¹⁹ ⚡ Cólicos.

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¿Qué podría hacer un bebé de cinco meses sin la supervisión de mamá?

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¿Qué podría hacer un bebé de cinco meses sin la supervisión de mamá?

Sanzu quería aferrarse a la idea de que no haría mucho, quizás gatear o comer, dormir o llorar, nada más que las actividades básicas.

Parecía ser tan difícil dar con una respuesta exacta ahora que su hermoso retoño había crecido y podía hacer cosas diferentes, siendo una bolita de curiosidad y ternura que parecía ir en contra del mundo, mientras Sanzu más trataba de mantenerlo limpio y lejos de todo tipo de suciedad o peligro, el propio Oyuki iba contra la marea y se inclinaba más por ser igual de incontrolable que su papi y al mismo tiempo, tan tranquilo como su papá.

Como ahora, que permanecía entre los brazos del pelirosa luego de ser alimentado y parecía querer tomar una siesta rápida, enterrando sus cortas uñitas en la piel ajena.

Mostrándose adormilado dejó ir algunos gases, cerrando poco a poco sus ojitos celestes hasta caer dormido contra el cuello de su progenitor más joven en su primera siesta del día, ajeno a que pasó a los brazos de su papá y su mejilla fue besada.

— ¿Estarás bien quedándote solo con él? —inquirió el más bajo, arreglando con desesperación el gorrito del bebé ignorando que su novio asintió.

— Sanzu.

— Puedo llamar a Benkei y decirle que ya no puedo ir, Takeomi lo va a entender, así me quedo con ustedes.

— Sanzu.

— Nadie se va a sentir solo y todos esta...

— ¡Sanzu!

Alcanzó a reaccionar ante el llamado de atención, deteniendo el movimiento frenético de sus manos sin alejarlas del pequeño ser que hacia muecas, ambos adultos mirándose fijamente con intensa seriedad.

La "guerra de miradas" tuvo un obvio ganador para el disgusto del menor, parecía que su novio ni podía parpadear.

Nadie dijo nada por unos segundos, siendo los brazos cruzados, el puchero y el ceño fruncido de Sanzu lo que delataba cómo se sentía. 

— ¿Qué?

— Vamos a estar bien, ya me he quedado con él antes y estamos bien, —suspiró— si vas a reconciliarte con tu hermano házlo, escapar no está bien.

— Antes que me lo digas, —tomó una postura seria, intentando replicar la del pelinegro más alto, imitando su voz— los problemas se solucionan hablando, no huyendo de ellos.

Dejó toda postura exagerada de lado al sentir un beso en su frente, sonriendo con repentina timidez y un fuerte sonrojo apoderándose en sus mejillas.
Teniendo miedo de lastimar a Oyuki encontró la mejor manera de apoyarse de Muto después de posarse sobre sus pies y desde ahí, intentar besarlo, fue recompensando con un besito rápido por el molesto ruido generado por el claxon de un auto.

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