Tan solo habían pasado 24 horas.
Meng Huiyin lo sintió como una eternidad. Su cabeza estaba apoyada en su brazo, ella solo podía mirar al techo. No escuchaba ningún tipo de ruido, ni alguna señal de que alguien estuviera rondando en aquel edificio abandonado. Lo único que la acompañaba en ese instante, era su reloj de mano que lentamente le indicaba las horas, y el olor masculino de un suéter negro que Haechan le había dado, pero que Huiyin no sabía con exactitud de quien era. Podría ser de Taeyong, o de Johnny, o quizás de Mark, tal vez de Yuta, Doyoung o incluso del mismo Haechan, sin embargo en el fondo, Meng Huiyin esperaba que aquel suéter fuera de Jaehyun.
Su mente estaba en blanco. Podía sentir el frío chocar contra su rostro, congelar sus extremidades y agrietar sus labios en lo que parecía ser una sala de reuniones, había una mesa, un juego de cartas encima de dicha mesa, dos sofás, algunas cuantas sillas y un televisión enorme con sonido. Pero ella estaba sola, y en el fondo, no quería sentirse así. Por primera vez después de mucho tiempo, a Huiyin le inquietaba la soledad.
En uno de esos sofás, Huiyin permanecía acostada boca arriba, su cabello mojado, que había lavado hace unos treinta minutos, goteaba el suelo y le hacía sentir más frío de lo normal. Su mente estaba en blanco, trataba de pensar en algo, pero nada venía a su mente. Su mente estaba vacía, y no sabía si eso era bueno o malo.
Soltó un suspiro al mismo tiempo que la puerta se abría lenta y cuidadosamente. Como si alguien curioso quisiera ver y comprobar si ella estaba dormida o no. Huiyin ni siquiera se tomó la tarea de voltear a mirar, al contrario, cerró sus ojos. Pero no era necesario dar una ojeada a la puerta, porque aquellos pasos pesados y largos solo podían pertenecerle a Jeong Jaehyun y por alguna razón, su corazón golpeó contra su pecho con rudeza.
Jaehyun entró, quitándose su chaqueta. Había tomado una ducha hace rato, se veía fresco. Llevaba una camiseta color azul pastel y unos pantalones deportivos grises. No vestía ninguna prenda negra, y eso era algo muy raro en él.
Jaehyun se había molestado y tomado la tarea de ordenar comida para Huiyin. Entendía que ella no podía hacer nada, así que era el mínimo esfuerzo que podía hacer. Dejó la bolsa de comida en la mesa, volteó a ver a Meng, ella tenía sus ojos cerrados, pero él sabía que ella no estaba durmiendo.
— Te he traído comida. — Pronunció en voz baja. Su voz salió más ronca y gruesa de lo que él hubiese querido. Ambos estaban cansados, y eso se notaba.
Huiyin abrió uno de sus ojos para percatarse que Jaehyun estaba justo en frente de ella, mirándola atentamente. Lo analizó con cuidado, llevaba una camiseta y unos pantalones grises. Sus brazos estaban descubiertos, ella siempre lo había visto con chaquetas, esta vez, Jaehyun mostraba sus brazos y salían a relucir sus tatuajes. No sabía que Jaehyun tenía tatuajes y para el colmo, le quedaban extremadamente bien. Su brazo derecho estaba casi lleno de tatuajes, pero el tatuaje que más llamó su atención fue uno que estaba en su antebrazo, era un escorpión color azul. Huiyin solo le echó un vistazo a Jaehyun antes de percatarse que lo estaba viendo mucho y él se podría dar cuenta.
Jaehyun rodó una silla, quedando justo a un lado de ella en el sofá, a la altura de su cabeza.
Ella volvió a cerrar los ojos, y dejó reposar una de sus manos en su abdomen, mientras la otra, seguía apoyada detrás de su cabeza. — No quiero nada que venga de ti. — Respondió por lo bajo.
Jaehyun soltó un suspiro largo. — Eso ya no es mi problema. — Contestó de vuelta. Dejó reposar su espalda en la silla, cruzando los brazos sobre su pecho.
— ¿Crees que es un problema para mí? — Huiyin esta vez abrió los ojos por completo. Volteó su cabeza a un lado para mirar fijamente a Jaehyun. Nunca lo había visto así, parecía un chico normal. También notó que Jaehyun ya no llevaba su brazo vendado.— ¿Qué haces aquí?
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the blue scorpion ── jaehyun
Fanfiction𝐄𝐋 𝐄𝐒𝐂𝐎𝐑𝐏𝐈𝐎𝐍 𝐀𝐙𝐔𝐋 ────ㅤ❪ 푸른 전갈 ❫ 𝗖𝗨𝗔𝗡𝗗𝗢 el hombre más peligroso de la ciudad se entromete en la vida de 𝗛𝘂𝗶𝘆𝗶𝗻, no le quedará otra opción que adaptarse a las circunstancias para poder sobrevivir. Una carrera de la que nin...