¡Muto y Sanzu están tan sorprendidos!
Viviendo pequeños y grandes momentos durante toda la travesía de conocer a una nueva personita.
¡Su bebé!
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Información de última hora, fue dado de alta al día siguiente pese a las quejas del personal médico.
El pelirosa había estado bastante delicado de salud como para sacarlo así como así del lugar pero no tuvieron más opción que tomar sus cosas e irse, presentando un par de dificultades desde el primer momento.
No necesitaron explicaciones sabiendo que querían al problematico chico fuera.
Muto al tratar de ayudar a Sanzu a cumplir con su aseo se enfrentaron al primer trauma del mágico postparto.
Ambos perdieron cualquier rastro de sueño al ver la cantidad incontrolable de sangre que comenzó a brotar del más bajito, generando una ola de pánico en la pareja. Sin posibilidad de llamar a una enfermera dado a que recibieron la orden de que no fueran atendidos por diversas razones, lo que los dejaba en una situación tensa.
— ¡Esto parece la escena de un crimen! Y eso que he visto muchas cosas feas.
— Deja de moverte tanto, vas a... Espera, no hagas esto más difícil.
— Esto es tu culpa, te juro que te mataré en cuanto no sienta tanto dolor, —se quejó apoyándose de la pared— o cuando no te necesite.
La risita cansada que salió de los labios del mayor lo enojó, por no decir que también aceleró su corazón y alojó un bonito sentimiento allí.
— Estaré aquí para ti, siempre tendrás mi mano para apoyarte.
— Se supone que tenía que morir desangrado en el parto, no ahora.
— Haruchiyo, creí que habíamos hablado de eso y superado ese tema, sabes muy bien que no me gusta que hables así.
"Tan grande y tan traumado"
Como si no fuera suficiente con tener las uñas clavadas en el brazo, el cabezazo que recibió le hizo doler la cabeza, siseando por el dolor y quedándose callado un buen rato mientras su novio seguía peleando, se había mordido la lengua y por la falta de sueño Muto no tenía ánimo para muchas cosas.
Los días posteriores no fueron muy diferentes, más de una vez ambos perdieron los estribos por razones muy diferentes, teniendo discusiones que variaban entre pasivo-agresivas o regaños con finales dudosos.
El desenlace favorito de Sanzu ocurrió el día que se le cayó la gelatina sobre la alfombra blanca mientras se quejaba del inmenso dolor en su pecho mientras el pequeño Oyuki comía, instó a Muto a discutir porque le gustaba verlo enojado y nunca esperó ser callado con un beso y lo que parecía ser restos de una galleta.
