkoçoğlu tome la mano de mi sultana en matrimonio
— ¡P-Pero su majestad! — este fue callado por el sultán —
— Silencio Rüstem, esta es mi palabra, espero que Malkoçoğlu acepte tal petición
Este miraba con odio a su rival por lo que hizo, le había quitado todo en una sola palabra.
— Para mi seria un honor poder tomar la mano de la bella sultana del Sol y la Luna, su majestad...
La sultana al escuchar tales palabras sonrió con emoción a lo que le agradeció a Allah por escuchar sus plegarias.
— Bien, el compromiso será anunciado desde hoy, espero que tu Hurrem aceptes y puedas organizar una gran boda para mi amada hija
— Si su majestad, haremos una gran fiesta, inolvidable para Mihrimah
Belleza y felicidad deslumbraba en rostro de la sultana a lo que esperaba con ansias su boda, aunque hubiera deseado pasar su día especial con su hermano, aunque eso era imposible, una carta llego con el sello algo extraño, a lo que es día la abrió.
Mi bella hermana, lamento que te haya hecho esperar, pero espero que todo este bien, te contare algo, conocí a un joven que se volvió mi amigo y a una niña en esto últimos años, es hermosa ambos le servimos a los reyes de estas tierras, fui "Educado" unos meses por la reina de ese tiempo, a lo que luego pase a servir al rey, mientras que mi amada, trabaja para la nueva reina. Espero que pueda enamorarla y en algún momento regresar a tu lado, con mi esposa.
Atte. Mehmed
Esa carta hizo que sonriera, al menos su hermano no estaba solo, estaba acompañado y podría enamorarse como lo hizo ella y su madre. A lo que unos días después la gran boda llego, la joven sultana emocionada le rezaba a Allah para que su matrimonio fuese prospero.
— Hija mía... mi sultana, espero que seas feliz al lado de tu marido, y seas valiente como tu madre
— Su majestad... gracias por concederme tal deseo de mi vida
— Yo también te deseo lo mejor mi niña
La bendición de sus padres hizo que su corazón estuviera seguro de sus sentimientos, en todo Estambul celebraba la boda de la sultana, a lo que toda una semana fue de celebración, el rostro de la sultana siempre tenia una sonrisa.
De igual manera su esposo, siempre le obsequiaba el más mínimo regalo, de igual manera, cuando iban al palacio de su padre, este le obsequiaba cosas a su suegra, quien aprendió a querer al Bey. La sultana pensaba que su hija se volvería débil, pero fue todo lo contrario, gano fuerza y seguridad, la seguridad que le daba su esposo era gran y eso apreciaba la sultana.
— Bali Bey, no te hubieras molestado en traerme tales regalos, solo con que hagas feliz a Mihrimah es más que suficiente
— No es una molestia mi sultana, es para mi un honor darle regalos dignos de su aceptación
— Siempre es así, me trae regalos cada viernes, y flores cada miércoles, creo que mi corazón siempre tuvo la razón...
— Ahora que lo pienso, han llegado dos cartas para ti, pero me llamo la curiosidad poder leerlas, pero su majestad, dijo que no me metiera en tus asuntos así que el las guardo
— Bien iré a leer las cartas y regresare madre...
— Iré con usted mi bella sultana
Ambos salieron a lo que el mayor, se detuvo y miro a su esposa a lo que soltó un suspiro.
— Mihrimah, dime la verdad, ¿El príncipe Mehmed esta vivo...? Esas cartas que guardas, son de él verdad
— ... Y-yo... ya no puedo mentirte... si son cartas escritas por él... él esta vivo Malkoçoğlu... pero no se en donde esta... tenemos que asegurar que nada malo le va a pasar... para que él pueda regresar, no es por nada, pero tenemos que asegurar el trono para él...
— Sabes que le soy fiel al sultán, como a ti, así que te ayudare, recuperaremos a tu hermano, lo subiremos al trono una vez, el sultán se encuentre con Allah
— ¡Gracias! — la sultana abraza a su esposo y besa su mejilla — No sabría como agradecerte tales cosas que haces por mi
— Solo con tu amor es más que suficiente, Mihrimah
— Creo que no me equivoque, al cumplirle es deseo a mi hija amada
— Su majestad, disculpe nuestra impertinencia...
— Tranquilo Malkoçoğlu... No tienes por que pedir perdón
El sultán le entrego las cartas a su hija, las cartas decían lo mismo, que él se encontraba bien y que deseaba tener a la joven desconocida como su pareja ente los ojos de Allah, desde ese día las cartas dejaron de llegar, ella le enviaba cartas al lugar de donde eran envidas las de su hermano, pero jamás obtenía respuesta.
Los meses pasaron y la sultana quedo embarazada, algo que puso contenta a la familia entera, y sin preguntar Bali Bey, llenaba de regalos a su sultana, de igual manera su padre el sultán, su madre la sultana Hurrem iba a visitarla al lado de su hijo menor Cihangir.
— Hermano... ¿Dónde estas...? Tus cartas hacen más que falta... me causa alegría, ahora solo tengo un corazón agonizando sin saber nada de tu vida en esas tierras lejanas, pronto serás tío... y tus palabras me llenarían de esperanza en estos meses de melancolía.
— Mi sultana, pronto sabremos de él, solo hay que esperar... no te preocupes por eso, se que el príncipe esta bien, quien sabe, tal vez si haya conquistada a la joven desconocida...
...
— Se que ella es hermosa, pero ella es esclavas de las reinas que han estado pasando, y lo más probable que en algún momento la van a casar con un noble
— Ahmed eso lo entiendo, pero no sabes como me he llegado a enamorarme...
— Ella es una niña de 11 año que muy pronto si la reina desea, la casa con un noble
— ¡Yo soy un príncipe! ¡El hijo del Sultán Solimán!
— ¿Qué...?
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