"El infierno es el castigo de los pecadores."
Abro los ojos con lentitud, apreciando con cuidado el intenso carmesí frente a mi, plegado por los extensos cielos sobre mi cabeza y dándome una escalofriante sensación de Deja vu.
' El cielo... '
Era difícil de asimilar la similitud de este cielo con el de mi sueños.
Gruñí a lo bajo, seguía desorientado. Al punto de no querer moverme pero viéndome obligado a hacerlo en cuanto recordé muchas cosas.
Lanzas, portales...
El dolor que había recorrido mi cuerpo minutos antes no se sentía más, permitiéndome así poder moverme con comodidad y sentarme.
— Las heridas... — Murmuré aturdido al notar que estaba limpio de ellas.
— ¡Hey! ¿No es la vida horrible y frustrante... ?
Me levanté de golpe, podría decir que prácticamente salte en cuanto una nueva voz me tomo por sorpresa. Gire sobre mi cuerpo, pero solo me encontré con un sin fin de árboles que anteriormente no había notado.
El pasto a mis pies de meció con una suave brisa y frunzo el ceño ante el extraño contraste bordo de los árboles, el pasto y el cielo mismo.
— Estoy aquí. — Vuelve a hablar la voz, tan cerca que no fue necesario pensar que me equivoqué cuando gire y encontré uno de esos extraños árboles.
¿Lo que tienen tallado... Son rostros?
Siento las rodillas debilitarse ante la vista, el terror me consume pero me quedo estático en el lugar.
— ¡Ya me encontraste! Wow, si que eres lento chico. — Bromeó mientras el rostro que lucía triste cambiaba lentamente, con un sutil crujir de la madera hasta que la expresión facial fuera totalmente alegre.
Me atrevo a preguntar
— ¿Que eres tú?
— ¿Y tú? —. la sonrisa en el árbol de marcó aún más. Como si le divirtiera la forma en la que me toma el pelo. Pero por suerte no tardó en responder a mi duda. — ¿Que más seremos? ¡Árboles del suicidio muchacho!
En cuanto note que el árbol hablaba en plural pude comprender que no solo era él. Prestando más atención a lo que me rodea admire más rostros tallados y por ende; un sin fin de árboles del suicidio.
' El bosque de los suicidios. '
— Ustedes acabaron con su propia vida.— enfatice en busca de no perder la cabeza.
— De niño fuiste el más inteligente¿No es así? — El árbol estalló en carcajadas. La boca tallada se abrió para acentuar está acción. — Este es nuestro castigo por aborrecer la vida
— Es tan horrible... — Murmuró uno.
— Tus deseos no se cumplen y el mundo te juzga con sus ojos... — Siguió otro con un suspiro de por medio.
— ¿No nos vas a juzgar? — Volvió a tomar el mando de la conversación el árbol frente a mi. — Quiero decir eres un ángel
Tome distancia por la sorpresa. Incrédulo ante el hecho de que hasta en el infierno notan que soy un ángel...
— ¿Como lo... ?
Otra carcajada.
— ¡¿Como lo sé?! Oh muchacho, no hay que ser un gran observador como para notar que el blanco de tus ropas no corresponde a este lugar.
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Traición celestial
Science FictionJuan Pablo Levy es un ángel Serafín como los demás, un día le es otorgada una misión para su futuro. Su popularidad crece al pasar el tiempo, haciendo amigos y visitando lugares, un día toda su felicidad fue destruida al ocurrir un accidente que man...