"Ya casi se acerca."
Habían pasado alrededor de tres meses desde que fui a la tierra con Ari.Al levantarme realice la oración matutina, desayuné y regué el jardín. Mi rutina de todos los días se volvía cada vez más pesada a medida que el mes de agosto llegaba a su fin. Puede que todo sea fruto del pesado trabajo al cual soy sometido por mi nuevo puesto, o que lentamente me estoy alejando de personas cercanas como Felipe.
' Casi no lo veo '
Mi boca fue invadida por una sensación amarga que no me permitió tragar tranquilo. Sabía que no lo estaba haciendo apropósito, pero seguía sintiéndome culpable al respecto.
No quiero que la persona que me ha apoyado y acompañado en todos estos años piense que lo estoy dejando de lado
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Cuando ingresé en las instalaciones del oráculo me incline levemente, saludando a unos cuantos tronos y potestades que no tardaron en regresarme el saludo al reconocerme.
Había sido difícil, pero finalmente me había acostumbrado a mi nuevo ambiente laboral. Lo que alguna vez fue un suplicio debido a que en este lugar se resalta el compañerismo por sobre las demás cosas termino siendo algo agradable y fácil de llevar.
Cuando mencionaron en un principio sobre el trabajo en equipo me hizo pensar que trabajaríamos en grupos de siete ángeles como solía hacer, pero para mi sorpresa no fue así.
Aquí, trabajar en equipo es trabajar de a dos. Y como si los cielos se alinearán mi compañero resultó ser nada más y nada menos que Julián, quién posiblemente estaba tan confundido como yo ante la lógica de poner a dos novatos trabajando juntos, pero poco nos pudimos quejar y empezamos a trabajar.
Para nuestra sorpresa, no nos llevamos tan mal como esperábamos. Incluso podría decir que el trabajo se volvió divertido, a pesar de que todas las mañanas al ingresar a la sala que nos correspondía había una montaña de papeleo que me hacía llorar.
Al ingresar tome algunas láminas de papel que estaban acumuladas y las dejé en mi escritorio para después tomar asiento.
─ Hoy también será pesado... ─ dije con un tono de voz lo suficientemente fuerte como para llamar la atención de Julián.
El ángel, sentando en su escritorio y perdido en mil pensamientos pegó un brinco al notar mi presencia.
─ Juan. ─ Su mano se dirigió al pecho, como si casi le hubiera dado un infarto. ─ no te vi entrar.
Me encogí de hombros.
─ Soy bastante silencioso cuando me lo propongo. ─. En respuesta él soltó una baja risa.
─ Hoy nos toco el papeleo grande ¿Estas listo? ─. A pesar de que actuaba como todos los días, note como en su atractivo rostro resaltaban unas ojeras.
Eran leves, podría decir que la única razón por la cual me di cuenta es que tengo el mal habito de detallar los rostros ajenos.
─ ¿Estas bien? Te ves... cansado.
Como si supiera que mis palabras se debían a sus ojeras las tocó de forma inconsciente.
─ Oh, si. Esto... ─ suspiro. ─ Solo es difícil cuidar a mi esposa. ─ La imagen de su encantadora mujer junto a palabra " embarazo " brillaron en mi mente.
Había escuchado de eso antes.
Los antojos y cambios de humor que toda mujer sufre cuando está gestando me hizo entender rápidamente el porque Julián decía que era difícil cuidarla. Si de por si su mujer la estaba pasando mal debido a los cambios que sufría en el cuerpo, no quiero ni imaginar cómo la pasa un hombre que desconoce de cómo se siente eso y debe batallar para hacerla sentir bien.
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Traición celestial
Science FictionJuan Pablo Levy es un ángel Serafín como los demás, un día le es otorgada una misión para su futuro. Su popularidad crece al pasar el tiempo, haciendo amigos y visitando lugares, un día toda su felicidad fue destruida al ocurrir un accidente que man...