"Se responsable de las consecuencias de tus actos."
Las miradas del público perforaban mi cuerpo. Su atención estaba tan fija en cada acción que yo realizará que podía jurar que estaban listos para juzgar hasta un suspiro. Hermoso sería poder mínimo hacerlo, pero bajo la presión de los ángeles y los hechos acontecidos; respirar parecía ser un privilegio.
Mi pecho subía y bajaba de forma exagerada, quería detenerlo, incluso si el aire que entraba en mis pulmones no era suficiente, el miedo a seguir siendo juzgado superaba la necesidad de respirar.
Admire en silencio mis pies, centrándome en un punto fijo para evadir los mareos hasta que una voz nueva resonó por cada rincón de la sala.
Era una voz firme, pero suave.
' Felipe '
Mis ojos se ampliaron como dos pelotas al ver a mi amigo acercarse hasta el juez, otorgarle una suave reverencia para luego pararse a mi lado.
En vez de tranquilidad, su presencia me provocaba ansiedad.
' ¿También dirás cosas crueles sobre mi? ¿Me darás la espalda como ellas? '
Ahogue la risa amarga que amenazaba a salir de mi garganta al recordar que momentos antes, mientras era arrastrado por los tronos; el ya me había dado la espalda.
Pero contrario a lo que creía, su rostro con rasgos en perfecta armonía no demostraron el frialdad o miedo que note en Nohemí, Miriam y Carmen. En lugar de ojos fríos y cargados de pesar, su mirada brillaba con seguridad.
Su palma palmeó brevemente mi cabeza, un gesto que en estos momentos parecía serlo todo.
— Felipe... — Ni siquiera pude reconocer la voz rota que surgió de entre mis labios. El rostro de mi amigo se desfiguro brevemente al oírlo, pero se mantuvo firme.
Me hizo una breve seña para que guarde silencio. Tomo aire y suspiro profundamente, preparándose para alzar la mirada y encarar al juez.
— Su señoría. — Comenzó con suavidad. Cubriendo mi figura con su cuerpo. — Reconozco plenamente su sabiduría a la hora de tomar decisiones en los juicios que usted a liderado hasta al fecha. — Caleb asintió brevemente, otorgándole la razón a Felipe. — Pero me atrevo a objetar en este caso. — Agrego — Juan es un amigo de años y puedo jurar con los ojos cerrados que sería incapaz de hacer algo así.
Como si la palabra " Objetar " prendiera un interruptor interno en el juez, su impasible expresión se tornó tensa, Incluso diría que demostraba matices de disgusto.
— ¿Objetar? — Cuestionó. — Peretz, espero que sea consiente de lo que está diciendo. — Con un breve movimiento de mano señaló a las tres mujeres que hablaron en mi contra. — Su testimonio estaría contradiciendo a tres a la vez.
Felipe asintió, con una fina capa de sudor cubriendo su frente. Parecía que a pesar del pánico, el disgusto y decepción que sentía hacia Nohemí, Miriam y Carmen seguía latiendo fuertemente, al punto en que ni siquiera les dirigió una mirada.
— Su señoría, espero que usted también sea consciente que para validar un testimonio en la sagrada corte se requiere más que simples palabras. — Acto seguido señaló a Miriam. — Si en el caso de que debo tener pruebas físicas para demostrar la veracidad de mis palabras, significa que ellas también deben demostrar pruebas sólidas de lo que dicen. De otra forma el peso de sus testimonios es tan insignificante como el mío y no aportan nada a la supuesta culpabilidad de Juan.
Un ángel del jurado se levantó abruptamente, con el rostro rojo de la indignación y un tono lleno de basura.
— ¡Insolente!
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Traición celestial
Fiksi IlmiahJuan Pablo Levy es un ángel Serafín como los demás, un día le es otorgada una misión para su futuro. Su popularidad crece al pasar el tiempo, haciendo amigos y visitando lugares, un día toda su felicidad fue destruida al ocurrir un accidente que man...