Capítulo 1.
Mi infancia, fue una mierda, mi madre fue una prostituta (no me da pena decirlo) que me abandono con mi padre para nunca saber más de ella, mi padre un narcotraficante sin escrúpulos al que lo único que le interesaba era el dinero, todo era prohibido para mí, estaba atrapado en una jaula dorada, nunca me importo el dinero, a lo mejor porque nunca me hiso falta; como todo niño solo quería ser feliz.
Mi nana era lo único real que tenía dentro de esta casa, ella y las extensas charlas que prácticamente la incitaba a tener sobre su bella hija, Daniela, ¡Daniela! ¡Daniela! Era lo único que se oía en mi cabeza, ella era todo lo que me importaba y se preguntaran ¿Cómo? Si nunca la he visto, la respuesta es simple, no necesito verla para saber lo increíble que es, y con lo que sus padres me contaban era más que suficiente para hacerme una idea clara de ella.
Los años pasaron muy a prisa para mi ver, tenía quince años cuando mi padre enfermo.
-¡Pedro!-
-Dígame joven-
-¿Cómo esta tu hija?-
-Tiene mucho interés por ella ¿verdad?-
-No me has hecho mención de ella desde que mi nana dejo de trabajar- ya ni siquiera me apenaba al preguntarle por Daniela, tanto el como yo sabíamos que mi interés por ella era enorme.
Sonrió -Ambas están bien, de hecho, anoche estábamos hablando de usted- comento.
-¿A si? Cosas buenas supongo- me sorprendí.
--Digamos que se pone algo celosa cada vez que mi esposa lo menciona-
-Pronto será su cumpleaños ¿no?- el hombre solo asintió -Bien, ve a la joyería y cómprale algo increíble lo pagare yo-
-Joven yo no…- intento reusarse, pero lo frene.
-Te lo estoy ordenando- le dije sonriendo.
-Está bien- acepto finalmente saliendo de la habitación.
Pasaron algunos meses mi padre iba de mal en peor, en su lecho de muerte me hiso prometer que siempre incluiría a Cédric en los negocios grandes, jamás lo entendí, jamás entendí por qué tanto apego a Cédric. Pedro por otra parte desconfiaba de él, y eso me bastaba a mi para desconfiar también; mi padre murió y su muerte solo me dejo problemas.
No me equivocaba, fue poco el tiempo que paso hasta que salió un negocio muy bueno, se trataba de una exportación muy grande de “mercancía” (drogas) de la cual me encargaría personalmente de supervisar, no estaría solo claro, mi socio en ese momento por más que lo odiara era Cédric y mi “brazo derecho” por así decirlo Pedro el padre de Daniela.
No habíamos recorrido mucho camino cuando paso, se escuchó el primer disparo y luego otro y otro más hasta convertirse en una orquesta de disparos y sangre, ahí fue donde mate a alguien por primera vez, cuando me di cuenta que en situaciones limites cuando tu vida peligra te segas y te conviertes en un monstruo que ara lo que sea por sobrevivir, pero ¿qué pasa cuando se te acaban las balas y el otro tiene la ventaja que pasa cuando estas acorralado a punto de morir a manos de un traidor? la respuesta es clara aceptar la muerte.
Cerré mis ojos antes de que se escuchara el disparo y un grito desgarrador de parte del único hombre en el cual confiaba que me hiso abrirlos casi de inmediato.
Frente a mí, el padre de Daniela de rodillas sangrando, un disparo había atravesado su corazón, era obvio que moriría y me atrevo a confesar que sufrí más su muerte que cuando murió mi propio padre, porque cuando murió mi padre lo vi como la muerte de un extraño, pero ahora veo morir al hombre que me ha enseñado tanto, lo veo morir lentamente entre mis brazos; a cómo puedo lo arrastro lejos del caos.
-No me diga que todo estará bien… sabemos lo que va a… pasarme- dijo con la voz forzada.
-No digas eso, no puedes morir, no tú, por favor-
-Se que… su padre estará muy orgulloso de usted al igual que yo… es un joven inteligente… sé que no caerá… en… los mismos errores de su padre- No sabía cómo reaccionar solo puedo llorar frente a él -Lo único que me duele… es dejar sin protección a mi esposa y mi hija- dijo finalmente.
-Te juro que mientras yo viva nunca les hará falta nada- mi voz se quebraba por el llanto lleno de furia e impotencia ante la situación.
Lo vi morir, sin poder hacer nada al respecto, lo vi irse. El caos termino mucho después, solo habían quedado algunos cuerpos sin vida y ni señales del traidor de Cédric, el único hombre de mi confianza que había sobrevivido al atraco había sido Toribio, él también tenía varios años de trabajar con nosotros incluso lo había bautizado bajo el nombre de Toro.
Me ayudo con el encubrimiento de todo y a llevar el cuerpo de Pedro para poder incinerarlo y enviarle sus cenizas a su familia en Colombia, de solo imaginarme la reacción de mi nana y de Daniela al enterarse de la noticia me rompía en mil pedazos el corazón, a partir de ahí estuve pendiente de ellas en todo momento, empecé a comunicarme por G-mail con mi nana ya que era una forma segura de hacerlo y aun sin conocer a Dany nos llevábamos muy bien hablando por G-mail ya que me di cuenta de prisa que se trataba de Daniela y no de mi nana con la que me comunicaba por la forma en que respondía muchas de mis preguntas.
“Jamás se va lo que se queda abrazado al alma” fue mi primer tatuajes, a un castado de mi abdomen, es un lema que un día Pedro me dijo y que estoy poniendo en práctica; ese me lo hice a los dieciséis, el segundo es un león que se extiende por mi hombro izquierdo, en representación a la vestía que aparece en cada ser humano cuando nos encontramos en situaciones limites; claramente pasaron algunos años entre cada tatuajes, años en los que mi alma se había pervertido y manchado por completo, en esos años había aprendido formas de matar que ni siquiera sabía que existían, me había acostado con tantas chicas que hasta había perdido la cuenta, ya incluso era común tener una cita diferente cada noche, había aprendido a que si no quería ser descubierto en el mundo de la mafia debía ser inteligente y no ser como los otros; tener en que respaldarme, así que me gradué en una de las mejores universidades fundando una de las empresas multimillonarias de exportaciones e importaciones más grande de todo México, me volví el multimillonario más codiciado para algunos.
Todo marchaba de maravilla para mí y, sinceramente pese que la había superado, que solo era un compromiso, pensé que nada podía afectarme ya, hasta que paso, ella volvería, Daniela volvería a México y por más extraño que fuera para mí, ella aun me afectaba, sabía muy bien que no la quería para echar un polvo sucio y rápido como de costumbre, ella era diferente, ella es diferente.