" Los niños son un regalo de Dios."
Me desplace por el cielo, completamente ajeno a todo lo que me rodeaba. Permití que mis extremidades se relajen mientras el poderoso par de alas a mis espaldas azotaba el viento y nos impulsaba.
Fue entonces cuando paso.
Un portal se abrió frente a mis narices, sacándome posiblemente el segundo susto más grande del día después de encontrarme con mí ex maestra.
─ ¡No, no, no! ─ Trate de frenar, pero debido a la distancia no pude conseguirlo a tiempo.
El impacto era inevitable.
Cerré los ojos con fuerza esperando lo peor. Pero en vez de sentir un destructivo golpe contra el rostro, mis pies se arrastraron por el suelo en un perfecto aterrizaje. Provocando que en menos de dos segundos abra los ojos presa de la confusión.
─ ¿Eh? ─. Sin comprender que había sucedido, toque mí rostro y cuerpo para asegurarme que todo estaba en su lugar. Luego de confirmarlo mire a mí alrededor.
' Oh '
Para mayor asombro, ya me encontraba en el oráculo celestial; el décimo cielo y mas famoso del mundo intangible
Una risa detrás mío me arrastró fuera de mis pensamientos, de forma inmediata reconoci quién era el dueño del portal que me trajo hasta el oráculo.
─ Felipe. ─ Llame a mí viejo amigo con una sonrisa en el rostro, el correspondió el gesto y cerro el portal con un simple, pero elegante, movimiento de mano. Guiando su aureola al lugar correspondiente sobre la cabeza una vez más.
' Me había ahorrado minutos de viaje '
Mire a mí alrededor con más detalle, notando como apesar de la hora todos seguían afuera.
¿De que me había perdido?
Antes de poder formular la pregunta, mí amigo empezó el interrogatorio, con menos intensidad que la maestra Carmen, pero a fin de cuentas seguía siendo un interrogatorio.
─ Hasta que llegas ─ Se cruzó de brazos y luego de mirarme de pies a cabeza pregunto. ─ ¿Por qué llegaste tan tarde?¿Donde estabas?
' Veamos... '
Podría contarle el sueño que tuve está mañana, el mal presentimiento que no abandona mí nuca o el encuentro con la maestra Carmen. Pero preferí callar y le respondí con desinterés.
─ Me distraje unas cuantas veces mientras venía.
─ Oh, vaya que novedad.
No parecía querer presionarme para saber con qué me distraje exactamente, con verme en una sola pieza le bastaba, aún así deformo su rostro en una mueva incrédula.
─ ¿Y por que no utilizaste tu portal en vez de volar? ─. Oh, en nombre de...
Si tan solo no estuviera frente a él me hubiera golpeado el rostro.
¿Como no se me había ocurrido antes?
Frote mí rostro con ambas manos sintiéndome frustrado. Realmente no tenía la mas remota idea de lo que me sucedía el día de hoy.
─ Yo... Ah, simplemente no se me ocurrió.
Felipe alzó una ceja, parte entretenido y parte preocupado por mí. Al final no dió vueltas en el tema y suspiro.
─ Eres un caso perdido. ─ Comento palmeando mí espalda para darme ánimos. Fue entonces cuando nuestras miradas chocaron y jadeo indignado. Posiblemente había notado que estaba por soltar alguna frase dramática, o como le gusta decirle él; estar por comenzar una de mis escenitas. ─ Ya, ya, ya. Estás aquí, ya pasó.
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Traición celestial
Science FictionJuan Pablo Levy es un ángel Serafín como los demás, un día le es otorgada una misión para su futuro. Su popularidad crece al pasar el tiempo, haciendo amigos y visitando lugares, un día toda su felicidad fue destruida al ocurrir un accidente que man...