Capítulo 11 - Traición Y Juicio Final

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"Hasta los que son tus amigos te pueden dar la espalda."

El día del juicio llegó como se esperaba.

No fui capaz de pegar el ojo en toda la noche. Con tan solo tener la oscuridad ante mí los cuerpos de Julián y su esposa aparecían. El recuerdo nítido de la sangre y su aroma me provocaba arcadas, lo que llamo la atención de ciertos guardias que terminaban acercándose para decirme que guarde silencio.

Me trague las ganas de vomitar.

' No todo está perdido '

Ya había hablado con mi abogado respecto al caso. Ver su figura ingresar en la celda alivio las preocupaciones y el temblor en mis manos se detuvo. No tarde en explicarle lo qué pasó en ese día, todo lo que vi y lo que me sigue persiguiendo. Era difícil entrar en detalles, pero hice mí mejor esfuerzo y me trague las ganas de vomitar para seguir con el relato.

Espere muchas respuestas de él, pero jamás esa en especial.

— ¿Tes...tigos? — Cuestione frunciendo el ceño confundido. Los únicos posibles testigos de la escena me podrían acusar de mil cosas menos de ser inocente.

Me aseguro que lo tenía todo resuelto y que no debía de que preocuparme. Viendo su sincera expresión confíe en él, pero aún así le pregunté si los ángeles de la verdad absoluta asistieran al juicio.

Estos son nada más y nada menos que el ángel Caliel y el arcángel Zadquiel. Grandes representaciones de la verdad en la biblia y en la religión. La esperanzas de verlos estando yo completamente seguro de mí inocencia era bastante.

Al final el abogado me dijo que averiguaría sobre la asistencia de los ángeles.

' Desde entonces no hablé más con él. '

O por lo me lo menos hasta hoy.

****

Había llegado el momento.

Las salas de los juicios son grandes y altas, hecha con pilares de piedra blanca con detalles que simbolizan el cielo y la justicia divina. Añadiendo que alguna que otra imagen de cuando Dios desterró a lucifer.

' Era una vista maravillosa '

Los tronos me llevaron a la sala donde se realizaría el juicio. Fui vestido con una túnica blanca manga larga para la ocasión e ingrese siendo escoltado de cerca.

Miré a mi alrededor, había muchos ángeles observándome con diversos brillos en sus ojos. Desde la mas cruel frialdad hasta el más fuerte desprecio. Escapando de aquellas miradas termine encontrándome con algunos ángeles que conocía, entre ellos mis compañeros serafines y los de la institución de la guarda.

Por una extraña razón, su presencia me ponía nervioso.

Subí a un pequeño auditorio para que pudiera ser observar bien por todos. La pena consume mí cuerpo. Me gustaba la idea de ir a un juicio desde niño, pero uno en donde yo no sea el enjuiciado sería ideal.

Suspiré y agache mi cabeza notando que mi abogado estaba a mi lado. Lo miré y noté una fina capa de sudor cubriendo su rostro.

Estaba agobiado de pies a cabeza.

— ¿Que sucede? — Susurré llamando su atención. Él imito mí acción y hablo en un tono ridículamente bajo para que solo yo lo escuché.

— Lo siento Juan... Me denegaron enviar una solicitud a los ángeles de la verdad. — Sentí la sangre ser drenada de mí rostro, ahora entiendo el por qué de su mal aspecto.— Enserio no se qué pasó, el juez lo ordenó así.

Traición celestialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora