Adios

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El Somme, Frente Occidental-18 de Julio de 1916

“Llegamos a un lugar inhóspito, era terrorífico, peor que Verdún o cualquier otro sitio en el que hayamos estado, los cuerpo se contaban por miles, las trincheras eran precarias y se extendían a km, no había nada, un árbol o alguna posición, todo estaba bajo tierra, era increíble, entramos a la trinchera y solo veíamos hombres despechados y sin alma, incluso cada hora algunos doctores revisaban a los hombres para ver si seguían vivos o habían muerto, hasta había cuerpos contras las paredes de barro, pertenecían a jóvenes que defendieron hasta la muerte este sucio hueco, era evidente que alguno si no es que todo el grupo podría morir allí”.
Bienvenidos jóvenes cadetes, soy el Teniente Stefan, y esta es la trinchera alemana-se presentaba un oficial algo bromista, era obvio que la guerra lo saco de sus cabales.
Somos de la Compañía G-contesto Conrado.
Muy bien, tiren sus cosas donde deseen y pónganles nombre, no creo que sobrevivan mucho aquí, entonces queremos que sus cosas se las quede su familia y si no sabemos quiénes son, como se las dejaremos, gracias por su colaboración-les daba de consejo el Oficial chiflado, luego se retiro. Todos se miraron entre sí, de esta no se salvan, pensaban todos.
Esa noche, mientras la mayoría descansaba, el grupo le tocaba la ronda de guardia, hablaban, o simplemente callaban, querían estar atentos, no deseaban morir el primer día, cerca de las 4 de la mañana, una de las bengala ilumina un cuerpo, los soldados no sabían que era y se pusieron paranoicos, le quitaron el seguro a su fusil, luego oyeron ruidos entre la tierra removida por las bombas, a unos 30 metros, no había ningún otro sonido a km.
Entre la oscuridad suena un silbato y miles de soldados enemigos se levantan de entre la tierra, los cráteres y su trinchera, avanzan enloquecidos hacia ellos, entonces comienzan a llamar a las tropas y todos ocupaban puestos de defensa, comenzó la batalla, disparaban, los cuerpos caían, recargaban, volvian a disparar, mas sangre derramada, tanto enemigos como amigos, un soldado australiano lanzo una granada en la zona de Guillermo, todos se movieron excepto Conrado, su pie se atasco en un pozo, estaba a medio metro del explosivo, en ese momento grito “Nos vemos muchachos, me uniré a Alfred” y sabiendo que no se salvaría de esta, se lanza sobre la granada explotando bajo su cuerpo, tal vez lo mato al instante, pero salvo a sus amigos, su cuerpo bolo por los aires y su pie quedo separado de su cuerpo, aun en aquel pozo que lo condeno a muerte, ellos enloquecidos contra los aliados recogen sus fusiles y disparan como psicópatas, le daban a todos los enemigos posibles, los asustados los franceses huyen en retirada, eso significaba que ellos tenían que contra atacar, se colocaron en fila y salían de a montones por las escaleras, pero esto era una trampa, los franceses secretamente movilizaron ametralladoras en los cráteres, los soldados no podían regresar, sus compañeros avanzaban hacia adelante y no veían las ametralladoras, una bala le da a Johan, este muere al instante, su cuerpo cae sobre el barro. Alger y Guillermo desesperados buscan regresar a la trinchera, tuvieron la bendita suerte de llegar.
Esa noche las bajas se contaron por montones, incluyendo a Conrado y Johan. Ambos hermanos deprimidos, temían que no vivieran para mañana por lo que escribieron cartas a su familia.
“Querida mama, ya sé que hace casi un año que no me vez, te hablo para decirte que me encuentro bien, no te angusties, yo y Guillermo somos fuertes al igual que papa, saldremos bien de esto, no te preocupes, esto ya casi se acaba, para navidad estaremos comiendo un enorme pavo en la casa de la Tía Hana.
Adiós mama, te quiere Alger” escribía el joven de 19 recién cumplidos a su madre.
Guillermo escribe algo similar en su carta. Como no podía dormir decide escribir en su diario:”Diario, esta debe ser la cita mas aterradora que he expresado sobre ti, de los 5 jóvenes valientes que decidieron venir a este caos, solo quedamos yo y Alger, nuestros amigos ya murieron y no tuve la oportunidad de salvarlos (en ese momento suelta unas lagrimas de remordimiento) se suponía que yo debía salvarlos, soy el doctor, era mi responsabilidad, porque no los rescate de las manos de la muerte, porque, por que…
