Capítulo 22.

28 3 0
                                    

Capítulo 22.

El doctor llego a la habitación e inspecciono la situación, a mí me hiso esperar fuera de la habitación por algunos minutos, la angustia me estaba matando hasta que por fin salió el doctor.

-¿Se pondrá bien verdad?- pregunte, el hombre vestido con una bata blanca me observó serio y negó.

-Por lo que observo no, la bala perforo un riñón y la pérdida de sangre ha sido demasiada y aún tengo que extraer la bala- suspiro pesadamente -tengo un quirófano y equipo esperándonos para poder extraer la bala y el órgano dañado, pero no tengo la sangre que necesita y sin ella su esposa fallecerá-

Me reí exageradamente, más por mi miedo a perderla que por gracia -Mire haga lo que tenga que hacer, pero la quiero viva, o usted se muere con ella- le advertí.

-Are lo que pueda-

-¡No me vasta, la tiene que salvar!- le exigí.

-Ya le he dicho su estado-

-Entonces empiece a trabajar- ordene, el hombre asintió y entro en la habitación junto a mi esposa, mientras yo estaba destrozado esperando a que se salvara.

La trasladamos a un hospital privado donde realizaron la cirugía y por su tipo de sangre a duras penas se pudieron conseguir un donante, yo estaba con mi hijo en sala de espera rezando al cielo para que se salvara.

Ya ha pasado un rato cuando Toro me llamo para avisar que habían acabado con el trabajo, después de eso el docto salió para darme la noticia que había encontrado más sangre del tipo de Dany y que ya estaba en camino, lo que quedaba de la noche y la madrugada se me hicieron una eternidad, después de saber que Dany estaba estable busque consuelo en mi hijo quien despertó al sentir mi presencia.

-¿Mami se pondrá bien?-

-¿Pensé que estabas dormido?-

Solo negó con la cabeza -Ese hombre me dijo cosas muy feas- confeso.

-Lo sé, pero no hagas caso de eso ¿sí?- 

-Aun no respondes-

-Tu mami se pondrá muy bien pronto, te lo prometo- le asegure.

-Ok-

-Me das un abrazo- le pedí.

-Ok- acepto -Papi te quedas conmigo hasta que me duerma, tengo miedo- me pidió.

-Tranquilo, aquí estaré, ya no hay nada que temer- le asegure recostándome a su lado en uno de los sofás.

Por la mañana dieron de alta a Dany y la trasladaron a casa, acondicionaron nuestra recamara para que ella pudiera recuperarse y le colocaron un sedante para que descansara mejor.

Durante el día quise reconocer yo mismo el cadáver de Cédric para descartar sospechas de si estaba vivo o no, efectivamente era él y estaba muerto había recibido doce disparos, una parte de mi se sintió aliviada, pero por otra parte me sentía culpable, talvez por todo lo que me había contado antes de morir, antes de que se deshicieran del cuerpo tome algunas muestras de ADN para descartar cualquier duda.

Cuando regresé a casa mi esposa había despertado de la anestesia y Esteban tomaba su desayuno, me dirigí a la habitación de Dany y entre en ella, con una sonrisa de alivio.

-¿Cómo te sientes?- pregunte.

-La pregunta es algo bruta Aiden, siento que me atropello un camión- respondió.

Su respuesta me hiso sonreír más y recordar algunas cosas de cuando nos conocimos.

-¿Cómo está mi hijo?- pregunto.

-Esta desayunando, está a salvo- le asegure.

-Gracias-

-¿Por qué?- pregunte confuso

-Por salvarnos- respondió.

Pasamos un rato en silencio, solo observándonos, no cabía duda ella era mi complemento, después de algún rato apareció quien menos esperaba, Mónica.

-¿Se puede pasar, no están haciendo nada indecente?- hablo desde el otro lado de la puerta.

-Pasa- le concedió Dany.

-¿Sigues viva?- bromee.

-Tu sigues siendo un idiota- se quejó ella.

-Bien creo que la pesadilla de Cédric al fin termino ¿no?- dijo mirándome.

-¿Qué? ¿Por qué me miran a mí?- pregunte.

-En serio, quieres que te haga una lista- ironizo 

-Bueno si, ya no hay peligro de parte de Cédric podéis dormir tranquilas que ese idiota está muerto- ironice con un acento español.

-¿En serio murió?- pregunto Dany.

-Si, en serio murió, de doce disparos para ser exactos- asegure.

Ella sonrió y me dio un caloroso abrazo desde su posición al cual correspondí.

-Saben que iré a ver a mi sobrino- comento Mónica saliendo de la habitación.

-¡No te le acerques a mi hijo víbora con patas!- grite mientras corría tras ella.

La alcance por el corredor que da a las escaleras y la detuve un momento.

-Quería darte las gracias- intente comenzar una conversación.

-Ve al punto ¿Qué quieres saber?- me corto.

-¿Cómo nos encontraste?- pregunte directamente.

-Fue fácil, cuando Toro no te encontró ni a ti ni a Dany me comunico la situación y rastree el celular de Dany- confeso.

-Pensé que yo era el único que la rastreaba- murmuré.

-No eres el único toxico- comento provocando que la mirara mal -Son bromas, te recuerdo que tú me pediste que le pusiera un localizador a su celular cuando te hiciste pasar por muerto genio- me recordó.

-Oh, si es cierto- acepte.

No hablamos mucho, de hecho, me dejo murmurando solo, estuvo con Esteban un rato y luego se marchó, de igual manera me sentía muy cansado así que preparé para dormir a Esteban en una habitación segura claro, y luego me fui a la habitación junto a Dany, no quería ni podía incomodarla así que me aseguré de cuidar su sueño desde una silla.

DEL DIARIO DE UN CABRON Donde viven las historias. Descúbrelo ahora