Back Home // Eddie Munson

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Los primeros rayos de sol molestaron directamente a los jóvenes que habían dormido bajo aquella ventana.

La camiseta que Liah portaba se había subido dejando ver la piel de su estómago. Eddie acarició esta y se quedó observando el espectáculo que tenía frente a sus ojos.
Tenía a Merliah Henderson con la camiseta del HellFire dormida entre sus brazos y aquello era como estar en el jodido cielo.

Merliah abrió los ojos encontrándose directamente con los orbes castaños observándole y sonrió a pesar de la situación estaba bien, tanto como para no querer salir de ese rincón nunca.

– Buenos días. —Habló él.

– No se duerme tan mal en el suelo. —Liah estiró la mano y colocó un mechón de cabello tras la oreja de Eddie.— Pero ahora tengo hambre y apenas dejamos comida.

– Después de la acción siempre tengo mucha hambre.

De manera sincronizada, ambos comenzaron a reírse y los primeros minutos de aquella mañana juntos fueron dedicados a una sesión de risas y besos.

Sin que ninguno de los dos se lo esperase, el estómago de Eddie comenzó a hacer ruidos y como si fuese una invocación, el de Liah le siguió.

Eddie escondió su cabeza en el hueco del cuello de ella dejando un par de besos en el lugar ganándose un par de suspiros por parte de la contraria.

– Puedo entrar en casa de Rick y buscar algo.

– No voy a dejar que lo vayas sola.

– Oh Eddie, a mi no me están buscando.

Levantó su cabeza de aquel remanso de paz donde la había escondido y comenzó a dejar un camino de besos desde ahí hasta llegar a los labios femeninos aunque se quedó a escasos centímetros de estos, creando de nuevo un roce sutil.

– Probemos el Walkie y si de aquí a dentro de media hora nadie da señales de vida, vamos juntos.

Liah asintió mientras Eddie se ponía de pie e iba hacia aquel aparato. Los ojos de ella recorrieron el cuerpo del muchacho el cual simplemente era cubierto por la tela de su ropa interior.

Se dejó caer hacia atrás mientras el castaño se sentaba a su lado sin tardar a volver a tumbarse y acurrucarse con ella entre sus brazos.

Después de intentar contactar con el grupo por cualquier medio posible, nadie contestó por lo que ambos jóvenes se vistieron de manera apresurada y desordenada y con cautela y sigilo, se adentraron en la vivienda del dueño del cobertizo.

Liah no paró de probar con el Walkie sentada en la encimera de la cocina mientras Eddie buscaba lo que sería su primera comida del día.

– ¿Dustin? —Volvió a hablar Liah intentando invocar a sus amigos.— ¿Summer? ¿Steve? ¡Joder podríais contestar cojones!

Eddie apretó suavemente el muslo de la rubia para que esta calmase su tono.

Siguió probando un par de veces más hasta que por fin, alguien habló.

– Hola, soy Nancy.

– Dios Nance bien por fin.

– Wheeler, vamos a necesitar una entrega de comida muy pronto,  —Habló Eddie.— a no ser que queráis que salga al exterior.

– Ya le he dicho que puedo ir yo a buscar algo pero se niega.

Nancy repitió varias veces que no antes de seguir

– Quedaros donde estáis, y nosotros iremos en cuanto podamos.

– ¿Podríais pillarme unas birras? Sé que es una estupidez beber ahora, pero...una birra fría me calmaría los nervios.