Capítulo 23.

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Capítulo 23.

Han pasado ya dos meses desde aquel incidente, la recuperación de Dany había sido lenta, pero por fin se estaba reintegrando a la normalidad del día a día; por otra parte, mi regreso a la vanguardia de las exportaciones no fue como un “Oh sorpresa volví, sigo vivo” más bien diría que fue complicada y llena de conflictos, si a eso le sumamos la muerte de Cédric que solo nos trajo problemas a todos, y el gobierno mexicano pisándonos los talones claro.

El hijo de perra sabía que me jodería la vida de una manera u otra y antes de morir revelo información sobre una de las siete embarcaciones que saldrían en esas fechas, por suerte el barco que descubrieron solo era un señuelo y no llevaba la gran cosa, más sin embargo las autoridades federales no me han soltado el rastro ni un solo minuto, he tenido unas cuantes semanas de locos en las que de no ser por mi hijo y Dany desearía estar tres metros bajo tierra.

Hoy de regreso a casa un auto de FBI me persiguió y tuve que hacer muchas paradas para poder perderlo y todo por que encontraron otros dos contenedores señuelos y uno aún tenía mercancía, sinceramente mi estrés me está llevando al límite, entre en la casa y subí a mi oficina lo único que quería era embriagarme un rato y no saber de nada ni de nadie, no tengo cabeza para nada en este momento.

Estaba en proceso de alcoholizarme cuando la puerta del estudio se abrió y yo con toda la furia del mundo sin saber de quien se trataba grite -¡¿QUE CARAJOS QUIERES?!- pero me detuve en seco cuando gire y vi que era mi hijo quien ahora me miraba con cara de horror -Esteban yo no…- no me dejo terminar, salió corriendo a su habitación.

Genial, este no era mi día.

Dejé mi copa a medio beber y salí en su búsqueda, pero me encontré a Dany furiosa en la puerta.

-¡¿QUE DEMONIOS OCURRE CON TIGO?!- pregunto enfadada.

-Lo ciento creí que era alguien de servicio…- claro, trate de explicarle, pero como era de costumbre no me dejo terminar.

-Te pasas de verga Aiden, que estes teniendo un mal momento no te da derecho de desquitarte con tu hijo- rugió.

-Dany yo…-

-No me interrumpas- ordeno y de inmediato calle -Me da coraje que teniendo tanto tiempo de casados tu aun no confías en mí, que siempre que pase algo con el club o con los negocios tú te lo calles y yo tenga que esperar a que salga tu cara en un puto noticiero con el titular ¿otro golpe al narco?- hiso una pausa

-Yo… lo siento, sé que muchas veces soy un imbécil, en verdad lo ciento- me disculpe.

-No es conmigo con quien te tienes que disculpar idiota, ve ahí y resuélvelo- dijo señalando la habitación de Esteban.

  Abrí la puerta de la habitación del pequeño Esteban y lo vi sobre la cama, tenía los ojos rojos e hinchados, había llorado, ha de odiarme.

-¿Puedo pasar?- pregunte en un tono de voz bajo y pacífico.

Me miro por unos segundos, pero no hubo respuesta solo me dio la espalda, tan mal me había comportado con mi propio hijo, entre de todos modos y me senté a su lado.

-¿Estas molesto conmigo?- pregunte.

El negó con la cabeza -¿Tu estas molesto conmigo?- volvió a mirarme -¿hice algo mal?- pregunto sollozando.

Le dedique una sonrisa y lo abrace por un momento -No, claro que no has hecho nada malo- confese.

-¿Estas molesto?- volvió a preguntar.

-No estoy molesto- tomé una pausa -Perdóname si, no debí haberte gritado así, pensé que eras alguien más- le aclaré. 

-¿Alguien como la policía?-  pregunto

Esa pregunta disparo todas mis alertas, Esteban estaba creciendo, era un niño muy inteligente y me guste o no presta atención a todo por más mínimo que parezca el detalle -¿Por qué crees que me vendría a buscar la policía?- pregunte.

-No sé, mami vio ayer la televisión y estaba tu cara, no oí nada, pero mami se preocupó mucho por ti- aclaro.

-Créeme no hay nada de qué preocuparse- le aseguré -Ahora por que no vamos a cenar- le ofrecí, el accedió encantado a la idea y rápidamente se secó la cara y se puso de pie.

Durante la cena, pensé muchas cosas, de hecho, soy el único que ni siquiera ha acabado su plato.

Cuando acabaron Esteban subió a su habitación, Dany atendió una llamada y yo me quede sentado en el sofá de la sala, contemplando en silencio mientras por mi mente corrían mil ideas locas, y es que, aunque no quiera que mi hijo viva en constantes peligros yo no puedo dejar esta vida porque no es como un trabajo al que simplemente puedas renunciar y ya, el beso de Dany me saco de mis pensamientos haciéndome volver de inmediato a la realidad.

-¿Qué pasa?- pregunto.

Solté un suspiro -He estado pensando muchas cosas, quiero que mi hijo este tranquilo y a salvo, pero no encuentro una solución a largo plazo- confese.

-¿Y que tienes en mente?- pregunto ella -Por que me imagino que ya tienes más de algún plan macabro- comento.

-Aún no lo termino de decidir- admito.

-Sea lo que sea, cuenta con nosotros y avísame antes de desaparecer otros cuatro años- dijo levantándose de golpe.

Sabia a lo que se refería y por que camino iba su comentario, y, no quería malos entendidos por su parte, mucho menos se me había cruzado la idea de dejarlos, no lo aria otra vez, no podría.

-Dany espera- la detuve.

-¿Dime?- dijo a secas.

-No quiero que pienses en lo que paso, yo jamás los dejaría entiendes- asegure tomándola por los hombros -prométeme que no te aras esas ideas absurdas por que ya te dije que nunca me iría de tu lado otra vez- le pedí.

-Aiden…-

-Prométemelo- exigí.

-Te lo prometo-

-Gobernemos y quememos al mundo en nuestro paso- sugerí.

-Iré contigo a donde sea- aseguro.

DEL DIARIO DE UN CABRON Donde viven las historias. Descúbrelo ahora