10 (Parte 2)

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Huiyin se sentía cada vez más mareada por el humo del cigarro que Taeyong estaba fumando. Se preguntaba cómo podía andar tan tranquilo por la vida. Ella solo quería tragarse sus nervios. Había sobrevivido veinte horas sin dormir y aquella noche parecía no tener final. Era muy tarde por la madrugada, lo sabía porque su reloj de mano le indicaba cada hora que pasaba y corría con un molesto sonido.

Le habían dado la vuelta a casi toda la ciudad. Si tan solo su plan de escapar hubiese sido exitoso, no estaría allí. Pero Huiyin no pudo ni siquiera poner dos pies fuera de aquel casino cuando Taeyong la interceptó de frente. No pudo salirse con la suya, en cambio, Taeyong estaba moviendo las fichas a su antojo. Le estaba hablando muchas cosas durante el trayecto pero Huiyin parecía estar más concentrada en sus pensamientos que a su alrededor.

Huiyin se despidió de aquella chica la cual ni siquiera sabía su nombre. De lo que estaba segura, era que aquella chica había sido muy empática con ella. Se preguntaba que hacía una chica como ella trabajando en un lugar tan asqueroso como ese. Huiyin pensó haberse quedado con la suya, el frío viento chocó contra su rostro al compás que agitaba su cabello, cerró los ojos disfrutando el olor a libertad mientras de fondo se escuchaba el ruido, murmullos, voces y música clásica proveniente del interior del casino. No bastó mucho tiempo para que al abrir sus ojos se percatara que estaba nada más y nada menos que Lee Taeyong frente a ella. Huiyin apretó su mandíbula, su mente quedó en blanco analizando aquel rostro lleno de malicia.

— ¿Intentando escapar, Meng? — Taeyong fumaba un cigarro. Huiyin también se percató de que Taeyong llevaba su arma en el borde de su pantalón. — ¿Nunca te piensas rendir? En algún momento te darás cuenta de que no podrás huir de nosotros.

Huiyin frunció su entrecejo. En aquel momento se había rendido. Estaba cansada, había entrado a la boca del lobo.

— No intenté escapar. — Fue lo único que logró formular.

— ¿No? — Taeyong levantó una ceja mientras sonreía de la forma más malévola posible. — ¿Qué hacías entonces saliendo por la puerta trasera? ¿A tomar aire? Eso no te lo crees ni tú misma. ¿Cómo demonios escapaste de la habitación? — Taeyong hablaba en un tono furioso pero su rostro demostraba lo contrario, allí en ese punto Huiyin se daba cuenta que Taeyong no era muy normal. — No me respondas. A ver qué opinará Jaehyun de todo esto. — Taeyong iba a darse la vuelta pero Huiyin lo detuvo.

Vale, vale. — Tomó su brazo, trayendolo hacia ella de nuevo, quedando frente a frente. — Tú no le dirás nada. Entonces me va a matar... Y tú aún necesitas de mí como para querer verme muerta.

— Eres inteligente, Meng. En eso no te equivocas, no te quiero ver muerta porque aún necesito de ti. Pero tú tampoco quieres morir. Y lastimosamente, necesitas hacer lo que yo quiera porque mi palabra vale más que la tuya.

Ambos se miraron fijamente, ojos filosos lanzando cuchillas, llenos de odio, ira, maldad y frialdad. Se podía ver la oscuridad en ellos, sin ningún destello de luz. Era malicia pura. Taeyong podía ver en Huiyin la misma figura de altivez de Jaehyun.

Así era como habían llegado al bosque, Taeyong y Huiyin llegaron a un trato, ideando así un plan. Algo que les costó mucho sacrificio. Taeyong aceptó convencer a Jaehyun de no acabar con la vida de Huiyin, siempre y cuando Huiyin lo llevara al lugar donde tenía el dinero.