Solo espero que yo y mi hermano salgamos de aquí lo más pronto posible, ya es suficiente muerte, sangre y destrucción para nosotros. Tal vez esta sea la última línea que escriba. Dejare un mensaje para María, a ti, hermosa María, te dejo mis memorias de la trinchera, quiero decirte que lo único que me mantuvo a flote en este mar de agonías eres tú, luego de un día difícil, pensaba en tu sonrisa y me renovaba el espíritu, ojala pueda verte pronto, te ama mucho, Guillermo Von Kloff…”
Al día siguiente, ambos hermanos estaban comiendo, como de costumbre, les habían dado una ración de chocolate y fiambre, que se repartía a los pelotones, como su pelotón solo eran ellos 2, se lo comieron a todo y le agradecían a Dios y a sus amigos, sabían que este era un regalo suyo desde el mas allá. Por un momento en mucho tiempo estaban alegres, dejaron de pensar en la muerte, en sus amigos, en todo, solo vivieron el momento. Esa tarde, comenzó un ataque de artillería de ambos bandos, el fuego aliado caía sobre los muchachos alemanes, como la trinchera no fue fabricada para abarcar a tantos soldados, los búnkeres se copaban rápido y varios quedaban afuera, a su propia suerte. Ese día, no fue el día de los hermanos Von Kloff, ambos quedaron afuera del bunker, no sabían qué hacer, se desesperaron y comenzaron a taparse con lo que encontraban, en cuanto termino el bombardeo, lo cual era inusual porque duro poco tiempo, Alger, imprudentemente se sube a la escalera y decide sacar la cortina que cubría la pequeña ventana para dar un vistazo hacia afuera.
Que ves hermano-le pregunta Guillermo aun intentado recuperarse.
No hay nada, solo un campo de tierra destruido, tierra de nadie, quien pensaría que estamos sacrificando nuestras vidas por este monton de barro, no sé si lo vale-reflexiona Alger.
Bueno, será mejor que bajes de allí o te mataran-le ordena Guillermo.
Espera, me parece que los aliados se levantan, creo que…-en ese momento una bala ingresa en la ventanilla y le da en el cuello a Alger, este cae derribado por el impulso, Guillermo aterrorizado socorre a su hermano, en cuanto vio la herida, sabía que no existía forma alguna de salvarlo, la bala le pego cerca de la yugular, tenía unos pocos segundos de vida antes de morir desangrado aunque podía hablar.
No, Alger, tranquilo te repondrás, yo sé que si, cálmate solo calmate-decia derramando lagrimas.
Tranquilo Guillermo, se acabo, dile a mama que la amo muchísimo, por favor cásate con María, hacen una linda pareja, nos vemos hermano, fuiste mi ejemplo y estoy orgulloso de vos-le decía Alger entrecortado, tragando sangre y muriendo por dentro, derramaba algunas lagrimas, apretó muy fuerte el brazo de Guillermo, como intentado aferrarse a la vida, pero fue inútil, el muchacho murió.
Guillermo devastado se levanto furioso por todo esto, agarro su fusil se coloco al lado de la caja de munición y al ver hacia afuera observo que miles de soldados franceses intentaban asaltar la trinchera, el Teniente loco ordena la defensa de la trinchera. Guillermo motivado por la furia abre fuego con una velocidad y una precisión impecable, al cabo de unos minutos había derribado a 20 enemigos, todos fueron testigos de su hazaña, mataba y mataba, pero lo hacía en venganza por sus amigos y su hermano, que soportaron la lucha junto a él. Los aliados se retiraban y allí fue cuando el final de Guillermo se acercaba. La artillería soltó gas en la trinchera, un obús cayó cerca de Guillermo, aturdiéndolo, el inevitablemente lo inhalo, su cuerpo lo rechazaba y comenzó a toser muy dolorosamente, el gas quemaba sus pulmones, este era el final para Guillermo, se acabo y él lo sabía, con sus últimas fuerzas, subió al campo en frente de el, era tierra de nadie, se lanzo casi desganado sobre un montículo de tierra y se coloco boca arriba, observo el cielo azul, con algunas nubes blancas  y hermosas, pensó en sus amigos, en su hermano, en su madre y hasta en María, allí cerró los ojos y se desmayo por la asfixia.

Apocalipsis: El Comienzo del FinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora