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Antes de separarse, miró por última vez a Jean. Este le sonrió para hacerla sentir tranquila. Ella asintió sonriendo. Dio la orden de girar hacia la derecha, de inmediato la siguieron. Levi la miró alejarse, pero también le mandó la mirada a su comandante, trayendo de nuevo a su cabeza la mirada de Erwin y su tacto. Jamás había hecho eso. ¿Qué pasaba por la mente de Smith en ese momento?

— Tenemos que estar al pendiente de que ningún Titán se acerque al bosque. Debemos impedir que vayan por Eren.

— Entendido — dijeron Siss, Ness y Armin a unísono.

En su camino, se encontraban pocos Titanes. Entre Siss y Ness se encargaban de atacarlos.

— Armin, nos toca — dijo Céline mirando al rubio. Este se puso un poco nervioso — ¿Quieres que vaya primero?

— Sí, por favor — asintió. El Titán era uno de 8 metros, un tanto torpe en su andar. La chica subió a su caballo para que, al estar cerca del gigante, presionara los pistones liberando los ganchos, estos se clavaron en los omóplatos de su objetivo.
Salió directamente a la nuca del gigante haciéndole un corte profundo. Aterrizó de puntas al suelo esperando la llegada de su caballo.

— Eso fue increíble — dijo Siss. Céline se sonrojó. Levi tenía razón, se sonrojaba a más no poder cuando alguien la halagaba. Se subió la capucha de su capa para que no la vieran sonrojada.

— ¡Del lado derecho se aproxima otro! — exclamó Ness —. Es igual que los demás. Nosotros nos encargamos.

— Está bien — dijo Céline.

El par de hombres se dirigió directamente al Titán que corría en su dirección. Céline estaba buscando por otro lado a los Titanes, pero no había alguno. Algo no anda bien.

— ¡Sargento! — exclamó Armin, la mencionada lo miró — ¡Ese Titán acaba de matar a Siss y Ness. Viene hacia acá!

— ¡¿Qué?! — mandó su mirada al gigante que se dirigía en su dirección —. Viene hacia acá... — musitó. Miró a Armin, se estaba quedando atrás — ¡Rápido!

Sólo ese grito lo hizo entrar en sí. No sabía de dónde salió ese Titán, ni porqué tenía aspecto de mujer, mucho menos cuál era su objetivo, pero de algo estaba segura, iba a proteger a Armin sobre su propia vida.
Logró alcanzarla, así que al estar a su lado, le subió la capucha llevándose una mirada confusa del rubio.

— Nos terminará alcanzando — dijo viendo al chico —. Cuando esté cerca de nosotros, saltas hacia mi caballo mientras lanzas el tuyo.

— Entendido — respondió sin dudar. Tal vez, Armin y Céline no eran tan diferentes.

La Titán logró arrebasarlos, interponiendose en su camino. Como sabía que Armin no iba a alcanzar a subir a su caballo, lo tomó con todas sus fuerzas del torso para subirlo detrás de ella.

— ¡Ve! — exclamó el rubio a su caballo, que se alejó corriendo del par.

Todo pasó en un mismo momento; el caballo de Armin murió aplastado por la Titán, ellos fueron embestidos por el pie de la gigante, Céline terminó herida tirada en el suelo y Armin tenía un momento donde miraba a los ojos de la Titán.

Después de irse, y quizá, corroborar que ese no era su objetivo, Armin corrió hacia la platinada.

— Sargento Everdeen — dijo el chico preocupado.

— El cuello — musitó la muchacha —. Me duele el cuello... — lentamente se fue arrodillando. Sólo fue una torcedura y algún raspón en su rostro.

— Creo que tengo algunas vendas — dijo el muchacho buscando entre sus bolsillos. Desenvolvió los vendajes para comenzar a cubrir el cuello de la muchacha.

El Aroma del Té; Levi Ackerman.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora