Capítulo 20.
A la mañana siguiente me desperté tras el ajetreo en los corredores, aun soñoliento y sin la más mínima gota de ánimos de querer levantarme me obligue a ponerme en pie y salir de la habitación, Dany aun dormía así que me toco ser lo más silencioso posible al bajar a la sala al primero que me encontré con una expresión afligida en su rostro fue a Toro.
-¿Qué pasa, porque el escándalo?- cuestione.
-Patrón es Cédric- a la mención del nombre se me hiso un nudo en la garganta.
-¿Qué pasa con el?- cuestione.
-Descubrió a nuestro infiltrado, lo asesino y ayer tomo un vuelo a México, a esta hora ya debe de estar aquí- informo.
-¡Mierda!- comente -Bien refuercen la seguridad de la casa y que mi esposa y mi hijo no salgan sin protección- ordene.
Toro asintió y se fue de la sala, yo salí en mi camioneta, le hice una visita a un viejo amigo, un abogado para que arreglara el asunto de mi matrimonio con Dany, yo no estaba muerto y ya que Cédric lo sabía ya no había necesidad de que siguiera siendo viuda.
Cuando regresé a casa me la encontré en la cocina preparándole algo a Esteban. Tan pronto me vio dibujo una sonrisa en sus labios y el pequeño Esteban grito alegre “papi”, para mí era simple, era la verdadera felicidad. Me acerqué y le di un beso en los labios a mi esposa mientras que Esteban hacia una cara rara no fue una reconciliación como las que acostumbrábamos, pero supe que al fin estábamos bien.
-Y bien, tendré que enviar a alguien por tus cosas cariño- comente divertido.
-Lo siento, pero regresare a mi casa, le recuerdo que sigo viuda señor fantasma- intento bromear.
Entrecerré los ojos y me di la vuelta cargando en mis brazos a Esteban -Lo siento, pero debo informarte que ya que yo nunca morí tu nunca enviudaste, legalmente sigues estando casada con el diablo y, sin poder ganarme mi amor- confese alejándome con Esteban en mis brazos.
-¡Aiden!- grito desde la cocina, venia tras mí persiguiéndome con una sartén -baja a mi hijo para poder golpearte a gusto- me grito.
-Deja me lo pienso- me hice el pensativo -Mmm… no- respondí para salir corriendo nuevamente, siendo sinceros Esteban estaba complacido siendo mi muro de defensa humano, no paraba de reír mientras que yo sentía como un sartén volaba de un lado a otro y mi vida dependía de lo rápido que corría en este momento, las sirvientas nos miraban divertidas por nuestra locura.
-Si no bajas a mi hijo te voy a asesinar Johnson- la oí gritar.
-Huy que miedo- la provoque arriba de las escaleras, deje que Esteban se fuera a jugar a su habitación y yo entre a la mía.
Tan pronto Dany entro la tome por la cintura con una mano y tome la mano con la que sostenía el sartén con la otra provocando que lo botara al suelo, la estampe contra la pared y le di un beso apasionado en los labios que termino con pequeñas secuelas por su cuello y clavícula.
-¿Me extrañaste demasiado?- pregunte.
-Tu no tienes una maldita idea- respondió.
Ambos sabíamos lo que seguía, pero tan pronto llegamos a la cama y me posicione encima de ella Esteban entro corriendo asustado, menos mal que aun teníamos la ropa puesta si no hubiese sido una escena traumatizante para él.
-¿Qué pasa amor?- le pregunto Dany.
-Hay alguien en mi habitación- respondió asustado.
Rápidamente recordé lo de esta mañana y la situación con Cédric, tome mi celular y llame a Toro.
-Toro por favor envía gente a revisar las habitaciones y que estén pendientes, hay alguien en el perímetro- le ordene.
El obedeció mi orden de inmediato y yo me dispuse a revisar desde las cámaras de seguridad, efectivamente había un cristal roto lo cual era extraño, pero no había evidencia de nada más, Dany pareció percatarse de mi preocupación y rompió el silencio.
-Nota mental, jamás dejar las puertas sin seguro Aidensito- comento sarcástica.
-No me llames así- dije haciéndome el dolido.
-Como quieras Aidensito- solo la mire mal -Yo, mejor iré por algo de tomar ¿quieres algo?- ofreció.
-Iré con tigo- dije poniéndome de pie, antes de salir tomé mi arma que estaba en la gaveta de la mesa de noche de la habitación.
-Aiden ¿te encuentras bien?- pregunto Dany a mi lado.
-Si ¿por qué?-
-Nunca llevas tu arma dentro de la casa-
Claramente no quería alarmarla -Oh descuida, solo quiero aprovechar para revisarla es todo- mentí.
-Aja- Dany parecía no creerme así que opte por revisar rápido el arma y dejarla sobre la encimera donde Esteban no pudiera alcanzarla.
Después de un rato Esteban regreso a su habitación a jugar y Toro se acercó a mí con una nota en la mano.
-Revisamos la casa, solo encontramos un cristal roto y una roca con esta nota atada-
-¿En la habitación de Esteban?-
-No, en el cuarto de baño del pasillo- informo.
Tome la nota y empecé a leerla con la mirada: *Para Aiden Johnson, que linda mentira a la que llamas familia has formado, pero te dije maldito que no estaría tranquilo hasta verte destruido, tu hijo se parece mucho a ti y tu esposa es muy bella, pero creo que empezare por el blanco más fácil y por quien más vas a sufrir; firma Cédric Brown.
Rápidamente se me hiso un nudo en la garganta y mire a Dany.
-¿Qué pasa Aiden?-
-Donde está mi hijo- fue lo único que pude pronunciar antes de recordar el cristal roto en su habitación, salí corriendo escaleras arriba y al abrir la puerta de su habitación grité su nombre, pero era muy tarde ya no estaba, en su lugar había otra nota, la tomé y solo tenía una oración: *¿Quién ríe ahora Aiden?*.
Se lo había llevado, Cédric tenia a mi hijo.