"Hoy eres pequeño, mañana serás grande."
Salió de su escritorio y se lanzó para darme un abrazo. Devolví el gesto con alegría y la apreté entre mis brazos lo más que pude.
Su cantarina risa invadió mis oídos mientras el alivio recorría mí cuerpo al saber que estaba tan feliz de verme como yo a ella. A pesar de que nos vemos cada semana.
Tomamos un poco de distancia al separarnos del abrazo, pero sus pequeñas manos se fijaron en mis hombros.
Sonrió de forma brillante, con esa sonrisa que podía competir con el brillo de las estrellas. ─ Juan, que bueno que viniste.
─ Hola Miriam ¿cómo van las cosas? ─ Pregunté por hábito, Mariam miro hacia arriba y hablo con una admiración tal que parecía estar rezando.
─ Bueno, todo esta bien gracias a Dios. ─ Regreso su mirada hacia mí, con unos ojos que destellan emoción. ─ ¿Tú cómo has estado? Escuché que te asignaron unos gemelos del futuro.
' Como corren las noticias. '
Se suele criticar el mal hábito de los seres humanos de expandir noticias ajenas por diversión, pero ciertamente los ángeles no nos quedamos atrás en cuanto ' chisme ' y rumores se trataba. La leve diferencia se encontraba en que los humanos suelen hablar sin saber y con intenciones maliciosas.
Los ángeles solo repiten tal cual los hechos sin meter su opinión personal en el medio o sacar de contexto los sucesos.
─ Muchos me han felicitado. ─ Agregue rápidamente. ─ Principalmente mis compañeros.
Como si fuera entendible, Mariam asintió con aires sabios.
─ Es raro ver a un Serafín con el deber de proteger a gemelos, así que es entendible. ─ Le di la razón con un breve asentimiento de cabeza. Fue entonces que ella cambió el tema de conversación.─ ¿vienes a verla?
Sonreí débilmente, era obvio que así era.
─ Si, sabes que vengo cada semana...
Miriam miro el reloj ubicado en su escritorio y exclamo con pena.
─ Ella ahorita debe estar en clase. ─ A pesar de que suene apenada, no tardó en sonreír como siempre lo hace.─ Peeeeero, la profesora Marta te adora. Así que ve
Se lo agradecí con una pequeña reverencia, más que adorarme la profesora Marta se había acostumbrado a mí insistente presencia en las instalaciones.
─ Ahorita quiero llevarla a dar un paseo por la tierra. ─ Dije y ella me interceptó.
─ No te olvides de pedir el permiso.
Como un niño regaño asentí.
─ Lo se.
Pero como si quisiera estar segura, volvió a gritarme que pida el permiso mientras yo me adentraba entre los pasillos de abedul. Con el pensamiento de encontrar a la guardiana por la cual vine.
*****
En esta institución habían jardines internos para los futuros guardianes, grandes y pequeños. Todos conviven entre sí sin importar la edad que tengan. Suelen reunirse en los jardines de rosas blancas y amarillas, confinados con los hermosos lirios que volvían cada parte del jardín admirable.
Era agradable a la vista.
Habían muchas ventanas al exterior que iluminaban las salas con la luz solar, dando lugar a una gran iluminación que permitía que los mosaicos de Santos o figuras bíblicas resalten.
ESTÁS LEYENDO
Traición celestial
Science FictionJuan Pablo Levy es un ángel Serafín como los demás, un día le es otorgada una misión para su futuro. Su popularidad crece al pasar el tiempo, haciendo amigos y visitando lugares, un día toda su felicidad fue destruida al ocurrir un accidente que man...