Mientras acordaban detalles de vital importancia para su todavía no relación salieron a caminar por el parque.
No había prisa, Muto no trabajaría ese día y Sanzu... Haría cosas que el nuevo Sanzu hace.
Todo iba bien, estaban discutiendo suavemente sobre cómo se repartirían algunos espacios en la casa y las actividades que estarían pendientes hasta que pasó lo inevitable.
Los olores golpeando la nariz del pelirosa.
Él espero en silencio a que le dieran náuseas, como el día que visitó a su hermano. Esperó a marearse, vomitar (y si tiene suerte) desplomarse en los brazos de su fornido acompañante.
Y para su mala suerte, nada de eso pasó, todo su temor se volteó cuando una nueva sensación surgió desde el fondo de su alma.
Quería comer, necesitaba comer.
No comer cualquier cosa, como sushi o sopa de algas.
Él quería helado de naranja con Cheetos y chocolate.
Suponía que el helado se debía al calor del verano, las naranjas al pequeño local que vendía jugos de naranja, el chocolate y los Cheetos... Pedido especial del feto.
Ya tenía 6 semanas, 6 semanas en las que se dedicó a ignorar sus necesidades y las de su fetito hasta que no pudo más, su propia obsesión por la limpieza le negó más de una vez movilizarse a cumplir esos antojitos o tan siquiera pedirlos. Veía al pelinegro comiendo y sentía que su boca se hacia agua, para cuando le ofrecía de lo que comía, su primera reacción era insultarlo y reírse de sus malos gustos para después estar triste, con mucha más hambre que antes.
El mayor más de una vez intentó cumplir sus antojos y siempre resultaba en que era él, el pelinegro, quien se comía la comida, porque enfrentaban dos cosas cuando ingeria alimentos. Sanzu comía y se burlaba de él o Sanzu comía, tenía náuseas y aún cuando vomitaba se burlaba de él.Mientras paseaban, Muto se distrajo por unos segundos mirando unas plantitas, llevándose un susto tremendo cuando sintió que lo manosearon por completo hasta quitarle la cartera.
— Sanzu...
Solo le quedó suspirar y voltear para ubicar al pelirosa que se había llevado su dinero, con el paso del tiempo se había acostumbrado a esa actividad que de divertida, no tenía nada.
De igual manera sabía que solo ese chico haría eso, nadie se atrevería a tocar de ese modo a un tipo enorme con mala cara.
No fue difícil dar con su ubicación pasados unos minutos, esa belleza tan etérea que caracteriza al chico no pasa desapercibida por ningún lado, ni siquiera mientras comía la mezcla más rara que alguna vez el pelinegro se habría imaginado.
Se acercó despacio, incapaz de interrumpir la felicidad que emanaba de Haru.
Bien, si para Sanzu estaba bien comer esas cosas, Muto lo dejaría.
Quizás por comerse la torta antes del recreo las cosas se torcieron un poco pero su plan seguiría siendo el mismo después de todo lo que había logrado hablando con él hasta llegar a un acuerdo.
Y una de sus metas siempre fue tener una bonita familia, había encontrado a la persona correcta aún cuando se saliera del molde del "ideal" y eso lo hacía aún mejor.
— Muto-San, tienes que probar esto.
— ¿Esos son aceitunas?
— ¡Sí! Tienen chocolate y sal.
— Paso, disfruta ese... Delicioso antojo solo, ¿Sí? No tengo hambre.
La extraña risa del pelirosa lo hizo sonreír, las comisuras de sus labios a penas curvandose y su mirada cargada de amor mirando al desastre que tenía en frente.
Estaba convencido.
Viviría esa aventura con su lindo chico.
— Si me decías que sí igual no te hubiera dado nada, está mal mendigar comida a los demás.
Y debía tener paciencia.
— Hasta hace un rato tuve ganas de comer tierra, pero esto sabe mejor, no me gustó el sabor de la tierra.
Quizás demasiada paciencia.
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little cheesecake!
Rastgele¡Muto y Sanzu están tan sorprendidos! Viviendo pequeños y grandes momentos durante toda la travesía de conocer a una nueva personita. ¡Su bebé! 08/08/2022: 1° en #musan. 08/22/2022: 1° en #mutoxsanzu. 11/05/2022: 1° en #muchoxsanzu. 11/24/2022: 1°...