El dinero estaba en el bosque. La pequeña caja se encontraba enterrada debajo de una roca. Huiyin enterró la pequeña caja con dinero en el mismo lugar donde habían encontrado el cuerpo de su hermano.

Taeyong recordó el día que con mucho esfuerzo, arrastraron el cuerpo del hermano de Huiyin hasta el bosque. También recordó la razón por la cual lo habían matado. Lo que Huiyin ni nadie sabía, era que mucho antes de haber matado a su hermano, Taeyong ya la tenía en la mira a ella.

Entre las profundidades del bosque, Taeyong y Huiyin intentaban llegar al punto exacto. Taeyong conocía exactamente el lugar, pero debía fingir que no, que aquello era nuevo para él,  porque de otra forma, levantaría las sospechas de Huiyin.

— ¿Por qué demonios tuviste que traer ese dinero hasta aquí?

— No podía tenerlo en mi casa, mi mamá siempre está revisando todo. Tampoco encontré otro lugar.

Taeyong intentó sacarle información a Huiyin para que de esta forma tuviera cero sospechas. — ¿Qué tiene de importante este lugar?

Huiyin frunció el entrecejo mirándolo con cierta rabia. — ¿Te haces el tonto o qué? ¿Se te olvidó que aquí encontraron el cuerpo de mi hermano? Fue la primera cosa que me dijiste cuando nos conocimos.

Taeyong soltó una risa tontamente. — Ups, es cierto. Suelo olvidar muchas cosas. — Pero era totalmente falso, Taeyong se acordaba del más mínimo detalle ante cualquier situación.

Huiyin pudo escuchar el sonido del viento golpear con el agua del lago. La luz de la luna brillaba y se reflejaba ante sus aguas. Parecía un lugar tan tranquilo, que ni siquiera alguien podría imaginar que allí encontraron un cadáver. Y ese cadáver era el de su hermano.

— Bien, ya estamos aquí. ¿Y ahora? — Insistió Taeyong. — Será mejor que esto no sea una de tus malditas trampas, Meng.

Huiyin rodó los ojos, caminando hacia la roca más grande y la que estaba más cerca del lago. No era muy pesada, sin embargo necesitó ayuda de Taeyong para hacerla a un lado. Allí había una especie de hueco, que había sido excavado y tapado nuevamente. Huiyin se agachó hasta que sus manos tocaron la tierra fría y empezó a excavar, llenando sus manos y uñas de tierra. No fue necesario tanto esfuerzo cuando sus manos se encontraron con el plástico que envolvía la caja con el dinero dentro. Sacudió todo rastro de suciedad y se lo extendió a Taeyong. Entonces las dos cosas por las cuales Huiyin había arruinado su vida estaban frente a ella.

— Espero que con esto, Jaehyun no me mate.

Taeyong estaba viendo la caja cautelosamente. Se dispuso a abrirla, sacando el rollo de dinero. Era una cantidad enorme, Huiyin se preguntaba que quería hacer Taeyong con todo ese dinero, pero no sé lo preguntaría, primero porque no era su asunto y segundo porque Taeyong no le diría.

— Jaehyun nunca te va a matar, Meng. — Taeyong guardó la caja en la mochila negra que traía colgando en sus hombros. — Te he hecho creer que sí solo para que me dieras el dinero. Lo cierto es que, conozco tanto a Jaehyun, que sospecho que le caes bien.

Huiyin sacudió sus manos llenas de tierra con su pantalón negro y se levantó del suelo.  Le dio una mirada a su alrededor, no sentía absolutamente nada. Sus pies estaban tocando el mismo lugar donde hace unos días estuvo el cuerpo de su hermano, pero por una razón, ella no sentía nada.

— Lo vi venir. — Respondió. — Siempre serás un imbécil, al menos esto me deja de experiencia en no confiar en nadie, y mucho menos personas como tú, ¿Verdad?

— Querrás decir, personas como nosotros. Personas como tú y yo.

the blue scorpion ── jaehyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora