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La menor de 8 años llegó corriendo a la casa. Estaba emocionada, se le notaba en su pequeño rostro. Subió a su habitación para dejar su mochila, ni siquiera se tomó la molestia de comer algo. Ella estaba que lloraba de la emoción.

— Oye, oye, tranquila — llamó su hermano tomando su pequeña cabecita plata —. Te vas a caer. Baja las escaleras con cuidado.

— ¡Estoy feliz! — exclamó — ¡Vamos a tener otro hermano!

— Céline — se puso de cuclillas frente a ella —. Nosotros no tendremos otro hermano.

Su euforia disminuyó considerablemente por el comentario de su hermano. Relajó sus tensos músculos con un suspiro. Tenía tantas ganas de enseñarle a ese pequeño ser todo lo que ella sabía y lo que estaba a punto de aprender. Así como Jonathan suele hacerlo con ella.

— La mejor amiga de mamá tendrá el hijo — siguió diciendo —. A él o ella le puedes enseñar todo lo que quieras. Puedes enseñarle tus pinturas.

— ¿Y si no le gustan? — preguntó con tristeza.

— Bueno, pues pueden buscar algo que a ambos les guste. Ejemplo: tú y yo. A ti te gusta mucho estar en la Legión, así como a mi. De esa manera, ambos pasamos tiempo juntos y con el tío Erwin.

— Sí — musitó —. Sí, tienes razón — dijo más animada — ¿Podemos ir a verlo?

— Claro que sí.

Sonrió. Tomó su mano para salir de la casa.
Veía cómo algunas chicas se fijaban en su hermano, algunas cuchicheaban entre sí, algunas otras le saludaban y de ahí no pasaba. Céline, curiosa, llevó su mirada a su hermano. Ahora comprendía porque le llovían las chicas. Pero, lo que más admiraba de él, era su respeto y confianza hacia Mike.

— ¿Cómo está Mike? — preguntó curiosa. Para ella fue una pregunta normal, pero para Jonathan fue como preguntarle acerca de su mayor tesoro, aquel que deseaba y cuidaba sobre todas las cosas. Sonrió ampliamente con una gran sonrisa en su rostro, una sonrisa que asustó a Céline — ¡¿Por qué sonríes así?!

— Preguntas por tu cuñado — respondió contento —. A mí me da gusto que te preocupes por tu cuñado.

— Es que veo que él te hace muy feliz, por eso — rió — ¿Y cómo está?

— Bastante bien — contestó sonriendo —. También ha preguntado por ti. Espera verte pronto.

— Ya casi salgo de vacaciones, iré a verlo en esos días — asintió sonriente.

Al llegar a la casa de la mujer, tocó la puerta esperando pocos segundos para ser abierta por su madre.

— Céline — mencionó Heather alegre —. Jonathan, ¿Qué hacen aquí?

— Céline quiere conocer al hijo de tu amiga — respondió el joven mirando a su hermana —. Así que decidí traerla.

— Ya veo — contestó. Se hizo a un lado para que entraran —. Está arriba, vamos.

Siguieron a la mujer rubia. En ningún momento, Jonathan soltó a su hermana.

— ¿Cómo se encuentra? — preguntó Heather entrando a la habitación. Dentro, se encontraba un hombre de gafas, barba y cabello oscuro. Céline intercambió miradas con él para después apegarse más a las piernas de su hermano.

— ¿Ella es la pequeña Céline? — preguntó, llevando su mirada a su madre. Esta asintió sonriendo —. Hola.

— Hola — saludó, con pena y suspicacia. ¿Cómo podría tenerle desconfianza a un hombre que apenas conoce?

El Aroma del Té; Levi Ackerman.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora